¿Se imagina estimado lector que cada semana un avión cayera en el Perú provocando la muerte de sus 307 pasajeros? O se imagina la indignación que se produciría en el país si cada semana del año, seis ómnibus con 50 pasajeros cada uno se desbarrancaran en algún precipicio matando a todos sus pasajeros?
Pues por si no lo sabía, 307 personas mueren cada semana por fumar cigarrillos en el Perú, eso equivale a dos personas por hora, 44 por día o lo que es lo mismo, 16.000 muertes por año. Pero debido a que esas muertes ocurren en silencio, después de largo tiempo de enfermedad, la gente no toma conciencia de esa desgracia, y sobre todo no identifica claramente al culpable del luto de esos miles de hogares peruanos: el cigarrillo que se ofrece con vistosas cajetillas en cualquier grifo o bodeguita junto a las galletas u otro tipo de alimentos. De acuerdo a la Comisión Nacional Permanente de Lucha Antitabáquica del Perú (COLAT),  6.389 casos de cáncer y 6.894 casos de infartos cardiacos y otras enfermedades cardiacas se producen cada año en el Perú, habiéndose documentado que el 12.1% de todas las muertes en el Perú están relacionadas de una u otra manera al consumo del cigarrillo.
Sabiendo que toda esa enorme cantidad de enfermedad y muerte es consecuencia de que cada año, 826.899 personas (en su mayoría niños) empiezan a fumar cigarrillos en nuestro país, es muy importante que se haga lo posible para que menos personas (especialmente los niños y adolescentes) no empiecen a fumar. Recordemos que uno de cada tres niños que prueban su primer cigarrillo quedan adictos a la nicotina, una droga que es diez veces más adictiva que la cocaína y quince veces mas adictiva que la heroína.
En ese sentido, el Perú, junto a otros 177 países, es firmante del Convenio Marco Para el Control del Tabaco, un tratado internacional impulsado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que teniendo a la ciencia como bandera, tiene como misión disminuir la enfermedad y la muerte causada por el cigarrillo en el mundo. Para cumplir esa misión, el Convenio ha desarrollado una serie de estrategias, entre las cuales esta la prohibición de publicidad, promoción y patrocinio de productos de tabaco.
Y es ahí donde esta el problema que motiva esta columna estimado lector: la torpe actitud de boicot que el Sr. Aldo Bardalez -congresista de la bancada fujimorista y presidente de la Comisión de Salud del Congreso de la República- ha demostrado en relación a la modificación del articulo 13 de la Ley 28705 -modificación aprobada ya en otras dos comisiones del Congreso- y que haría que se elimine totalmente la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, incluyendo la exhibición de los cigarrillos en los puntos de venta.
De acuerdo a una reciente denuncia del congresista Jaime Delgado,  en la última reunión del Pleno del Congreso y en el momento crucial en que debía votarse para aprobar la modificación de la ley, y viendo que los congresistas la iban a aprobar, el Sr. Bardalez pidió permiso por un momento (un cuarto intermedio), salió del hemiciclo y “dejó plantados” a todos los miembros del Congreso porque simplemente no regresó mas, es decir se fue, “abandonó la cancha” en una grotesca actitud que obviamente impidió que se apruebe la norma. Su ausencia hizo que en la última reunión del Pleno, no pueda votarse por la modificación de la ley.
El punto amable lector es que un reciente estudio de la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins, realizado en 357 lugares de venta en 13 distritos de Lima metropolitana, ha demostrado que el 96% de bodegas y grifos ubicados cerca a las escuelas, colocan las vistosas y coloridas cajetillas de cigarrillos –muchas veces en iluminados y especialmente diseñados espacios- a la vista de los niños y adolescentes que entran a esos centros de comercio. El estudio demostró también que el 71% de esos centros de venta colocan a los cigarrillos junto a las galletas y otros alimentos y que 57% de esos establecimientos venden cigarrillos por unidad.
El resultado de esas prácticas comerciales es que los niños y adolescentes crecen pensando que los cigarrillos –causantes de 307 muertes por semana en el Perú- son tan “normales” como las galletas u otros alimentos y se inician en una adicción de por vida, que los convertirá en una estadística de enfermedad y muerte en el futuro.
Tan importante es que el Perú adecúe su ley hacia la prohibición de la publicidad de los cigarrillos en los puntos de venta que el Defensor del Pueblo, todos los ex ministros de salud vivientes y la Organización Panamericana de la Salud, entre decenas de organizaciones, han pedido al Congreso que se aprueba la modificación del articulo 13. Modificación que lamentablemente, el congresista fujimorista Aldo Bardalez ha frustrado con una torpe maniobra, interpretada por muchos como “un favor” a la industria del tabaco.
Recientemente, la Sra. Keiko Fujimori, al reconocer su reciente derrota electoral, -dijo acompañada de 73 de sus parlamentarios- que su partido va a ser una oposición firme y responsable, “teniendo como línea matriz representar el sentir de mas de 8,5 millones de peruanos que votaron” y que “defenderán los intereses del pueblo contra lobbies e intereses de las grandes empresas”.
Pues aquí tiene usted una primera oportunidad de cumplir su promesa Sra. Fujimori y tener una constructiva conversación con un congresista que le está dando tan mala imagen a su bancada en el congreso. ¿O es que ya no tiene usted influencia en un congresista, que al no ir por su reelección, se ha convertido en un renegado que usa el nombre de su agrupación política con fines personales? ¿O es que sus buenos deseos son para el próximo congreso y no para este? ¿O es que la industria tabacalera financió su campaña electoral y ahora tienen que pagar esos favores?
Y para usted amable lector, este episodio es un ejemplo que ilustra claramente como la salud de sus hijos y sus nietos se forja en los oscuros pasillos del Congreso o del Palacio de Gobierno.