Financiamiento del
desarrollo regional de Cajamarca: El desafío de la disminución de la pobreza y
brechas sociales
Autor: MBA. Edgar César Casas Casas
cesar_casas10@yahoo.es
RESUMEN
El desarrollo de
Cajamarca muestra muchos rezagos y retrocesos; en las últimas dos décadas hubo
un crecimiento sostenido de la economía
del país y el gobierno regional contó con mayores recursos presupuestales por efectos del canon minero, sin embargo, la pobreza
y las brechas sociales persisten, por lo
que es pertinente cuestionarse cuáles son los factores que limitan el
desarrollo de Cajamarca; uno de estos factores que se explora en el presente
trabajo está referido al aspecto
financiero y Presupuestario. En este
marco se analiza si los recursos financieros y presupuestales con que cuenta
el gobierno regional de Cajamarca, son suficientes, si hay una
distribución equitativa en la distribución de recursos por parte del gobierno nacional y si, se
están haciendo un uso adecuado de los algunos instrumentos de financiamiento como obras por impuestos, asociaciones público
privadas, fideicomisos y endeudamiento para acelerar el cierre de las brechas
sociales con la finalidad de tener una idea clara de la influencia del financiamiento y el presupuesto en el
desarrollo de la Región Cajamarca.
Palabras Clave: Presupuesto, financiamiento, pobreza, brechas sociales, inequidad,
descentralización fiscal.
ABSTRACT
The development of Cajamarca shows a
lot of lags and setbacks; In the last two decades there was a sustained growth
of the country's economy and the regional government counted on greater
budgetary resources due to mining canon, however, poverty and social gaps
persist, so it is pertinent to question what are the factors that limit the
development of Cajamarca; One of these factors that is explored in the present
work is related to the financial and Budgetary aspect. In this context, it is
analyzed whether the financial and budgetary resources available to the
Cajamarca regional government are sufficient, if there is an equitable
distribution of resources by the national government, and if some instruments
of financing are being used appropriately
such as tax works, public private partnerships, trusts and indebtedness
to accelerate the closing of social gaps in order to have a clear idea of the
influence of financing and budget on the development of the Cajamarca Region.
Keywords: Budget,
financing, poverty, social gaps, inequality, fiscal decentralization.
Introducción
Cajamarca es una de las regiones con mayores recursos naturales,
pero en contraste, presenta los mayores índices de pobreza en el Perú, que se mantiene en forma persistente en los últimos años; según el
Instituto Nacional de Estadística (2016), la pobreza general alcanza el 50.8%, la pobreza extrema está en el intervalo
de 16.6 % a 23.9% y prácticamente no se
ha movido en los últimos años con lo que se demuestra que
Cajamarca no solo es la región más
pobre del país sino que tiene una
pobreza persistente.
Desde hace más de dos
décadas, hubo un crecimiento sostenido
de la economía del país incrementándose
los recursos presupuestales del Gobierno Regional de Cajamarca principalmente por efectos del canon minero; a partir de las
sucesivas gestiones, se realizaron esfuerzos por reducir la pobreza y las brechas sociales a
través del impulso de diversos programas y proyectos de inversión; sin embargo,
no se lograron los objetivos trazados, ahora
nos encontramos en un nuevo contexto donde los recursos del canon han disminuido
significativamente tornándose más crítica la situación para abordar dicha problemática.
El escenario actual de desaceleración del crecimiento económico y disminución del canon minero en Cajamarca
obliga a pensar en nuevas alternativas para abordar la problemática
desde una dimensión estructural; éstas pasan entre otras cosas por repensar,
desde el modelo de desarrollo que se requiere para Cajamarca, entender que la
pobreza tiene un carácter complejo que debe ser abordado con un enfoque multidimensional,
tener políticas intersectoriales que se complementen,
mejorar la calidad del gasto y la
inversión pública regional con soluciones basadas en evidencias, que exista una
articulación efectiva de las políticas sociales
con las políticas e iniciativas económicas y ambientales en los tres niveles de gobierno, que se
efectúen rendiciones de cuentas en base a resultados, pero también se hace necesario que el gobierno nacional, destine mayores recursos y revisen los criterios de redistribución
de los ingresos fiscales, porque Cajamarca es una de las
Regiones con menor inversión y gasto público per cápita del Perú, con lo cual
los recursos presupuestales resultan insuficientes para hacer frente a la magnitud y persistencia de la pobreza y de las brechas sociales.
En este contexto, uno de los grandes problemas que la Región Cajamarca enfrenta es, la
incapacidad histórica para reducir la pobreza y las brechas sociales, que ha
propiciado rezagos económicos, sociales y ha profundizado la desigualdad social
en la región, lo que conduce a formular
la pregunta ¿Son suficientes los recursos presupuestales del Gobierno Regional
para disminuir la pobreza y las principales
brechas sociales de Cajamarca?
Para responderla, se propone tres hipótesis: En primer lugar que el actual presupuesto y fuentes de
financiamiento asignados por el gobierno
nacional al gobierno regional de Cajamarca son inequitativos y resultan insuficientes para reducir
la pobreza, las brechas sociales
y necesidades de infraestructura; en
segundo lugar que, el gobierno regional no ha efectuado uso de algunos instrumentos de financiamiento previstos en la normativa como son: obras por
impuestos, asociaciones público privadas, fideicomisos, proyectos en activos y endeudamiento
para acelerar el cierre de brechas; en
tercer lugar, al estar paralizado la
descentralización fiscal, los presupuestos de los gobiernos regionales son muy
dependientes y volátiles cuando se sustentan en los recursos naturales.
Consideraciones teóricas
Barcelata (2015)
sostiene que, una de las causas de los
rezagos o avances de los gobiernos subnacionales
es la profunda desigualdad en el reparto
de los recursos públicos necesarios para el desarrollo, por lo cual no es
sorprendente que los gobiernos del
círculo virtuoso sean los que más recursos públicos disponen, a diferencia de
los del círculo vicioso, que padecen una gran escasez de ingresos públicos.
Esto evidencia una importante relación directa entre desarrollo y recursos públicos, que implica que la mayor
disponibilidad de estos tiene un impacto positivo en el producto bruto
per
cápita, en la salud y en la educación, es decir, en el capital humano de las personas,
además que, el crecimiento pos sí mismo
no es suficiente para propiciar desarrollo.
En opinión de Ceconi (1998), la teoría no proporciona respuestas
claras acerca de la dirección de la causalidad o de la combinación de recursos óptimos
para promover el desarrollo. De la misma manera se expresan Lindauer y
Velenchik (1992), para quienes los estudios sobre la relación entre el gasto
público y el crecimiento no muestran evidencian empíricas que corrobore una
fuerte correlación entre esas variables, a su parecer, la idea de que el gasto
público es un factor determinante de las tasas de crecimiento y bienestar, tiene
poco sustento.
Hay varios esfuerzos
por verificar si el incremento del gasto púbico se asocia a un mejoramiento en
el desarrollo humano (educación y salud), pero los resultados son
contradictorios; por un lado, existen
trabajos que señalan que hay una asociación negativa entre eficiencia y niveles
de gasto, como los de Gupta, Verhoeven y Tiongson (2001); Jayasuriya y Wodon
(2003), Afonso y Ebert (2005). En el mismo
sentido, Herrera y Pang (2005) han puesto de relieve
que los niveles de gasto más elevados están generalmente asociados con índices de
eficiencia inferiores.
De otra parte, están los trabajos que muestran
una relación positiva entre desarrollo y gasto público, como es el de Xu y otros. (2003), asimismo, hay
otros autores que, no han encontrado
ningún efecto significativo como Filmer
y Pritchett (1999).
No obstante, Hernández
(2010) encuentra evidencia que durante el periodo 1980-2009, en México, ni el
gasto público en infraestructura física, ni el gasto social generaron
riqueza, por ello, en su perspectiva, no
solo es importante que el gobierno gaste, sino, que también es fundamental que
lo haga bien.
En este conjunto de
ideas de “gastar bien”, destaca el planteamiento desarrollado por
Ranis y Stewart (2002) quienes establecen la estrecha relación que debe existir
entre crecimiento económico (CE) y desarrollo humano (DH) y argumenta que estas variables
se condicionan y complementan una a la otra, constituyendo procesos en los que
se retroalimentan y se refuerzan mutuamente. Este vínculo genera dos grandes
encadenamientos en los que el CE provee los recursos para permitir mejoras sustanciales en el
DH, para luego este
último constituirse en un medio con el que se crean las condiciones para impulsar
al primero.
Según lo señalado por
Ranis y Stewart (2002), el crecimiento genera impactos distintos en el DH porque está sujeto a un conjunto de factores sociales,
políticos e institucionales que determinan la forma en que se asignan los
recursos públicos, privados y la redistribución el ingreso. El impacto sobre el
DH
será
mayor si los recursos adicionales que generan el crecimiento mejoran las
finanzas públicas, de manera que existan más fondos públicos para aplicarlos en
programas que repercutan en aspectos sociales mediante la inversión en capital
humano y que, además, se distribuyan de manera más igualitaria a nivel social,
es decir, que lleguen a quienes verdaderamente lo necesitan para no caer en la
llamada “trampa de la desigualdad” que se genera como resultado de la
regresividad con que se aplican los recursos públicos.
En este sentido, Ranis,
Stewart y Ramírez (2000) afirman que,
existe evidencia internacional
que un alto CE mejora rápidamente
los indicadores de DH
y
viceversa, pero también se observa que un bajo crecimiento tiende a generar
fuertes rezagos en DH, que a su vez
generan estancamiento económico. Esto se debe a que el CE impulsa la expansión
de la base material necesaria para la satisfacción de las necesidades humanas como
las de salud y de educación, lo cual eleva la productividad de las personas; en
cambio, su ausencia limita la inversión privada y pública en dichos rubros, lo
que reduce el potencial de acumulación de recursos productivos. Esto demuestra
que CE
y DH se fortalecen
mutuamente, cuando aparece un círculo virtuoso (reforzamiento positivo) o se
debilitan uno al otro, en un círculo vicioso (reforzamiento negativo).
Asimismo, Ranis y Stewart (2007) consideran que, puede resultar también que un
mismo ritmo de CE
se
traduzca en distintos potenciales de DH, por lo que existen regiones con un sesgo hacia el CE, donde los logros en
bienestar son pobres a pesar del avance en materia económica. También se observan situaciones de sesgo
hacia el DH, en las que este es
superior a lo alcanzado en materia de crecimiento. En este sentido, es
fundamental identificar los detalles de las conexiones entre estas variables a
nivel regional, ya que ambas constituyen el sustento primordial para elaborar
políticas públicas que permitan detonar un proceso de desarrollo económico
regional, para lo cual son vitales tanto una acción estatal que impulse dichas
políticas, como la magnitud de los recursos públicos disponibles y la
eficiencia con que se manejen.
Este planteamiento es
compartido por Amartya Sen (2001) para quien, el desarrollo social estimula un
crecimiento económico rápido e integrador si se complementan con políticas
favorables que fomenten la expansión económica.
Por otro lado, señala también que el crecimiento económico consiste en
proporcionar mayores oportunidades al desarrollo humano y debe estar integrado en
una comprensión básica del proceso de desarrollo. Según este autor, la
ampliación del gasto público permite estimular la productividad, elevar el crecimiento
económico y ampliar las prioridades del desarrollo. Lo que queda claro es que
el efecto del gasto social sobre el desarrollo económico depende de la calidad
de las políticas públicas, los programas
y proyectos que se implementen así como de la equidad que conlleven, es decir,
de “cómo se gasta y en qué se gasta”.
Pobreza y brechas sociales
El informe técnico
sobre la evolución de la pobreza monetaria entre los años 2009 al 2015,
publicado por el Instituto Nacional de
Estadística INEI (2016) muestra que,
en la región persisten altos índices de
pobreza y pobreza extrema en estos seis últimos años. En el 2010 más del 50% de
su población era pobre, esta situación no varía y continúa en los siguientes años hasta el 2015. En ese intervalo
de tiempo otros departamentos como Amazonas que estaban en similar situación de
Cajamarca fueron mejorando progresivamente.
En el caso de pobreza
extrema la situación es similar. En el 2013, Cajamarca presentaba una pobreza
extrema en el intervalo de 18.14% a 26.97%, al año siguiente seguía liderando
el ranking con un intervalo de 15.16% a 23.22% y el 2015, el panorama fue
parecido: 16.63% a 23.89%.
Para explicar los
factores que explican la persistencia de la pobreza en Cajamarca, algunos
expertos como Arnillas (2016) sostienen que, Cajamarca es la región con la más
alta tasa de población rural: 66% al 2014, en su mayoría pequeños productores
agrarios y muchas de las actividades
rurales no han tenido un desenvolvimiento económico favorable, a este panorama
de la alta ruralidad, se suma que Cajamarca
es una de las regiones y lo
arrastra de años anteriores, con menor presupuesto público per cápita, “El
presupuesto público per cápita asciende
a S/. 2,435 que lo única en el puesto 22 de 24 regiones” (Instituto Peruano de Economía: 75). Esta
combinación de bajo gasto público per cápita y alta población rural se traduce
en importantes deficiencias en los servicios públicos como en salud y
educación, lo que dificulta también promover mejoras en la productividad.
En este sentido,
Secada (2016) afirma que, Cajamarca en
el año 2015 está penúltima en el Índice
de Competitividad Regional elaborado por el Instituto Peruano de Economía
(IPE), por el cual le va mal en el entorno económico, salud, educación e
infraestructura, esta situación genera que los jóvenes migren a otras regiones
para estudiar.
En tanto, Vásquez
(2016) difiere de la posición de los
anteriores, precisando que la situación
de Cajamarca se debe en parte a los conflictos mineros y a los proyectos
extractivos detenidos que han desembocado en un menor canon para las
comunidades a lo que suma, la menor inversión pública.
Otros indicadores sociales de
Cajamarca, muestran también resultados alarmantes, según información del
Instituto Peruano de Economía (2016) en
salud, la mortalidad en la niñez es de 29 por cada mil nacidos, la desnutrición
crónica en niños menores de 5 años
alcanza al 24.9 %, la morbilidad afecta al 68% de la población y tenemos
la más baja cobertura de personal médico
del país que alcanza a 4.7 médicos por cada 10,000 habitantes. En educación,
las personas analfabetas representan el 13.1% de la población de 15 a más años,
el 22.1% de los estudiantes de 2do. grado de primaria y 2do. grado de secundaria tienen rendimiento
satisfactorio en lectura, el 16.1% de los estudiantes de 2do.
grado de primaria y 2do grado de secundaria tienen rendimiento satisfactorio en
matemáticas y solo el 16.2% de
colegios tienen acceso a internet. En
acceso a servicios, el 85.4% de la población tiene acceso a electricidad, el
70.6% a servicios de agua y el 43.6% a servicios de desagüe.
En
el plano económico, de acuerdo al
índice de Competitividad Regional 2016 (INCORE)
la Región Cajamarca se ubica en
el último puesto del Rankin de 24 Regiones.
Al respecto, el Instituto Peruano
de Economía (2016), considera que
Cajamarca en el 2016, retrocedió
un puesto y es la región menos competitiva del país. En los seis pilares del
INCORE la región se ubica en el último
tercio, además, en 14 de los 46 indicadores se ubica entre los tres últimos
lugares. El retroceso se explica, principalmente, por una caída de 18 puestos
en el pilar Instituciones, esta se debe al retroceso de 16 y 5 posiciones en
los indicadores fondos públicos no concursados y ejecución de la inversión pública.
Brechas de Inversión
Regional.
Uno de los principales desafíos del país para
alcanzar la prosperidad es desarrollar su
infraestructura, cuyo rol en la sociedad se encuentra ligado al crecimiento
económico y al desarrollo social. Actualmente, en lo que se refiere a
infraestructura, “El país se posiciona en
el puesto 89 de 144 países según el ranking del Informe de Competitividad
Global 2015- 2016
del World Economic Fórum”.
(Escuela de Gestión
Pública de la Universidad del Pacífico: 226)
En el análisis de la brecha horizontal
efectuado por la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico (2015) se
concluye que, estamos aún lejos de los niveles de infraestructura a los
que deberíamos apuntar como país para poder liderar, en la región y competir
con las mejores economías del mundo. Sin embargo, es posible avanzar mediante el esquema de inversión que
proponen y subsanar este déficit con la finalidad de alcanzar el nivel de
infraestructura deseado en el período 2016-2025, que implica una inversión de
US$ 159,549 millones. El cierre de la brecha de infraestructura para el período 2016-2025 implicaría una inversión promedio
anual del 8.27% del Producto Bruto Interno (PBI), es decir, US$ 15,955 millones
anuales.
Si bien en
la región Cajamarca no contamos con un estimado de la magnitud de la brecha para alcanzar el nivel de infraestructura deseado, sí podemos calcular de una forma
simple para tener una idea de la magnitud de la inversión que se requiere, tomando como
base la inversión nacional en infraestructura, estimada por la Escuela
de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico (EPG-UP), ascendente a
US$ 159,549 millones y calculando
la inversión per cápita por persona, para lo cual dividimos la inversión
nacional, entre la población total que
alcanza a 31,151,643 habitantes y lo multiplicamos por el número de
pobladores de la región (1,529,755
habitantes), tenemos como resultado que la
inversión requerida para los
próximos 10 años en la región Cajamarca,
ascendería aproximadamente a US$ 7,834 millones, equivalente a una inversión anual
de US$ 783,4 millones o 2,585.22 millones de soles. Si tenemos en
cuenta que, el presupuesto institucional de apertura del gobierno regional en
el rubro de inversiones para el año 2017 asciende a S/. 111,9 millones, se demuestra que el
presupuesto regional es insuficiente
para poder cerrar progresivamente
las brechas de infraestructura y su
contribución a la disminución de la pobreza y brechas sociales “El presupuesto y su contenido detonador de transformaciones
sociales y económicas sustentables” (Soto: 48).
De acuerdo a lo señalado, y si asumimos que el presupuesto del Gobierno Regional de Cajamarca se
mantuviera constante en los próximos años,
para poder cerrar la brecha de infraestructura se requeriría aproximadamente de
231 años. De otra parte, es menester
precisar que en el cálculo estimado de las necesidades de inversión regional
para infraestructura se ha efectuado solo tomando en consideración
la población y no una combinación con
las brechas regionales que hubiese sido más equitativo.
Para cubrir la brecha nacional de infraestructura estimada, la EPG-UP (2015)
recomendó
realizar, por lo menos, las siguiente acciones: Elaboración de un “plan nacional de infraestructura”
(PNI) de largo plazo, con un horizonte mínimo de 10 años sujeto a revisiones
periódicas para priorizar las necesidades de los servicios públicos y
empaquetar múltiples proyectos en unos solo; determinar la modalidad de
financiamiento que se usará para los distintos proyectos; articulación de los
planes subnacionales y sectoriales al PNI; priorizar en el PIN una política
integral de articulación, en lugar de continuar con la inversión en proyectos
aislados; buscar la cooperación entre
gobiernos regionales, gobiernos locales y entre ministerios; implementar una política
general que asegure el mantenimiento en la formulación del proyecto, de esta
manera se evitará malgastar dinero en rehabilitación y reconstrucción; sobre la
inversión rural proponen propiciar una inversión en “combos”, en vez de
realizar inversiones individuales es sectores y tiempos diferentes.
Asimismo, la
EPG UP (2015) propone, hacer efectivo un adelanto de canon para la ejecución
de proyectos de infraestructura pública y, al mismo tiempo, generar impactos
positivos de manera anticipada
por la puesta en operación de los proyectos minero-energéticos sobre
la población relacionada directa e indirectamente y sobre la población de
interés.
Por último, recomiendan que el Estado en
sus distintos niveles de
gobierno pueda financiar la ejecución de
proyectos de infraestructura a través de endeudamiento. En este sentido, la
CEPAL (2015) sostiene que, los países en los que el endeudamiento público es bajo, no están aprovechando este espacio
fiscal para enfrentar la desaceleración, procurando dinamizar la inversión
pública y privada.
El actual gobierno del presidente Kuczynsky se ha propuesto reducir la brecha de
infraestructura social a nivel nacional
en 50% al 2021 y pasar de 4,5% a 6,2% de PBI en inversión en infraestructura,
lo que constituye una oportunidad de nuevas inversiones. A
nivel Regional, se hace necesario contar con un “plan regional de infraestructura” de largo plazo articulado al “plan nacional
de infraestructura”, con el objetivo de
conocer cuál es el orden de magnitud de la inversión necesaria para cubrir la
brecha en los diferentes sectores como:
energía, agua y saneamiento, telecomunicaciones, transportes,
infraestructura hidráulica, educación y salud, que permita sostener el
crecimiento de la región con mayor
conectividad, así como mejorar la calidad de vida de la población.
Algunas prioridades
Regionales
Para mejorar la calidad del gasto, se requiere tener claridad de
cuáles deben ser las principales
prioridades regionales, esto es una tarea pendiente que corresponder ser
definido por los cajamarquinos con sus instituciones, de allí la importancia de
revisar y actualizar el “plan de desarrollo regional Concertado” (PDRC) a través de un espacio público “vivo” que
permita tener un diálogo permanente con
los principales actores y ciudadanos del territorio.
En este sentido,
Secada (2016) plantea que, se debe invertir en los niños y en las personas, así
como fortalecer al estado presente en esta zona
con servicio civil, gestión por resultados y rendición de cuentas, así
como promover la inversión. Además, plantea
desarrollar infraestructura rural con Asociaciones Público Privadas
(APP) bien diseñadas, como cosecha de agua, micro irrigaciones
y buenas semillas para cultivos permanentes.
Considero, que una de
las principales prioridades a nivel regional constituye la disminución de la
pobreza y el cierre de las principales
brechas sociales vinculadas con educación, salud y vivienda, para generar desarrollo
humano, para lo cual se debe abordar la problemática estructuralmente buscando
una articulación virtuosa con las
políticas económicas.
Al respecto, Arnillas
(2016) propone que, para que exista la posibilidad de disminuir
la pobreza se requiere de un abordaje
multidimensional con políticas integrales
que impliquen a los tres niveles de gobierno con responsabilidades
concretas.
Si quisiéramos
abordar el problema de la pobreza a partir del enfoque monetario, y tomando las
cifras de INEI (2016) la brecha de pobreza, que es el diferencial entre el
promedio de gasto de los pobres respecto a la línea de pobreza, que según cálculo de Arnillas (2016) para Cajamarca está alrededor de S/ 20 por
persona en situación de pobreza, teniendo
en cuenta que Cajamarca cuenta al año 2015 con 1,529,755 personas y que en
el mismo período el 50.8 % de la
población se encuentra en situación de pobreza, entonces cerrar la brecha regional de pobreza
monetaria costaría aproximadamente S/. 15,542,311
mensuales o S/. 186, 507,730 al año, que,
aunque no está al alcance del gobierno regional si podría estarlo para el
gobierno nacional.
En ese sentido, considero
que para cerrar la brecha regional de pobreza, si fuera cuestión de colocar
dinero en el bolsillo de la gente, es algo que está al alcance del país, pero
el problema principal es que esto generaría dependencia de la población, no se abordaría
estructuralmente el problema de la pobreza y la desigualdad, con el desarrollo
de estrategias sostenibles de largo plazo que nos permita salir del actual círculo
vicioso de la pobreza.
Distribución inequitativa
de los recursos fiscales
De acuerdo a los indicadores del INCORE 2016, Cajamarca en la dimensión entorno económico tiene un (PBI) real de S/ 11,239 millones de soles y en el ranking nacional de 24 regiones se ubica en el puesto 9; el producto interno bruto
per cápita asciende a S/ 7,369,
ubicándose en el Rankin 18, esto se explica porque Cajamarca es una de las regiones más pobladas del país (1,529,755
habitantes al año 2015), pero en
contraste, el presupuesto público per cápita asciende a S/. 2,435 que lo ubica en el ranking 22, es
decir, Cajamarca tiene una participación
importante en el PBI nacional,
pero es una de las regiones que recibe
menos presupuesto público del gobierno nacional. Si a lo señalado agregamos que Cajamarca es
la región con mayor pobreza y brechas sociales del país, queda en evidencia
que existe una distribución inequitativa
de los recursos fiscales nacionales. “Si se quiere medir
mejor el impacto que tendría la nueva distribución,
se debe considerar las transferencias per cápita” (Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales: 61)
Sobre la distribución inequitativa de las transferencias del
gobierno nacional a los gobiernos subnacionales, la Asamblea Nacional de
Gobiernos Regionales (2009), precisa que, si
las transferencias fueran per
cápita, las regiones con mayor población pobre y menor acceso servicios
públicos como Cajamarca y Huancavelica aumentarían su presupuesto, hecho que
corrobora, la inequidad en la distribución del presupuesto entre los gobiernos
regionales “Resulta sumamente
deseable que las transferencias deben preferir modalidades que concilien
criterios de equidad y eficiencia a la par que premien el esfuerzo
fiscal”
(Ramírez: 20). Asimismo, “El sistema de transferencias no
está diseñado para atender las desigualdades interregionales” (Vega: 42)
De otra
parte la Contraloría General de la Republica
(2014) alerta que, se proyecta
una disminución en los recursos provenientes del canon, un cambio que impactará
la inversión pública descentralizada y que se ha podido constatar que, el estado
enfrenta tres grandes limitaciones para cerrar las brechas en servicios e
infraestructura: Las prácticas inadecuadas en el proceso de inversión pública; insuficientes recursos humanos; y recursos financieros insuficientes para la
inversión descentralizada al corto y mediano plazo.
Instrumentos y fuentes de financiamiento no utilizados
Existen diversos mecanismos para desarrollar proyectos de
infraestructura y provisión de servicios públicos, como contratos de obra
pública y contratos llave en mano que son regulados por la ley de
contrataciones, administración directa,
asociaciones público privadas (APP), obras por impuestos (OxO), proyectos en
activos y fideicomisos. Por su importancia al cierre de brechas me referiré
a los cuatro últimos.
Según
el glosario de términos del portal de Ministerio de Economía y Finanzas (2017)
se define que, las APP son modalidades de participación de
la inversión privada con el objeto de crear, desarrollar, mejorar, operar o
mantener infraestructura pública; proveer servicios públicos; o prestar
servicios vinculados a estos; desarrollar proyectos de investigación aplicada
y/o innovación tecnológica. En ellas se incorporan la experiencia,
conocimientos, equipos y tecnología del sector privado; distribuyendo riesgos y
comprometiendo recursos de ambas partes
y las obras por impuestos es un mecanismo que representa una oportunidad
para que el sector público y el sector privado trabajen de la mano para reducir
la brecha de infraestructura existente en el país. Mediante este mecanismo, las
empresas privadas adelantan el pago de su impuesto a la renta para financiar y
ejecutar directamente, de forma rápida y eficiente, proyectos de inversión
pública que los gobiernos subnacionales y las entidades del gobierno nacional
priorizan.
Además de las APP, el Decreto Legislativo N°
1224 y su Reglamento, implementa una modalidad de participación de la inversión
privada denominada proyectos en activos, que permite a los ministerios,
gobiernos regionales y gobiernos locales promover la inversión privada sobre
activos de su titularidad a través del Organismo Promotor de la Inversión
Privada (OPIP) respectivo, bajo los
esquemas disposición de activos, que incluye la transferencia total o
parcial, incluso mediante la permuta de bienes inmuebles y de contrato de
cesión de uso, arrendamiento, superficie, usufructo u otras modalidades
permitidas por ley.
De otra parte sobre los
fideicomisos:
“Los
gobiernos regionales pueden constituir fideicomisos, incluyendo Fideicomisos de
Titulización, para obtener financiamiento y desarrollar proyectos de
infraestructura que sobrepasen su capacidad financiera durante el período de
construcción; en otras palabras, que permitan traer a valor presente flujos de
rentas regionales de años futuros. Si bien existen ciertos límites legales a la
disposición del canon, lo cierto es que en términos generales una buena parte
del mismo puede ser afectado en fideicomiso para el desarrollo de proyectos de
infraestructura regional” (Núñez y Tantaleán:
357)
Según información del portal de PROINVERSION (2017) en la Región Cajamarca,
se promovieron y adjudicaron tres
proyectos por la modalidad de APP, por parte de Pro Inversión en coordinación con los
Ministerios de Transportes y Comunicaciones
y Energía, pero no se registra
información de proyectos que por esta
modalidad hayan sido promovidos por el gobierno
regional de Cajamarca.
Asimismo, PROINVERSION (2017)
precisa que, el Gobierno Regional de Cajamarca para el año 2016 tuvo aprobado
por el Ministerio de Economía y Finanzas como límite para la emisión de certificados de inversión
pública regional y local (CIPRL) para obras
por Impuestos, hasta 150 millones de nuevos soles, de los cuales solo ha
efectuado uso por 8.8 millones de soles para el proyecto “Mejoramiento del
crecimiento y desarrollo de los niños y niñas”.
De acuerdo a lo señalado y de la información disponible, se
evidencia el poco uso de las APP, OxO, proyectos en activos, y fideicomisos, como instrumentos de financiamiento, habiéndose financiado la infraestructura y proyectos de
desarrollo en general a través de la inversión
pública, lo que está contribuyendo a que no se acelere el proceso de cierre de
brechas sociales y de infraestructura.
Descentralización fiscal
La tradicional teoría “normativa” del descentralización y
federalismo fiscal “de primera
generación”, reflejada en los trabajos de Musgrave (1996), Oates (1972) y
Tiebout (1961), enfatizan los beneficios en términos de eficiencia en la
asignación de recursos, apoyados en los supuestos acerca de la facilidad con
que las descentralización podría dar lugar a una gobernanza eficaz y basados en
la experiencia de países avanzados donde los gobiernos subnacionales son
relativamente transparentes y eficaces.
La teoría reciente de descentralización fiscal “de segunda
generación”, es de carácter “positiva” sustentada en el trabajo de Weingast
(2009), quien ha puesto en duda el realismo de aquellos supuestos especialmente
en los países en desarrollo, por la fragilidad institucional y lazos étnicos
regionales; sin embargo, hacen hincapié en la importancia de las influencias
compensatorias y en la necesidad de equilibrar las fuerzas centrípetas y
centrífugas para hacer una efectiva descentralización.
En este sentido, la CEPAL (2015),
considera que tradicionalmente se ha
efectuado hincapié en que se genera eficiencia cuando se asigna fuentes significativas de ingresos
propios a los gobiernos subnacionales, pero también reconoce los obstáculos
económicos, institucionales y políticos que enfrenta la descentralización de
ingresos, además, las comparaciones internacionales indican que en América Latina, la descentralización de
ingresos está mucho menos avanzada que
los países de la Cooperación para
la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) y es difícil encontrar en América Latina, explicaciones empíricas
robustas del grado de descentralización de los ingresos.
A pesar de las discrepancias señaladas, las teorías positivas y
normativas de descentralización fiscal reconocen los beneficios de entregar un
importante grado de autonomía a los gobiernos subnacionales en la toma de
decisiones sobre el nivel y la composición de sus ingresos. Entre los
beneficios se consideran: La mayor eficiencia, la movilización de recursos
adicionales, la responsabilidad fiscal y política, conformidad con las
preferencias locales y previsibilidad fiscal; pero también se reconocen restricciones de carácter económicas,
institucionales y limitaciones políticas.
De los beneficios de la descentralización
fiscal, por su importancia quiero referirme al de “previsibilidad fiscal”, ya
que el financiamiento con ingresos propios a las regiones proporcionaría una mayor seguridad
en comparación con las transferencias
del gobierno nacional, que suelen ser más volátiles, especialmente cuando se
basan en recursos naturales como es el canon minero en la región Cajamarca. Una
fuerte base tributaria regional puede facilitar la preparación de presupuestos
más realistas, efectuar proyecciones de
presupuestos multianuales y reducir la volatilidad de la ejecución.
Considero que se debe incluir como parte de la
agenda nacional el tema de la descentralización fiscal regional, y retomar el debate a partir de algunas propuestas e ideas presentados
por organismos nacionales e internacionales como el
Banco Interamericano de Desarrollo (2016), entre las que destacan la
coparticipación de ingresos, nuevos impuestos regionales, impuestos verdes e impuestos específicos sobre servicios
públicos, que se comenta brevemente a
continuación.
La coparticipación de ingresos para niveles
intermedios de gobierno en base a impuestos administrados por el gobierno
central, como el impuesto a la renta o el impuesto al valor agregado, suelen
concebirse como opciones
interesantes que pueden contribuir a
incrementar la autonomía de los gobiernos regionales, sin embargo, es posible
que sea resistida por el gobierno nacional “El modelo de coparticipación propuesto mejora
la asignación y logra mayor equidad entre los gobiernos regionales” (Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales : 61)
Nuevos impuestos regionales, es otra opción, pero
es un proceso difícil, donde es muy importante evitar malas elecciones de
impuestos como encontrar nuevos gravámenes que puedan proporcionar autonomía
financiera a los gobiernos regionales. Crear nuevos impuestos requiere de
aceptabilidad política que es un requisito clave para cualquier reforma
tributaria y en principio no es realista esperar apoyo político al aumento de impuestos.
Impuestos relacionados con el medio ambiente, llamados
impuestos verdes, pueden ofrecer una fuente innovadora y potencialmente
importante de ingresos para los gobiernos regionales. Otras fuentes posibles de
ingresos pueden constituir impuestos específicos sobre servicios públicos como electricidad y teléfonos,
pero es posible que se generen disparidades
entre gobiernos regionales.
En general, podemos concluir sobre la descentralización fiscal que, no hay
ingresos ideales para aumentar la autonomía de los gobiernos regionales en el
Perú, pero debemos avanzar
progresivamente en esta temática para
dotarles a los gobiernos regionales de mayores ingresos
propios que contribuyan a mejorar la planificación financiera de largo plazo y
disminuir la volatilidad presupuestal.
Conclusiones
En base a la discusión del
presente documento, se concluye que:
1.
Cajamarca es una región que recibe insuficientes recursos
presupuestales por parte del gobierno nacional; el presupuesto público per
cápita es menor que la mayor parte de regiones del país, lo cual es un contra
sentido a pesar que es la región con mayores índices de pobreza y brechas
sociales del Perú.
2.
Hay una profunda desigualdad en las transferencias
presupuestarias por parte del gobierno nacional a las regiones, identificándose
una relación entre pobreza y los
recursos públicos con que cuentan.
3.
Se confirma la importancia de disponer de mayores recursos
públicos para impulsar la expansión productiva y el bienestar social, así como
el hecho de que el auge económico por sí mismo no es suficiente para propiciar
el desarrollo social. La acción del gobierno nacional es indispensable para
impulsar el proceso de crecimiento y disminución de la pobreza mediante el
incremento de los recursos públicos, así como la complementación y articulación
los programas sociales en el territorio regional.
4.
Los criterios de reparto para las transferencias
presupuestarias no privilegian
criterios de pobreza y de cierre de brechas, existiendo una profunda inequidad
en el reparto de los recursos públicos que están contribuyendo a incrementar
las disparidades entre las regiones.
5.
En la medida que la
política fiscal nacional se oriente a cerrar las brechas de infraestructura, se
mejorará el bienestar de la sociedad, ya que los promedios esconden la
diversidad de la realidad regional.
6.
El gobierno regional de Cajamarca no ha hecho uso de algunos
instrumentos que establece la normativa para financiar el desarrollo regional
como: Obras por Impuestos, Asociaciones Público Privadas, Proyectos en Activos,
Fideicomisos y Endeudamiento, para acelerar el cierre de brechas.
7.
La ausencia de descentralización
fiscal, está originando que los presupuestos de los gobiernos regionales sean muy dependientes de las transferencias
discrecionales del gobierno nacional y tengan una alta volatilidad que
dificulta la planificación financiera de largo plazo.
8.
Aunque la región Cajamarca, necesita de mayores recursos presupuestales, disponer
de mayores recursos, no asegura que se tenga automáticamente mayores impactos
en la pobreza y disminución de las brechas sociales, como al respecto lo precisan Barcelata y
Cuevas (2013) que los efectos dependen no solo del monto del gasto, sino también,
y de manera determinante, del modo en que se administran los recursos y se
deciden las asignaciones de gasto regional.
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