lunes, septiembre 25, 2017

Causas del cáncer: estilos y condiciones de vida

Causas del cáncer: estilos y condiciones de vida

La prevención primaria es la única que disminuye la incidencia de la enfermedad. Es esencial investigar más sobre sus orígenes y desarrollar políticas –públicas y privadas– que efectivamente los modifiquen
Miquel Porta

Julie Kertesz (Flickr)
24 de Septiembre de 2017
Estamos produciendo una serie de entrevistas en vídeo sobre la era Trump en EE.UU. Si quieres ayudarnos a financiarla, puedes ver el tráiler en este enlace y donar aquí.

Creedor es el que necesita mucho someter su creencia a la colisión con la realidad,
crédulo es el que lo necesita pero no mucho, y creyente, el que no lo necesita en absoluto.
Jorge Wagensberg

A las iniciativas sociales e institucionales innovadoras, los investigadores científicos intentamos expresarles nuestro aprecio y apoyo de forma crítica-constructiva (sí, creo que toda crítica verdadera debe intentar ser constructiva, y sí, nos iría mejor si esa actitud y proceder fuesen más frecuentes en nuestras sociedades). Las adhesiones incondicionales, crédulas y acríticas, no son coherentes con la auténtica estima, científica o de otra índole. Por eso podemos aplaudir y apoyar críticamente las iniciativas que en España y otros países están promoviendo la investigación sobre las causas y mecanismos de los distintos tipos de cáncer, su prevención primaria, detección precoz, diagnóstico y tratamiento. Sin olvidar otros enfoques desde las ciencias de la salud, la vida y la sociedad. Estas cuestiones (causas, prevención, diagnóstico, etc.) suponen un espacio de estudio y debate más amplio que el que normalmente comprende la llamada investigación “oncológica”. No siempre percibimos las “clausuras epistémicas” (acotar de qué es aceptable hablar en ciertos ámbitos, por ejemplo); aunque son habituales en los espacios públicos generales y también en los espacios profesionales y científicos (algunos científicos no son o prefieren no ser conscientes de ello).
Son pues muchas y diversas las cuestiones sobre las que todos podemos reflexionar con motivo del cáncer y otras enfermedades crónicas, y no sería positivo que excluyésemos algunas, aunque puedan ser incómodas para algunas autoridades, profesionales o ciudadanos. La tolerancia a esa pluralidad de cuestiones y visiones es un test interesante, también para la ciencia española. En las sociedades culturalmente más avanzadas del siglo XXI, las verdaderas conversaciones entre los ciudadanos individuales, las organizaciones sociales, los científicos, las empresas y las instituciones no tienen ya el carácter jerárquico, paternalista, comercial, normativo o “divulgativo” de tiempos pasados. Así, actualmente diversas organizaciones europeas públicas y privadas promueven una “Investigación e Innovación Responsables” (RRI, por sus siglas en inglés), con el objetivo de fomentar una investigación con mayor implicación ciudadana y que responda mejor a las necesidades de la sociedad.
Prevención primaria
¿Incluye todas las necesidades de la sociedad la referencia a la investigación “oncológica”? Sin crítica alguna a la oncología, creo que no. Y la cuestión es de interés general. Nada tiene de trivial el hecho de que la oncología –como especialidad médica asistencial que es en la práctica– dedique a la prevención primaria una ínfima parte de los considerables recursos públicos y privados que en esa especialidad invertimos las sociedades. Porque actúa sobre las causas del cáncer, la prevención primaria es la única que disminuye la incidencia de la enfermedad, el número de casos nuevos. Cuestión pues fundamental: nadie prefiere tener un cáncer a no tenerlo, todos quisiéramos prevenirlo. Es curioso que algunos grupos se empeñen tanto en convencernos de que ello no es posible. Son discursos con un sustrato ideológico fuerte, a menudo difundidos por personas no expertas en prevención y con intereses no declarados. Todos sabemos que es así, aunque duela reconocerlo. Por supuesto, esto no significa que la prevención no tenga incertidumbres y limitaciones.
Nadie prefiere tener un cáncer a no tenerlo, todos quisiéramos prevenirlo. Es curioso que algunos grupos se empeñen tanto en convencernos de que no es posible
No es problema de la oncología –pero sí de todos– que esta se dedique cuasi exclusivamente al diagnóstico y al tratamiento de muchos tipos de cáncer (y lo que le dejan, a su detección precoz, en colaboración con la atención primaria y otras especialidades). Bastante tiene con ello. Pensemos, por ejemplo, en las lamentables listas de espera y retrasos diagnósticos y terapéuticos que sigue sufriendo una parte considerable de nuestra población; sí, a pesar de los progresos conseguidos gracias a la competencia de clínicos, gestores y asignadores de recursos. Y también sin menoscabo de los progresos que hemos logrado en diagnóstico precoz y supervivencia. La investigación sobre estos problemas asistenciales también es imprescindible; aunque tenga menos glamur que la investigación molecular, su impacto es enorme. Debemos y podemos aumentar nuestraconciencia sobre la necesidad de fortalecer la investigación sobre las políticas sociales y ambientales que favorecen la prevención primaria del cáncer, así como la investigación sobre las soluciones políticas, económicas y sanitarias de esos retrasos.
Cierto: en términos lingüísticos estrictos, “investigación oncológica” puede incluir a la investigación sobre las causas del cáncer. Pero ¿es así en realidad? Casi nunca. El lenguaje real. Su poder de excluir cuestiones delicadas.
¿Cómo cuáles? Pensamos que las postverdades –más apropiadamente llamadas mentiras– sólo afectan a Trump, al Brexit o a los nacional-populismos. Y quizá las tenemos aquí mismo en un lacito rosa u otros posibles símbolos de pinkwashing (lavado rosa, por los lazos de ese color): el lavado de imagen que buscan ciertas campañas empedradas de buenas intenciones. Debemos y podemos pensar mejor las luces y sombras de la ciencia, el marketing de la ciencia, la cultura y la economía en nuestros países. A veces los focos iluminan a quienes investigan sobre diagnóstico y tratamiento. En parte porque sus estudios generan dinero contante y sonante para quienes comercializan herramientas diagnósticas y terapéuticas. Pero en otros casos sí nos acordamos de los costes humanos y económicos que genera no actuar sobre las causas de los cánceres; costes que sufrimos muchos y pagamos todos. Existe un tipo de investigación que merece más foco: la que calcula los inmensos ahorros –en sufrimiento humano y en costes económicos convencionales– que conseguimos gracias a las políticas preventivas.
En España y en muchos otros países, pocas organizaciones científicas promueven la investigación sobre las causas sociales y ambientales de los cánceres. En cuanto a las instituciones políticas, tampoco lo hacen muchas formalmente gobernadas por los partidos de izquierdas. Tan profundo es el sesgo cultural y político que esbozo; otra cuestión de interés general. La cuasi totalidad de los mensajes que emite el establishment oncológico y quienes los amplifican se refieren a detección precoz, diagnóstico y tratamiento, y a los mecanismos moleculares y (epi)genéticos potencialmente subyacentes a estas actividades (legítimas e imprescindibles, reitero). ¿Es inevitable que los poderes financieros, institucionales y sanitarios rehúyan analizar y reconocer públicamente las causas socioeconómicas y ambientales de muchos tipos de cáncer? En la respuesta que damos a esta pregunta se refleja una parte importante de nuestra visión del mundo. Personalmente mi respuesta es ‘no’: no es inevitable. Existen ejemplos. Pero entenderé que esté en desacuerdo.
¿Es inevitable que los poderes financieros, institucionales y sanitarios rehúyan analizar y reconocer públicamente las causas socioeconómicas y ambientales de muchos tipos de cáncer?
Presionar a la víctima, eximir a los responsables
A mayor abundamiento, cuando algunos emisores de ideas e ideologías sobre el cáncer hablan de prevención, casi siempre se refieren o bien a la prevención secundaria (que no es realmente prevención, pues se refiere a la detección precoz de un cáncer ya existente); o bien a los estilos de vida individuales: no fume (acertado), haga ejercicio y no engorde (también), coma mejor, evite esto, haga lo otro. La presión sobre el individuo y sus estilos de vida es desproporcionada: muy superior a la que se ejerce sobre los responsables de nuestras condiciones de vida. Excesiva incluso para quienes pensamos que a menudo existe responsabilidad moral y margen práctico para la acción individual. Incluso para quienes subrayamos que las conductas individuales están íntimamente conectadas con las sociales, y viceversa (tabaco, polución por tráfico, consumo de verduras, cancerígenos laborales, etc.). O para quienes aplicamos visiones dialécticas y no deterministas de lo individual y lo social. Grandes temas de nuestro tiempo.
Y sí, nada tiene de inocente poner el foco en los estilos de vida individuales o en las condiciones de vida de cada sociedad, comunidad, clase, género, empresa, barrio o familia.
Las cosas no van bien y lo peor es que podrían ir mejor si hubiese mayor conciencia científica y ciudadana. A menudo es clamorosa la ausencia o vaguedad de las referencias a las condiciones de vida (individuales y colectivas) cancerígenas, a la necesidad de priorizar acciones sobre las causas socioeconómicas y ambientales del cáncer, a las políticas públicas y privadas que disminuyen el número de casos, al efecto que las condiciones de vida (trabajo, salarios, alimentación, urbanismo, transporte, medio ambiente, estado del bienestar) tienen sobre los estilos de vida individuales y colectivos.
La presión sobre el individuo y sus estilos de vida es desproporcionada: muy superior a la que se ejerce sobre los responsables de nuestras condiciones de vida
Por tanto, sería un error pedir a los profesionales de la oncología que se dedicasen más a la prevención primaria: actuar sobre las causas socioeconómicas y ambientales del cáncer apenas está a su alcance. Con la salvedad de lo que puedan influir sobre algunos pacientes y sobre las autoridades a las que tienen acceso. Y sobre sus patrocinadores privados. No es poco.
Clínicos, científicos y comerciales
Teóricamente, todo el abanico de ideologías democráticas estará de acuerdo: las autoridades oncológicas no son agentes comerciales de la industria química y biotecnológica. De modo que no tienen por qué estar vendiéndonos a cada rato cuánto necesitamos más tecnología para diagnósticos y tratamientos. O vendiendo investigación exclusivamente centrada en mecanismos moleculares potencialmente relevantes para diagnósticos y tratamientos. Investigación necesaria, pero insuficiente.
¿Por qué no logramos promover con igual vigor la investigación sobre prevención primaria? Porque a quienes tienen intereses comerciales legítimos, no les interesa; y están en su derecho. Porque “nosotros” (casi toda la sociedad), que no tenemos intereses comerciales de esa índole, no tenemos organizaciones científicas y sociales suficientemente potentes o conscientes. Pero se ha avanzado.
¿Promueven suficientemente las instituciones científicas públicas la investigación sobre las causas del cáncer que no interesa a las empresas y sus aliados? Obviamente, muchas no lo hacen. Poco les interesa de hecho el bien común. ¿Un escándalo sin llamativos tintes ideológicos?.
Latiendo con fuerza ahí está otro conjunto de cuestiones de amplio interés social: las influencias empresariales sobre ciertas organizaciones científicas y las connivencias científicas en la promoción comercial de productos sanitarios de valor clínico nulo o no probado. Los casos de empresas como Theranos o 23andMe son pedagógicos si no se simplifican. ¿Por qué no reflexionar sobre ellos? Más temas vedados, otras clausuras epistémicas. Algo importante nos dice sobre ciertas organizaciones científicas que nunca analicen esos casos y que, en cambio, sí los hayan investigado medios como el Wall Street Journal (WSJ), Forbes o el New York Times, nada menos. Muy a la derecha están algunas organizaciones para estar a la derecha del WSJ, o muy mercantilizadas.
Cuidado: como tantos otros temas de apariencia simple pero naturaleza compleja, los que bosquejo en este texto también nos invitan a pensar con matices (pleonasmo necesario en los tiempos que corren). Yo no estoy diciendo que haya que disminuir este o aquel capítulo de los presupuestos asignados a la investigación sobre los cánceres; que el lector y los decisores piensen. Yo no estoy en contra de la investigación oncológica; que los dioses me protejan. Admiro a muchos investigadores oncológicos. Pero no incondicionalmente. Otra vez: los investigadores cabales jamás nos adherimos incondicionalmente a nada, y por supuesto que no a nuestros hallazgos, métodos, hipótesis o creencias. Es uno de los mayores atractivos que tiene nuestro oficio. Esa íntima distancia, infinitesimal e infinita, con lo que uno cree y cree hallar. Esa mirada escéptica ante todo lo que en ciencia reluce o no. Una actitud no cruel pero sí a menudo dolorosa y radical. Un desapego severo, inmisericorde y apasionado. En fin, un afecto insobornablemente crítico –por vocación y obligación– hacia la ciencia y sus autores y sus productos, las instituciones, los colegas; uno mismo. Quienes no lo practican, quienes buscan galardones y parabienes entre tapices y oropeles... ellos sabrán de qué van. Otro buen tema para otro día. No afecta sólo a los investigadores.
Finalmente: nada de todo esto es trivial o propio de especialistas. Uno de los problemas más acuciantes de la ciencia actual es la falta de reproducibilidad de sus resultados. Incluso Nature invita a reflexionar sobre ello. Cada año se retractan más de 400 artículos científicos, y parece que la cifra va en aumento. Muchos “hallazgos” de la investigación –sobre cáncer y casi cualquier otra área– no pueden ser reproducidos o replicados; y muchos terminan siendo nulos, falaces, falsos. O son modestamente válidos pero se hipertrofian en hiperbólicas promesas fraudulentas (véase de nuevo Theranos). O en precios exorbitados de aparatos y tratamientos. Esas promesas sólo las creen los crédulos, pero no hay derecho a que se juegue tanto con el dolor, la muerte y la buena fe de la buena gente.
Sin embargo, a pesar de todo y de todos, los beneficios sociales que genera la investigación sobre los cánceres son inmensos. Una modesta cultura crítica en los hospitales, sin ir más lejos. Y ahí fuera, a su lado, miles de días de vida robados a la muerte, miles de vidas (in)conscientemente libres de cáncer. Ya ven, barriendo para casa, o no, hoy y cualquier otro día.
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Miquel Porta es médico. Jefe de la Unidad de Epidemiología Clínica y Molecular del Cáncer del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM); catedrático de salud pública en la Universidad Autónoma de Barcelona; y catedrático adjunto de epidemiología en la Gillings School of Global Public Health de la Universidad de Carolina del Norte (Chapel Hill, EEUU). @miquelporta 

te Comes el pelo. que pasa?

 

Tienes un padecimiento si te arrancas el cabello

Es el principal signo de la tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos
Ana María Belichón / EFE
29 Agosto, 2017 | 14:37 hrs.
El arrancarse el cabello, pestañas, cejas o vello corporal de una manera incontrolable es el principal signo de la tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos que lleva a las personas que lo sufren a quitarse el pelo de forma compulsiva.
Cristina Larroy, directora de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, ha tratado estos casos en niños desde los tres años, aunque el rango de edad en el que habitualmente comienza el trastorno es en la etapa de los nueve o 10 años hasta los 13. Sin embargo, también se presenta en adultos aunque de manera excepcional.
Se calcula que un 4% de la población mundial sufre tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos que lleva a la persona a arrancarse el pelo, debido a que les produce una sensación alivio o placer.
No existen causas biológicas, genéticas, conductuales o psicológicas identificadas que determinen esta acción.“Simplemente, parece que es un trastorno en el que la persona siente alivio cuando empieza a hacer ese tipo de conductas, de modo que puede ser un tema azaroso. Un día uno empieza a arrancarse el pelo, eso le produce placer o alivio y tiende a repetir esa conducta”, señala Larroy.
Las situaciones que pueden desencadenar la tricotilomanía son muy diversas, en ocasiones, el hábito viene asociado con  situaciones de distracción, relajamiento o aburrimiento; otras veces se utiliza para aliviar la tensión en momentos de nerviosismo o para mejorar la concentración.
La manera como se presenta la tricotilomanía es cuando la persona que la padece “se agarra un mechón de pelo, lo retuerce y después de un rato quedan uno o dos pelos, que son los que se arranca”, explica Larroy.
En el tratamiento para combatir la tricotilomanía primero hay que hacer que el enfermo identifique el patrón conductual debido a que es una acción que no se realiza de forma consciente y representa uno de los puntos más importantes a los que se enfrenta quien lo padece.
“Nuestra labor como psicólogos es hacer que esa persona se dé cuenta de que se está agarrando el mechón de pelo porque ahí es cuando puede parar esa cadena conductual”, subraya Cristina Larroy.
El más eficaz de todos los tratamientos es el psicológico y sólo en los casos graves, en adultos, se puede combinar con antidepresivos. “Hay que abordar esta conducta impulsiva desde el primer momento en el que los padres o la persona que lo padece lo detectan”, señala la especialista.
Aunque este trastorno puede convertirse en algo crónico, en los casos más graves, las posibilidades de recuperación y de que no vuelva a repetirse son muy altas.

lunes, septiembre 11, 2017

Quién es Maritza Garrido Lecca, la bailarina que ocultó a la cúpula de Sendero Luminoso en Perú y sale en libertad tras 25 años en la cárcel

Quién es Maritza Garrido Lecca, la bailarina que ocultó a la cúpula de Sendero Luminoso en Perú y sale en libertad tras 25 años en la cárcel

Maritza Garrido LeccaDerechos de autor de la imagenEL COMERCIO/PERÚ
Image captionMaritza Garrido Lecca fue capturada en setiembre de 1992 junto a la cúpula de Sendero Luminoso.
En el primer piso de su casa en Lima, Maritza Garrido Lecca, una bailarina reconocida en los 90, daba clases de danza a niñas y jóvenes.
Pero en la segunda planta, escondía a Abimael Guzmán, fundador de Sendero Luminoso (SL), uno de los grupos más violentos de Sudamérica, y a Elena Iparraguirre, pareja de Guzmán y segunda de SL.
Por ese delito, Garrido Lecca fue condenada a 25 años de prisión que se cumplen el lunes y la noticia de su liberación causa polémica en Perú.
"Cualquier terrorista que pise la calle genera preocupación. Pero hoy hay leyes severas", dijo el procurador antiterrorismo, Milko Ruiz, a la revista Somos.
El presidente del Consejo de Ministros, Fernando Zavala, dijo que el Estado estará vigilando las actividades de Garrido Lecca y otros presos que vayan siendo excarcelados.
"No nos temblará la mano si tenemos que tomar decisiones para combatir el terrorismo", dijo.
Tales reacciones se deben a que, cuando Garrido Lecca fue capturada, en 1992, Sendero Luminoso, de ideología marxista leninista maoísta buscaba obtener el poder por la vía armada y llevaba 12 años en una guerra abierta y sangrienta contra el Estado, con matanzas, asesinatos selectivos, cochebombas y voladuras de torres de alta tensión que dejaban sin luz a los habitantes de Lima y otras regiones durante horas.
Ese conflicto dejóalrededor de 69.000 muertos y desaparecidos, según estimaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR).
Las Fuerzas Armadas fueron halladas responsables del 28% de estas víctimas, por medio desapariciones forzadas y ejecuciones extrajudiciales.
¿Cuál es la historia de uno de los personajes más conocidos del conflicto?

Grupos radicales

Maritza Garrido Lecca nació en 1965 en Lima en una familia católica y se educó en el Sophianum, un colegio de clase media alta de Lima.
Era la única hija mujer de cinco hijos.
Maritza Garrido LeccaDerechos de autor de la imagenEL COMERCIO/PERÚ
Image captionMaritza Garrido Lecca defendió a Abimael Guzmán cuando fue presentada a la prensa.
Estudió danza y después, Educación, en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP) a mediados de los años 80.
Era una época de crisis en Perú, por la actividad de grupos armados, la mala situación económica y la inflación, que alcanzaba hasta 158% a inicios de los 80 y hasta 7.000% a finales de la década.
Garrido Lecca se vinculó con grupos de ideas radicales de izquierda, según dijo el policía Antonio Ketín Vidal, miembro del Grupo Especial de Inteligencia de la Dirección contra el Terrorismo, GEIN, al programa televisivo peruano Vidas Secretas en 2002.
Según el reportaje, dejó la religión católica y se volvió rebelde con su familia.
Durante un viaje a La Habana, Cuba, en 1986, reforzó las creencias que había estado adquiriendo en los últimos años, de acuerdo a medios peruanos.
En 1989 fue detenida junto a personas vinculadas con el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), otro grupo armado peruano, pero fue liberada sin cargos, según detallan la revista peruana Somos y el programa Vidas Secretas.
Pero su tía Nelly Evans Risco es uno de los puntos de conexión más directos que se le conocen con Sendero Luminoso.
Evans Risco es una ex monja de clase alta limeña, que fue detenida en 1991 por esconder en su casa a Guzmán.
Este, que se hacía llamar "presidente Gonzalo", escapó esa vez.
Abimael GuzmánDerechos de autor de la imagenERNESTO BENAVIDES/AFP/GETTY IMAGES
Image captionAbimael Guzmán fue detenido el mismo día que Maritza Garrido Lecca. En la imagen, el exlíder de Sendero Luminoso durante un juicio en 2017.
"Ellas llegan (a Sendero Luminoso) por un sentimiento de culpabilidad, de sentirse privilegiadas en un mundo donde reina la injusticia", dice el sociólogo peruano Gonzalo Portocarrero al programa Vidas Secretas en 2002.
"Sienten este privilegio como algo totalmente injustificado, como algo que tienen que de alguna manera pagar", explica.

Basureros y encuestadores

Para inicios de 1992, Garrido Lecca mantenía una relación con el arquitecto Carlos Incháustegui, que estuvo preso 22 años por sus vínculos con Sendero Luminoso.
Ambos alquilaban la casa de dos pisos en Surquillo -Lima- donde Garrido daba clases de danza y escondía a Guzmán.
En abril de ese año, el GEIN detuvo a Luis Arana Franco, el jefe de economía de la organización.
Su captura sirvió para cerrar el círculo sobre Incháustegui y Garrido Lecca y el GEIN empezó a vigilar la casa de la pareja.
Algunos de los agentes se acercaban a la vivienda vestidos como recolectores de basuras y revisaban los desperdicios que salían del lugar, en busca de pruebas.
Durante el seguimiento notaron actividades extrañas, como que compraban ropa más grande que la que ellos usaban, y un día encontraron una nota escrita por Iparraguirre, la pareja de Guzmán.
Después de dos meses, los agentes del GEIN estaban preparados para detenerlos.

Captura

La noche del 12 de septiembre de 1992, dos agentes del GEIN detuvieron a la bailarina en el breve momento en el que abrió la puerta de su casa para despedir a unos amigos.
Inmediatamente llegaron refuerzos y ocuparon toda la casa.
Dirección Nacional contra el Terrorismo/PerúDerechos de autor de la imagenDIRECCIÓN NACIONAL CONTRA EL TERRORISMO / PERÚ
Image captionLos agentes del GEIN notaban movimientos extraños en la casa de Garrido Lecca.
Garrido Lecca fue capturada junto a la cúpula de Sendero Luminoso. Fue condenada a cadena perpetua, primero, pero luego su pena fue reducida a 25 años, que se cumplen este lunes.
Cuando fue presentada a la prensa días después de su arresto, apareció desafiante, gritando "¡Viva el presidente Gonzalo!" (como se hacía llamar Abimael Guzmán en esa época).
En los interrogatorios de la policía, mantiene la misma actitud.
"Mi actividad es ser una bailarina. ¿Sabe lo que es ser una bailarina de danza contemporánea?", le dice a un agente. "Bueno, no sé si sabe, pero esa es mi actividad principal".
"Dicto clases y bailo y hace tiempo que preparo una coreografia mía", le dice, "que si quieres te la cuento o si quieres te la bailo".

Sin arrepentimiento

Años después, en una entrevista televisiva una reportera le pregunta si se considera "terrorista".
Garrido Lecca le responde "no, por su puesto que no" y le explica que se considera "una prisionera política, una prisionera de guerra y una hija del pueblo peruano".
Niega pertenecer a Sendero Luminoso y dice que no tiene nada de qué arrepentirse. "Para mí el arrepentimiento es lo más bajo moralmente", señaló.
En una entrevista con la revista peruana Caretas en 2005, Garrido Lecca niega haber escondido a los senderistas en su casa.
"No sabía que Guzmán estaba en el segundo piso de mi casa, tampoco que estaban ahí las otras personas. Mi pareja fue quien hizo el contrato de alquiler con Raida Oscate (nombre ficticio de Elena Iparraguirre). Nunca oculté a Guzmán", dijo a Caretas.
BBC Mundo trató de contactarla a través de las autoridades carcelarias y allegados a ella, pero hasta el cierre de la nota no lo consiguió.
Maritza Garrido LeccaDerechos de autor de la imagenEL COMERCIO/PERÚ
Image captionGarrido Lecca no ha dado declaraciones de arrepentimiento.
La excarcelación de Garrido Lecca genera preocupación en Perú, debido a las declaraciones que se conocen de ella y al recuerdo de los crímenes de Sendero Luminoso.
El procurador antiterrorismo, Milko Ruiz, señala, además, que no ha pagado la reparación civil que le correspondía.
"Perú no está preparado para que las personas condenadas por terrorismo recuperen la libertad", dijo el sociólogo peruano y ex miembro de la Comisión de la Verdad, Carlos Tapia, a BBC Mundo.
"Uno de los errores de la CVR es que no tomamos en cuenta qué debería hacerse con los presos por terrorismo que saldrían libres. No nos preocupamos por un plan de reinserción social. Los partidos democráticos no están capacitados para un debate ideológico (con ellos)".
Para el columnista peruano Jaime Bedoya "es difícil imaginar sus posibilidades de reinserción".
"La herida que dejó Abimael Guzmán es honda y difícil de curar", escribió en El Comercio.
Agrega que "la posibilidad surreal de cruzarse en la cola (de un supermercado) con su guardiana puede ser un dilema profundo" para cualquier peruano

Las cartas perdidas de Alan Turing

Las cartas perdidas de los últimos años de Alan Turing

Una colección única de correspondencia del genial matemático británico ha sido encontrada en un antiguo archivador de un almacén de la Universidad de Mánchester. Los escritos reflejan su vida académica, sus avanzadas ideas científicas y algunas de sus tajantes opiniones
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Las cartas de Alan Turing
Las cartas de Alan Turing - U. Manchester
J. DE J. Madrid - Actualizado: Guardado en: Ciencia

Una colección perdida de cartas del científico británico Alan Turing, padre de la computación y descifrador del código secreto de comunicaciones de los nazis (Enigma), ha sido encontrada en un antiguo archivador en un almacén de la Universidad de Mánchester, donde el matemático fue director de computación. La correspondencia, que no había visto la luz durante décadas, data desde principios de 1949 hasta la muerte del genio en junio de 1954.
En total hay 148 documentos, entre ellos una carta que contiene un borrador manuscrito de GCHQ, un programa de radio de la BBC sobre Inteligencia Artificial, y ofertas de conferencias de algunas de las universidades más famosas de Estados Unidos, como el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).
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El expediente apenas refleja la azarosa vida personal de Turing. Condenado por «indecencia grave y perversión sexual» por ser homosexual, tuvo que someterse a un tratamiento hormonal que le provocó serias alteraciones físicas. Sumido en una profunda depresión, se suicidó a los 41 años. Además, el trabajo en Enigma era todavía alto secreto en ese tiempo y tampoco se menciona, con la excepción de una única misiva del director de GCHQ que hace alusión a la mansión de Bletchley Park, la famosa instalación del Servicio de Inteligencia Británico en la que Turing logró, casi en solitario, desentrañar el código nazi.

«Detesto América»

Pero las cartas dan una visión única de la vida cotidiana y de trabajo del matemático en el momento de esos acontecimientos. Además, los documentos también reflejan algunas de sus opiniones personales más directas, según explica la Universidad de Mánchester en un comunicado. Por ejemplo, su tajante respuesta a la invitación a llevar a cabo una conferencia en Estados Unidos en abril de 1953: «No me gustaría el viaje, y detesto América».
Los documentos fueron encontrados por el profesor Jim Miles de la Escuela de Ciencias de la Computación. Miles estaba reorganizando el almacén cuando descubrió un vulgar archivo de papel rojo que tenía escrito el nombre de Alan Turing.
«Cuando lo encontré pensé, 'no puede ser lo que creo que es', pero una inspección rápida demostró que sí, que era un archivo de viejas cartas y correspondencia de Turing. Estaba asombrado de que una cosa así permaneciera escondida durante tanto tiempo. Nadie que ahora trabaja en la Universidad sabía que existían (las cartas). Realmente fue un hallazgo emocionante y es un misterio por qué fueron archivadas», dice Miles.
La colección apareció en mayo de este año, pero ahora ha sido ordenada, catalogada y almacenada en la biblioteca de la universidad por el archivero, James Peters, y está disponible para los investigadores. «Es un hallazgo verdaderamente único. El material de archivo relacionado con Turing es extremadamente escaso, así que tener algo de su correspondencia académica es una incorporación bienvenida e importante», menciona. «Hay muy poco de la correspondencia personal, y no hay cartas de los miembros de la familia de Turing. Pero tenemos una visión muy interesante de sus prácticas de trabajo y vida académica mientras estaba en la universidad», añade.
Retrato de Alan Turing
Retrato de Alan Turing- Archivo
Muchas de las cartas se centran en la investigación de Turing y su pensamiento avanzado y revolucionario en áreas como la Inteligencia Artificial, la informática y las matemáticas. «En su mayoría, las cartas confirman lo que ya se sabe sobre el trabajo de Alan Turing en Mánchester, pero añaden una dimensión extra a nuestra comprensión del hombre mismo y su investigación. Como hay tan poco sobre este período de su vida, esto es un hallazgo muy importante en ese contexto. Realmente no hay nada como esto», subraya Peters.

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