Las obsesiones tienen un origen genético
Encuentran 4 genes implicados en el trastorno obsesivo-compulsivo.
Un equipo internacional de científicos del Broad Institute of MIT and Harvard y otras instituciones, ha encontradoevidencia de cuatro genes que pueden vincularse con el trastorno obsesivo compulsivo ( TOC). En el artículo, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, los expertos describen su enfoque para aislar los genes vinculados a este trastorno de ansiedad y lo que encontraron como resultado.
Charles Dickens o Marcel Proust lo padecían y se cree que Nikola Tesla y Charles Darwin, también. El trastorno obsesivo-compulsivo es una dolencia psiquiátrica caracterizada por pensamientos recurrentes y persistentes, que provocan miedo, inquietud, aprensión o preocupación, y conductas repetitivas denominadas compulsiones, para mitigar dicha ansiedad.
Así, las personas que lo padecen tienden a repetir comportamientos compulsivos porque su cerebro les dice que algo no se ha resuelto adecuadamente y experimentan la urgencia de resolver un problema, como volver a lavarse las manos.
No existe ninguna cura para la enfermedad, aunque estudios recientes han demostrado que, en algunos casos, el uso de medicamentos que aumentan los niveles de serotonina puede ayudar. Investigaciones previas también han demostrado que es probable que el TOC sea una afección hereditaria y en este aspecto se centraron los científicos del actual estudio encontrando los genes que probablemente causen el trastorno.
El estudio consistió en obtener primero muestras genéticas de 592 personas diagnosticadas con TOC y 560 personas sanas, como grupo de control. También se incluyeron muestras genéticas de perros que sufren la forma canina de este trastorno.
Con todas estas muestras, los investigadores se centraron en 600 genes específicos posiblemente relacionados con el TOC y, en algunos casos, con el autismo, pues muchas personas con el trastorno del espectro autista tienen comportamientos repetitivos. Tras un análisis minucioso, los científicos aislaron cuatro genes que eran diferentes en aquellas personas con TOC (previamente identificados como importantes en la creación de circuitos cerebrales implicados en la construcción de enlaces entre las regiones del tálamo, el cuerpo estriado y la corteza).
Se trata de un hallazgo notable, ya que el cuerpo estriado del cerebro desempeña un papel clave en el aprendizaje y también en la transmisión de mensajes del tálamo a la corteza cerebral.
Los investigadores sugieren que los 4 genes mutados podrían causar niveles más altos o más bajos de los niveles normales de serotonina, lo que a su vez podría provocar la interrupción de la información según la interpreta el cerebro, causando una anomalía en este circuito cerebral.
Uno de los genes identificados (concretamente el gen HTR2A) codifica un receptor de serotonina, un neurotransmisor vinculado al desarrollo de ciertos trastornos como la ansiedad, el estrés, ciertas fobias y la depresión.
Este desequilibrio en la regulación serotoninérgica del trastorno obsesivo-compulsivo podría explicar los beneficios obtenidos en el 60% de los pacientes que han sido tratados con antidepresivos (pues el fármaco incrementa los niveles de serotonina en el organismo).
Referencia: Hyun Ji Noh et al. Integrating evolutionary and regulatory information with a multispecies approach implicates genes and pathways in obsessive-compulsive disorder, Nature Communications (2017). DOI: 10.1038/s41467-017-00831-x
Encuentran 4 genes implicados en el trastorno obsesivo-compulsivo.
Un equipo internacional de científicos del Broad Institute of MIT and Harvard y otras instituciones, ha encontradoevidencia de cuatro genes que pueden vincularse con el trastorno obsesivo compulsivo ( TOC). En el artículo, que ha sido publicado en la revista Nature Communications, los expertos describen su enfoque para aislar los genes vinculados a este trastorno de ansiedad y lo que encontraron como resultado.
Charles Dickens o Marcel Proust lo padecían y se cree que Nikola Tesla y Charles Darwin, también. El trastorno obsesivo-compulsivo es una dolencia psiquiátrica caracterizada por pensamientos recurrentes y persistentes, que provocan miedo, inquietud, aprensión o preocupación, y conductas repetitivas denominadas compulsiones, para mitigar dicha ansiedad.
Así, las personas que lo padecen tienden a repetir comportamientos compulsivos porque su cerebro les dice que algo no se ha resuelto adecuadamente y experimentan la urgencia de resolver un problema, como volver a lavarse las manos.
No existe ninguna cura para la enfermedad, aunque estudios recientes han demostrado que, en algunos casos, el uso de medicamentos que aumentan los niveles de serotonina puede ayudar. Investigaciones previas también han demostrado que es probable que el TOC sea una afección hereditaria y en este aspecto se centraron los científicos del actual estudio encontrando los genes que probablemente causen el trastorno.
El estudio consistió en obtener primero muestras genéticas de 592 personas diagnosticadas con TOC y 560 personas sanas, como grupo de control. También se incluyeron muestras genéticas de perros que sufren la forma canina de este trastorno.
Con todas estas muestras, los investigadores se centraron en 600 genes específicos posiblemente relacionados con el TOC y, en algunos casos, con el autismo, pues muchas personas con el trastorno del espectro autista tienen comportamientos repetitivos. Tras un análisis minucioso, los científicos aislaron cuatro genes que eran diferentes en aquellas personas con TOC (previamente identificados como importantes en la creación de circuitos cerebrales implicados en la construcción de enlaces entre las regiones del tálamo, el cuerpo estriado y la corteza).
El estudio consistió en obtener primero muestras genéticas de 592 personas diagnosticadas con TOC y 560 personas sanas, como grupo de control. También se incluyeron muestras genéticas de perros que sufren la forma canina de este trastorno.
Con todas estas muestras, los investigadores se centraron en 600 genes específicos posiblemente relacionados con el TOC y, en algunos casos, con el autismo, pues muchas personas con el trastorno del espectro autista tienen comportamientos repetitivos. Tras un análisis minucioso, los científicos aislaron cuatro genes que eran diferentes en aquellas personas con TOC (previamente identificados como importantes en la creación de circuitos cerebrales implicados en la construcción de enlaces entre las regiones del tálamo, el cuerpo estriado y la corteza).
Se trata de un hallazgo notable, ya que el cuerpo estriado del cerebro desempeña un papel clave en el aprendizaje y también en la transmisión de mensajes del tálamo a la corteza cerebral.
Los investigadores sugieren que los 4 genes mutados podrían causar niveles más altos o más bajos de los niveles normales de serotonina, lo que a su vez podría provocar la interrupción de la información según la interpreta el cerebro, causando una anomalía en este circuito cerebral.
Uno de los genes identificados (concretamente el gen HTR2A) codifica un receptor de serotonina, un neurotransmisor vinculado al desarrollo de ciertos trastornos como la ansiedad, el estrés, ciertas fobias y la depresión.
Este desequilibrio en la regulación serotoninérgica del trastorno obsesivo-compulsivo podría explicar los beneficios obtenidos en el 60% de los pacientes que han sido tratados con antidepresivos (pues el fármaco incrementa los niveles de serotonina en el organismo).
Uno de los genes identificados (concretamente el gen HTR2A) codifica un receptor de serotonina, un neurotransmisor vinculado al desarrollo de ciertos trastornos como la ansiedad, el estrés, ciertas fobias y la depresión.
Este desequilibrio en la regulación serotoninérgica del trastorno obsesivo-compulsivo podría explicar los beneficios obtenidos en el 60% de los pacientes que han sido tratados con antidepresivos (pues el fármaco incrementa los niveles de serotonina en el organismo).
Referencia: Hyun Ji Noh et al. Integrating evolutionary and regulatory information with a multispecies approach implicates genes and pathways in obsessive-compulsive disorder, Nature Communications (2017). DOI: 10.1038/s41467-017-00831-x
No hay comentarios.:
Publicar un comentario