viernes, octubre 31, 2014

El riesgo de ictus o derrame “escrito” en la oreja

El riesgo de ictus, “escrito” en la oreja

Publicado por  el oct 31, 2014
La oreja es, junto con la nariz, el único órgano que crece a lo largo de toda la vida. Por ese motivo puede reflejar la existencia de una enfermedad arterioesclerótica a simple vista. Las pequeñas lesiones vasculares que origina la arteriosclerosis y la mala circulación, favorece un crecimiento desigual de la oreja y la aparición de un pliegue. Así la oreja puede ser un centinela bastante fiable de la salud cardiovascular. En concreto el pliegue podría estar avisando del riesgo de ictus o infarto.
Estas son las conclusiones de un estudio que se ha presentado en el Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares SEC 2014, que se celebra estos días en Santiagode Compostela y asegura que la presencia de un pliegue diagonal en el lóbulo de la oreja (PDL) está directamente relacionada con el riesgo de padecer ictus. Se conocía desde 1973 que era indicativo de infarto, y los estudios más recientes lo asocian también a enfermedad vascular periférica. Sin embargo, se desconocía su asociación con el ictus, explica la doctora Claudia Rodríguez-López, de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid, autora principal del trabajo.
El carácter centinela de este pliegue en el ictus  se ha deducido tras analizar a 1.000 personas que habían sido hospitalizadas por alguna causa, a las que se realizaron fotografías de ambas orejas, clasificándolas según las características del pliegue (bilateralidad, inclinación, longitud y profundidad) y posteriormente se estudió la historia clínica para relacionar a aquellos que tenían antecedente de enfermedad cardiovascular (infarto o ictus).
Oreja con pliegue que informa del riesgo cardiovascular.
Oreja con pliegue que informa del riesgo cardiovascular. Lo importante es la inclinación, de unos 45 grados. Un pliegue en diagonal, esté o no completo, debería despertar la sospecha del médico
Según el estudio, casi la mitad (48,9%) de los pacientes con antecedentes de accidente cerebrovascular presentaba este pliegue, frente al 27,8% de los que lo mostraban sin tener antecedentes de ictus. Entre los sujetos con antecedentes de infarto, un 45,8% mostraba este pliegue, y tasa que se reducía casi a la mitad -un 28,2%- en aquellos que no habían sufrido infarto”, explica el Dr. Esteban López de Sá, cardiólogo del Hospital La Paz de Madrid y uno de los autores del trabajo.
“Los trabajos previos describían este pliegue como muy fácil de ver, muy obvio. Pero no es tan obvio, hay muchos tipos de pliegues y no estaba muy claro cuál era el que señalaba el riesgo. Por eso lo hemos estudiado más en detalle”, explica la doctora Rodríguez-López.  Así han determinado que el pliegue que puede considerarse como marcador de enfermedad cardiovascular es aquél cuya inclinación tiene 45º en ambas orejas, “Da igual que se incompleto. Lo importante es la inclinación, unos 45 grados, y que esté en las dos orejas”, destaca la doctora Rodríguez-López.
La idea es que esta marca en la oreja se convierta en un factor de riesgo como puede serlo la obesidad o el perímetro de la cintura, y que el médico de cabecera lo tenga en cuenta, añade Rodríguez-López.  Lo que muestran estos resultados es que la forma del lóbulo de la oreja puede indicar al médico a simple vista que la persona podría padecer una enfermedad cardiovascular o múltiples factores de riesgo cardiovascular”, afirma el Dr. López de Sá, que aconseja que todas aquellas personas que presenten el pliegue y no hayan sido diagnosticadas de enfermedad cardiovascular acudan a su médico para un chequeo, “porque es muy probable que sean hipertensos, diabéticos o hipercolesterolémicos y, por lo tanto, necesiten tratamiento para controlar estos factores de riesgo y prevenir así complicaciones cardiacas futuras”.

jueves, octubre 30, 2014

Cómo dar una ponencia (y no morir en el intento)


Cómo dar una ponencia (y no morir en el intento)
De todas las formas de comunicación académica, ninguna reúne tantas variantes y es tan enriquecedora como presentar una ponencia. A diferencia de un artículo o un libro, que puede ser leído y releído tantas veces como uno quiere sin necesidad directa con su autor/a, una ponencia es efímera y requiere de una serie de habilidades tanto orales como escritas para asegurar su permanencia en el auditorio. Ello le imprime una dinámica particular, ya que mientras es la mecanización y reproducción del texto impreso lo que permite que un trabajo pueda llegar a un lector, una ponencia representa un vínculo directo entre autor/a y audiencia.
Respondiendo a la invitación cursada por este portal, he tratado de ordenar algunas ideas en base a mi doble experiencia como panelista y como auditorio. De modo que es un post de tips en base de las cosas que he ido aprendiendo y observando en estos años así como de mis propios errores (no pocos), y que espero pueda ser mejorado con las sugerencias de los lectores y sus propias experiencias.
Un aspecto importante a considerar es la naturaleza misma de la ponencia. Una ponencia no es un capítulo de tu tesis. Tampoco es un artículo ni mucho menos un trabajo que has presentado para tu curso, por más que el profesor te haya felicitado. Una ponencia tiene una estructura específica que está determinada por una cantidad de tiempo así como por una audiencia a la cual uno se dirigirá. Puedes utilizar cualquiera de las modalidades que hemos mencionado para elaborar una ponencia, pero recuerda que finalmente no debe ser un capítulo recortado a último momento ni un texto que necesite de otros textos (incluso si son tuyos) para ser comprendida.
Una ponencia es un texto en sí mismo, que aspira a sostenerse sola y que busca comunicar una idea central bajo la estrategia de una argumentación que se va desarrollando a través de la presentación de evidencia, la cual quedará nuevamente articulada con la idea central a través de una conclusión al final de la ponencia. Escribir y comunicar una buena ponencia requiere de trabajo y práctica, pero no es difícil. La ponencia es asimismo la forma más común de intercambio académico pues uno suele presentar más ponencias de las que publica. Y presentar una ponencia es una excelente oportunidad para comenzar a plantear ideas e hipótesis que puedan ser ajustadas con miras a un artículo, a un capítulo de un libro, a una tesis o… a otra ponencia, de modo que el ciclo continúe.
El primer paso es tener un texto estructurado. Puede parecer una obviedad pero recuerda que al tener un tiempo limitado, la estructura es clave en el éxito de tu comunicación. Una ponencia que tenga una introducción, un desarrollo y una conclusión permite al público seguir mejor tu exposición y captar la idea central. En el primer o segundo párrafo menciona tu argumento o tu idea central, y no debe pasar más de tres minutos sin que el público sepa cuál es tu idea y contribución. Debes repetir esto en la conclusión, para que el público se quede con esa idea al salir de la sala. No peques de ambicioso. Centra tu ponencia en un aspecto particular que quieras comunicar.
El promedio de tiempo es de alrededor de 15 minutos. Es tiempo suficiente si tienes una ponencia debidamente estructurada. Si te parece que es poco, en realidad no lo es. Recuerda que el público que te escucha posiblemente ha estado escuchando ponencias antes. Además, la capacidad de atención raramente suele durar más por parte de quien escucha. Así que es mejor terminar dentro del tiempo establecido a ver cómo la tarjeta de “Terminó tu tiempo” te es mostrada una y otra vez o te distraes con el fulano que ya no te sigue y ha sacado su iphone para 

Cómo dar una ponencia (y no morir en el intento)


Cómo dar una ponencia (y no morir en el intento)
De todas las formas de comunicación académica, ninguna reúne tantas variantes y es tan enriquecedora como presentar una ponencia. A diferencia de un artículo o un libro, que puede ser leído y releído tantas veces como uno quiere sin necesidad directa con su autor/a, una ponencia es efímera y requiere de una serie de habilidades tanto orales como escritas para asegurar su permanencia en el auditorio. Ello le imprime una dinámica particular, ya que mientras es la mecanización y reproducción del texto impreso lo que permite que un trabajo pueda llegar a un lector, una ponencia representa un vínculo directo entre autor/a y audiencia.
Respondiendo a la invitación cursada por este portal, he tratado de ordenar algunas ideas en base a mi doble experiencia como panelista y como auditorio. De modo que es un post de tips en base de las cosas que he ido aprendiendo y observando en estos años así como de mis propios errores (no pocos), y que espero pueda ser mejorado con las sugerencias de los lectores y sus propias experiencias.
Un aspecto importante a considerar es la naturaleza misma de la ponencia. Una ponencia no es un capítulo de tu tesis. Tampoco es un artículo ni mucho menos un trabajo que has presentado para tu curso, por más que el profesor te haya felicitado. Una ponencia tiene una estructura específica que está determinada por una cantidad de tiempo así como por una audiencia a la cual uno se dirigirá. Puedes utilizar cualquiera de las modalidades que hemos mencionado para elaborar una ponencia, pero recuerda que finalmente no debe ser un capítulo recortado a último momento ni un texto que necesite de otros textos (incluso si son tuyos) para ser comprendida.
Una ponencia es un texto en sí mismo, que aspira a sostenerse sola y que busca comunicar una idea central bajo la estrategia de una argumentación que se va desarrollando a través de la presentación de evidencia, la cual quedará nuevamente articulada con la idea central a través de una conclusión al final de la ponencia. Escribir y comunicar una buena ponencia requiere de trabajo y práctica, pero no es difícil. La ponencia es asimismo la forma más común de intercambio académico pues uno suele presentar más ponencias de las que publica. Y presentar una ponencia es una excelente oportunidad para comenzar a plantear ideas e hipótesis que puedan ser ajustadas con miras a un artículo, a un capítulo de un libro, a una tesis o… a otra ponencia, de modo que el ciclo continúe.
El primer paso es tener un texto estructurado. Puede parecer una obviedad pero recuerda que al tener un tiempo limitado, la estructura es clave en el éxito de tu comunicación. Una ponencia que tenga una introducción, un desarrollo y una conclusión permite al público seguir mejor tu exposición y captar la idea central. En el primer o segundo párrafo menciona tu argumento o tu idea central, y no debe pasar más de tres minutos sin que el público sepa cuál es tu idea y contribución. Debes repetir esto en la conclusión, para que el público se quede con esa idea al salir de la sala. No peques de ambicioso. Centra tu ponencia en un aspecto particular que quieras comunicar.
El promedio de tiempo es de alrededor de 15 minutos. Es tiempo suficiente si tienes una ponencia debidamente estructurada. Si te parece que es poco, en realidad no lo es. Recuerda que el público que te escucha posiblemente ha estado escuchando ponencias antes. Además, la capacidad de atención raramente suele durar más por parte de quien escucha. Así que es mejor terminar dentro del tiempo establecido a ver cómo la tarjeta de “Terminó tu tiempo” te es mostrada una y otra vez o te distraes con el fulano que ya no te sigue y ha sacado su iphone para ver si algún amigo lo quiere acompañar por unas cervezas apenas hayas terminado.
El tiempo es tirano. Considera que el tiempo de más al establecido en el panel que tomas para ti es posiblemente tiempo menos para el próximo ponente o tiempo menos para la ronda de preguntas. Que no te recuerden como el ponente al cual el moderador le tuvo que quitar el micrófono porque no quería terminar o a quien tuvieron que interrumpir para poder dar paso al siguiente expositor. Nadie ni nada pueden garantizar que el moderador no controle bien el tiempo o que el siguiente ponente rompa las leyes de la física leyendo su trabajo, pero no seas tú el causante de cualquier demora.
Si el moderador te alcanza la famosa tarjeta de “Te quedan dos minutos”, nada de entrar en pánico, que el público es muy sensible a los panelistas aterrados. En ese caso lo mejor es cerrar la idea que estás leyendo y pasar directamente a la conclusión. Evita decir: “Como me están mostrando la tarjeta saltaré a las conclusiones”. Rara vez alguien se ríe y da a entender que no leerás tu trabajo completo y que no te preparaste para una eventualidad así. Hay dos formas de evitar que esto se convierta en un problema. Lo primero es ensayar tu ponencia para tomarte el tiempo y ajustarla según el tiempo sugerido. Lo otro es marcar qué párrafos podrías cortar en caso veas que por alguna razón te va a faltar el tiempo.
Si practicas tu ponencia con anticipación vas a poder evitar leerla del todo. No es que se vea mal, pero la imagen de alguien que no despega la vista del papel puede parecer monótona a la audiencia. Tampoco debes memorizarla, pero algo a medio camino es lo mejor. Por razones personales me inclino más a explicar una ponencia antes que leerla. Ello me permite evitar tonos monocordes de voz, darle cierta performance a una ponencia y hacer contacto visual con el público, algo importante para reforzar tu rol como ponente con quienes han asistido a escucharte.
Al comenzar la ponencia agradece a quienes han organizado el evento, con lo cual has cumplido la etiqueta. No te extiendas en los agradecimientos a tus profesores, tus parientes o al señor de Inmigración que te revisó la visa para que viajes a la conferencia. Ya habrá otras instancias donde puedas hacerlo con más detalle. Si eres de los últimos, escucha con atención las ponencias de los demás panelistas y haz mención brevemente de sus trabajos mientras desarrollas tu ponencia, indicando cómo coincides con algunos de ellos o das una interpretación alternativa a lo que propone algún otro.
En la ronda de preguntas escucha atentamente lo que te pregunten, toma nota del nombre de quien lo hace y, muy importante, agradécele por la pregunta, la sugerencia o el comentario. No importa que la pregunta o el comentario no sea de tu agrado, pero trata de responder de la manera más cordial posible. Si ves que ello requiere de una explicación más larga, y para que no monopolices el tiempo de las preguntas, usa la fórmula: “Podemos seguir conversando sobre esto en el pasillo”.
Como decía al inicio, dominar el dar una ponencia requiere tiempo y práctica. Pero se trata de un ejercicio gratificante que tiene como correlato poder desarrollarlo dentro de un espacio cordial de colegas y quienes están interesados en tu trabajo. Espero que estos tips sean de ayuda.
Para información más detallada sobre cómo mejorar las presentaciones académicas, sugiero este post, “Connecting People to Useful Information. Guidelines for Effective Data Presentations”.
Y para etapas posteriores a la ponencia, como la escritura de artículos académicos, recomiendo este post de Patrick Dunleavy sobre cómo redactar párrafos académicos.
José Ragas
University of California, Davis
joseragas.com

jragas@ucdavis.edu si algún amigo lo quiere acompañar por unas cervezas apenas hayas terminado.
El tiempo es tirano. Considera que el tiempo de más al establecido en el panel que tomas para ti es posiblemente tiempo menos para el próximo ponente o tiempo menos para la ronda de preguntas. Que no te recuerden como el ponente al cual el moderador le tuvo que quitar el micrófono porque no quería terminar o a quien tuvieron que interrumpir para poder dar paso al siguiente expositor. Nadie ni nada pueden garantizar que el moderador no controle bien el tiempo o que el siguiente ponente rompa las leyes de la física leyendo su trabajo, pero no seas tú el causante de cualquier demora.
Si el moderador te alcanza la famosa tarjeta de “Te quedan dos minutos”, nada de entrar en pánico, que el público es muy sensible a los panelistas aterrados. En ese caso lo mejor es cerrar la idea que estás leyendo y pasar directamente a la conclusión. Evita decir: “Como me están mostrando la tarjeta saltaré a las conclusiones”. Rara vez alguien se ríe y da a entender que no leerás tu trabajo completo y que no te preparaste para una eventualidad así. Hay dos formas de evitar que esto se convierta en un problema. Lo primero es ensayar tu ponencia para tomarte el tiempo y ajustarla según el tiempo sugerido. Lo otro es marcar qué párrafos podrías cortar en caso veas que por alguna razón te va a faltar el tiempo.
Si practicas tu ponencia con anticipación vas a poder evitar leerla del todo. No es que se vea mal, pero la imagen de alguien que no despega la vista del papel puede parecer monótona a la audiencia. Tampoco debes memorizarla, pero algo a medio camino es lo mejor. Por razones personales me inclino más a explicar una ponencia antes que leerla. Ello me permite evitar tonos monocordes de voz, darle cierta performance a una ponencia y hacer contacto visual con el público, algo importante para reforzar tu rol como ponente con quienes han asistido a escucharte.
Al comenzar la ponencia agradece a quienes han organizado el evento, con lo cual has cumplido la etiqueta. No te extiendas en los agradecimientos a tus profesores, tus parientes o al señor de Inmigración que te revisó la visa para que viajes a la conferencia. Ya habrá otras instancias donde puedas hacerlo con más detalle. Si eres de los últimos, escucha con atención las ponencias de los demás panelistas y haz mención brevemente de sus trabajos mientras desarrollas tu ponencia, indicando cómo coincides con algunos de ellos o das una interpretación alternativa a lo que propone algún otro.
En la ronda de preguntas escucha atentamente lo que te pregunten, toma nota del nombre de quien lo hace y, muy importante, agradécele por la pregunta, la sugerencia o el comentario. No importa que la pregunta o el comentario no sea de tu agrado, pero trata de responder de la manera más cordial posible. Si ves que ello requiere de una explicación más larga, y para que no monopolices el tiempo de las preguntas, usa la fórmula: “Podemos seguir conversando sobre esto en el pasillo”.
Como decía al inicio, dominar el dar una ponencia requiere tiempo y práctica. Pero se trata de un ejercicio gratificante que tiene como correlato poder desarrollarlo dentro de un espacio cordial de colegas y quienes están interesados en tu trabajo. Espero que estos tips sean de ayuda.
Para información más detallada sobre cómo mejorar las presentaciones académicas, sugiero este post, “Connecting People to Useful Information. Guidelines for Effective Data Presentations”.
Y para etapas posteriores a la ponencia, como la escritura de artículos académicos, recomiendo este post de Patrick Dunleavy sobre cómo redactar párrafos académicos.
José Ragas
University of California, Davis
joseragas.com
jragas@ucdavis.edu

lunes, octubre 27, 2014

La lucha contra la polio, en diez datos

La lucha contra la polio, en diez datos

Desde 1988 se han conseguido muchos éxitos en la batalla contra la enfermedad

Un bebé es sostenido por su madre mientras recibe la vacuna oral de la polio en Rubkona (Sudán del Sur), en 2011. / BRIAN SOKOL (UNICEF)
Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Poliomielitis, destacamos los principales hitos de la batalla mundial contra esta enfermedad.

1. 26 años de acción global contra la enfermedad:

En 1988, la 41 Asamblea Mundial de la Salud, a la que asistieron 166 Estados miembros, se propuso la meta de erradicar esta enfermedad. Nació entonces, hace 26 años, la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis encabezada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Asociación Rotaria Internacional, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los EE UU (CDC) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Esta alianza cuenta con el apoyo de "importantes asociados, como la Fundación Bill y Melinda Gates", destaca la página de la OMS. Detrás de ese esfuerzo se encuentra una red mundial de más de 20 millones de voluntarios, que han inmunizado a más de 3.000 millones de niños a lo largo de los últimos 20 años, informa la organización.

2. Tres virus

Hay tres tipos de poliovirus salvajes (1, 2 y 3), y desde 1999 se ha conseguido detener la transmisión de uno de ellos (el tipo 2).

3. 416 casos

En 2013, se registraron 416 nuevos casos de polio. Son casi un 99% menos que los que se contabilizaron en 1988, 350.000. Una tendencia a la baja que se mantiene en 2014 pues en los meses transcurridos, se han dado 243 nuevos contagios.

4. Tres países

En 2014, la poliomielitis sigue siendo endémica en Nigeria, Afganistán y Pakistán. Estos tres países no han conseguido parar la transmisión de la enfermedad, aunque han experimentado avances. En Nigeria se han registrado sólo seis casos en lo que va de año, frente a los 49 de 2013. Afganistán ha reducido la transmisión a niveles muy bajos. Pakistán es ahora el mayor reservorio de polio del mundo, con 206 casos registrados en 2014.
Otros 122 sí lo han logrado. En 1988, cuando nació la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis, eran 125 los países endémicos.
Segú informa la OMS en su página web, la inexistencia de poliomielitis se certificó en la Región de las Américas en 1994, en la Región del Pacífico Occidental en 2000, y en la Región de Europa en junio de 2002. El 27 de marzo de 2014 se certificó que la Región de Asia Sudoriental estaba exenta de poliomielitis, lo que significa que la transmisión del poliovirus salvaje se ha interrumpido en ese conjunto de 11 países que se extiende desde Indonesia hasta la India.
“Este logro supone un gran avance en la erradicación global, dado que el 80% de la población mundial vive actualmente en regiones en las que se ha certificado la eliminación de la poliomielitis”, celebra el organismo.

5. 10 millones de personas

Las organizaciones que participan en la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis estiman que, con sus programas en los últimos 26 años, se ha evitado que 10 millones de personas sufran hoy una discapacidad derivada de esta enfermedad.
“En 1988, la poliomielitis era una de las principales causas de discapacidad en la infancia”, asegura el director ejecutivo de Unicef, Anthony Lake, en un comunicado del organismo. “Desde entonces, en un país tras otro, una generación de niños ha crecido libre del espectro de la polio. El éxito de los esfuerzos de erradicación –que ha llegado a algunas de las comunidades más desfavorecidas en algunas de las circunstancias más peligrosas– demuestra que es posible beneficiar a todos los niños. Nuestros objetivos más ambiciosos y audaces en favor de los niños pueden cumplirse. Y si pueden cumplirse, deben cumplirse. Nunca el mundo ha estado tan cerca de esta oportunidad”.

6. 1,5 millones de vidas

Unicef afirma que se han evitado más de 1,5 millones de muertes gracias a los programas de administración sistemática de vitamina A durante las actividades de inmunización contra la poliomielitis.

7. 1.700 millones de dosis

Unicef adquiere todos los años 1.700 millones de dosis de la vacuna oral contra la polio para llegar a 500 millones de niños. El trabajo de movilización social de la organización asegura que las familias acepten la vacuna cuando la reciben. Los intensos esfuerzos en la última década han llevado a que tal aceptación llegue a sus niveles históricos más altos en los países donde la enfermedad es endémica.

8. Una de cada 200

La OMS recuerda que una de cada 200 infecciones produce parálisis irreversible, generalmente de las piernas. Entre un 5 y un 10%  de los afectados por parálisis mueren porque además sufren fallos del sistema respiratorio.

9. Ocho céntimos

Hay vacunas baratas y eficaces para prevenir la poliomielitis. Hay dos tipos de vacunas antipoliomielíticas: la oral (OPV) y la inactivada (IPV), que es inyectable. Al ser oral, la OPV puede ser administrada por cualquiera, incluso por voluntarios. Una dosis de este tipo de vacuna cuesta solo ocho céntimos de euros.

10. Todos los niños

"Para erradicar la poliomielitis hay que vacunar a todos los niños". Así lo advierte la OMS. Y añade: "Eso incluye a los que viven en los lugares más remotos y desatendidos del planeta, utilizando cualquier medio de transporte, desde burros y motos, hasta helicópteros. También se negocian días de tregua en zonas de conflicto".

viernes, octubre 24, 2014

¿Está justificada la fama de la calidad de los médicos cubanos?




  • 23 octubre 2014
Médicos cubanos
Decenas de trabajadores de la salud cubanos llegaron a Sierra Leona a ayudar a los pacientes de ébola.
Cuba se ha labrado en el último medio siglo una imagen como potencia médica.
A los miles de médicos formados en la isla desde el inicio de la revolución liderada por Fidel Castro, se le suman las estadísticas que demuestran que el país caribeño ha logrado mantener los principales indicadores sanitarios al nivel de las naciones más desarrolladas.
De donde están menos acostumbrados a escuchar halagos los cubanos es de Estados Unidos.
Pero en los últimos días al país le han llovido buenas palabras de su vecino del norte a cuenta de la labor de sus médicos en el exterior y concretamente por el envío de personal sanitario a los países más afectados por el ébola para tratar de contener la epidemia.
"Cuba, un país de apenas 11 millones de habitantes, ha enviado 165 profesionales de salud y prevé enviar cerca de 300 más", sostuvo el viernes el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
El despliegue de médicos cubanos en el exterior no es nuevo: más de 50.000 de sus doctores prestan servicios en 66 países de América Latina, África y Asia.

¿Fama o mito?

Para el representante de la Organización Panamericana de Salud (OPS) en Cuba, José Luis Di Fabio, el éxito de la medicina en la isla, se debe a la formación y al enfoque preventivo del sistema sanitario cubano.
ébola en Sierra Leona
Los médicos generalmente salen al extranjero a asistir a los pacientes de menores recursos.
"La formación médica en Cuba y el sistema de salud se basa en la atención primaria, donde tenemos un médico de familia responsable de una población de unas mil personas, donde hay una relación estrecha del médico con la familia (...) Hay mucha experiencia en un trabajo de promoción de la salud y prevención y mucho contacto con la comunidad", le dice Di Fabio a BBC Mundo.
Además, Di Fabio destaca que los médicos cubanos se educan "en el concepto de internacionalismo, de solidaridad" y que, como parte de su formación, deben trabajar en misiones en los lugares más remotos, a donde no llegan otros doctores.
La salud en Cuba es pública, gratuita y muchas medicinas están subvencionadas. No existen hospitales privados ni seguros médicos.
Además, la enseñanza de la medicina también gratis. La carrera básica se estudia por seis años y es muy práctica. Desde el segundo año los alumnos cambian las aulas por salas de hospitales, y atiende pacientes con todo tipo de enfermedad.
Cuando un estudiante cubano se gradúa, es posible que haya realizado más operaciones que estudiantes de medicina de países desarrollados.

Preparación cuestionada

Médicos cubanos
En los últimos años se ha criticado la preparación de los médicos cubanos.
Sin embargo, en los últimos años, la preparación de los médicos cubanos ha sido puesta en tela de juicio en países como Brasil, Bolivia, Costa Rica o Chile que han calificado de deficiente la formación de los doctores cubanos que buscaban la revalidación en esos países.
A eso se suman las quejas de un grupo de estudiantes paquistaníes que cursaron medicina en Cuba y al regresar a su país lamentaron que las escuelas de medicina de la isla estaban mal equipadas y la calidad de la educación era inferior a la de Pakistán, por lo que no podrían aprobar la prueba del Consejo Médico y Dental del país para revalidar sus títulos.
¿Se sostiene entonces la fama de la calidad de la medicina cubana?
Ciertamente el sistema de salud cubano sigue presentando unos resultados mucho mejores que los de otros países en desarrollo.
En algunos indicadores, como mortalidad infantil o esperanza de vida, Cuba compite con los niveles de los países más avanzados.
Médico cubano
Este es un médico cubano ensayando antes de irse a África a tratar pacientes con ébola.
La mortalidad infantil de 4,2 por cada mil nacimientos es menor que la de EE.UU. y la esperanza de vida de 79,4 años es superior a la de casi toda Latinoamérica y a la de muchos países europeos.
Algunos expertos aseguran que el deterioro de la medicina cubana se debe en parte a las misiones de médicos al exterior.
La exportación de servicios médicos se ha convertido en una de las principales fuente de ingresos para Cuba, por encima del turismo. En 2011, representó más de US$6.000 millones.
Esta necesidad de formar más médicos ha hecho que el gobierno recurra a la formación de especialistas emergentes, graduando a alumnos de cursos más cortos.
Además, muchos de los médicos que Cuba envía a estas misiones aún no están graduados de la carrera.

"Negocio perfecto"

Para el representante de la OPS en Cuba, con las misiones se puede ver la voluntad del gobierno y del sistema de salud cubano de apoyar a otros países del mundo.
médicos cubanos
La exportación de servicios médicos se ha convertido en la fuente principal de ingresos de Cuba.
"Lo llevan haciendo por más de 50 años en todo momento, en momentos de necesidad, de emergencia como en los huracanes George y Mitch en Centroamérica. Lo hicieron con el terremoto de Paquistán enviando casi 2000 trabajadores de salud. Fueron los primeros que llegaron y los últimos que se fueron", le dice Di Fabio a BBC Mundo. 
Sin embargo, como afirma Julio César Alfonzo, médico cubano que se exilió a EE.UU. en 1999, algunos de estos médicos ni siquiera han completado sus estudios en Cuba.
"Es un negocio perfecto porque ganas una gran cantidad de dinero y te anotas el papel de héroe ante la comunidad internacional", le dice Alfonzo a BBC Mundo, director de la ONG Solidaridad sin Fronteras, que desde 2009 ha asistido a más de 5.000 médicos cubanos llegados a EE.UU. para integrarse en el sistema de salud estadounidense.
Y pese a que lamenta la menor preparación de los recién llegados, destaca que sus cualificaciones siguen siendo altas y podrían ser de gran ayuda para el sistema de salud estadounidense que, a su juicio, tiene un déficit de médicos tras la reforma patrocinada por la administración de Barack Obama.
De la misma opinión es Adrián Luis Sosa, un médico general de 39 años que se exilió a EE.UU. el año pasado, cuya meta actual es conseguir la revalidación de su título en ese país.
Para Sosa, el sistema sanitario estadounidense ganaría mucho con la aceptación de más doctores formados en Cuba.
Y es que, pese a reconocer que EE.UU. cuenta con mayores recursos tecnológicos, para él la atención al paciente en Cuba es "mucho mejor".
"Siempre llevo grabada la enseñanza de un profesor que me decía que mirase a cada paciente como si fuera mi padre o mi madre", le dice a BBC Mundo. "Pero aquí la medicina es estrictamente un negocio".

QUE HACRE SI TIENS SINTOMAS, ERES SOSPECHOSO O CONTATO

Aislarse, hacerse la prueba y avisar. Una guía detallada de qué hacer si hay sospecha de COVID-19 Los casos confirmados y las atenciones hos...