miércoles, mayo 23, 2012

Por que hay mas autismo?


¿Por qué hay más trastornos del espectro autista?


Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) calculan que 1 de cada 88 niños ha sido identificado con un trastorno del espectro autista (TEA). Estos datos son cálculos de la Red de Vigilancia del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo (ADDM, por sus siglas en inglés) que estimó la cifra de niños de 8 años con TEA que vivían en 14 comunidades de Estados Unidos incluidas en el 2008. Este nuevo cálculo representa un aumento del 78% en comparación con nuestro primer informe

¿Por qué han aumentado los TEA?

Esta gráfica muestra un aumento en la prevalencia de trastornos del espectro autista identificados en los Estados Unidos entre el 2002 y el 2008. En el 2002, la prevalencia fue de 6.6 por cada 1,000 niños de 8 años; En el 2006 la prevalencia fue de 9 por cada 1,000 niños de 8 años, y en el 2008 la prevalencia fue de 11.3 por cada 1,000 niños de 8 años. Los datos son de la Red de Vigilancia del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo (ADDM). En los CDC sabemos que las personas quieren respuestas sobre lo que está causando este aumento y nosotros también queremos saberlo. Las razones del aumento en la prevalencia identificada de TEA no se han podido entender en su totalidad. Parte del aumento se debe a la manera en que se diagnostica a los niños y se les atiende en sus comunidades locales. Además, es posible que los aumentos reportados se puedan explicar en parte a que los doctores, los maestros y los padres están más familiarizados con los TEA. Para entender mejor este tema, los CDC seguirán guiando y realizando investigaciones para saber que está poniendo en riesgo a nuestros niños.
Sin embargo, algo que las estadísticas nos muestran con certeza es que a más niños que nunca antes se les ha identificado un TEA y que tanto ellos como sus familias necesitan ayuda.

Hallazgos recientes

Factores del embarazo y del nacimiento

Los investigadores de los CDC elaboraron un modelo para calcular la forma en la que cambios en seis factores del embarazo y del parto pueden haber contribuido al aumento de la prevalencia de TEA.
  • Partos prematuros y muy prematuros
  • Peso bajo y muy bajo al nacer
  • Partos múltiples
  • Parto por cesárea
  • Presentación de nalgas
  • Fecundación in vitro u otras tecnologías de reproducción asistida (ART, por sus siglas en inglés)
El estudio descubrió que es muy poco probable que alguno de los factores del embarazo o del nacimiento incluidos en el estudio haya podido ser la causa de un aumento tan grande en los TEA del 2002 al 2006.
Sin embargo, el modelo creado para este estudio será útil para realizar investigaciones futuras y puede ser usado para evaluar otros tipos de factores de riesgo.

Taller de evaluación

Con el objeto de proporcionar un foro en el cual se pueda intercambiar información sobre los cambios en la prevalencia de los TEA, los CDC y Autism Speaks organizaron en forma conjunta el taller Workshop on U.S. Data to Evaluate Changes in the Prevalence of Autism Spectrum Disorders. El taller reunió a científicos y miembros de otros sectores interesados relacionados con el autismo con el objeto de mejorar los conocimientos sobre la prevalencia de los TEA, aprender de otras afecciones, y compartir ideas que ayuden a desarrollar estrategias para entender mejor las tendencias de los TEA.

Enfoque en: Doctora Yeargin-Allsopp

Foto de la doctora Marshalyn Yeargin-AllsoppUna persona que ha ayudado a establecer las bases del estudio de los TEA en los CDC es la doctora Marshalyn Yeargin-Allsopp. La doctora Marshalyn Yeargin-Allsopp es una pediatra especializada en el desarrollo, epidemióloga y jefa de la Subdivisión de Discapacidades del Desarrollo en el Centro Nacional de Defectos Congénitos y Discapacidades del Desarrollo de los CDC. Esta científica no solamente es una líder en el campo del autismo sino además una innovadora en lo que se refiere a otras áreas de su profesión.
"Provengo de una comunidad que me inculcó que podría hacer lo que quisiera: hasta alcanzar las estrellas. Ese aliento me llevó lejos. A los cinco años, anuncié que algún día sería una doctora y para los ocho años ya había decidido que mi especialidad sería pediatría.
Seguí la recomendación de mi tío abuelo, el doctor Benjamin Mays, quien fue presidente del Morehouse College por mucho tiempo y mentor del doctor Martin Luther King Jr., y seguí acumulando logros académicos con la esperanza de ser aceptada en una facultad de medicina prestigiosa. Fui la primera estudiante de raza negra que se graduó de Sweet Briar College. En 1968 me inscribí en la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory donde, de nuevo, fui la primera mujer de raza negra en graduarse.
Después de graduarme de la facultad de medicina en 1972 me fui al Norte para completar mi práctica en pediatría y mi residencia en el Hospital Montefiore de la Ciudad de Nueva York. Después de pasar tres años como pediatra general, me di cuenta de que muchas de las preguntas de los padres de mis pacientes tenían que ver con el desarrollo y con el comportamiento. También por ese tiempo, acababa de tener mi primer bebé. Como nueva mamá, me empecé a dar cuenta de la forma en la que avanza el milagroso proceso del desarrollo durante los primeros años de la niñez. Este deseo profesional y personal para aprender más acerca del desarrollo y para afectar positivamente la vida de los niños, sin importar su nivel de capacidad, me condujo a conseguir una beca de investigación en pediatría del desarrollo en el Rose F. Kennedy Center de la Facultad de Medicina del Albert Einstein College.
Por coincidencia conocí al doctor Godfrey Oakley, quien era en ese entonces director de la División de Defectos Congénitos de los CDC. Me alentó a cambiarme a Atlanta y unirme a los CDC para contribuir en el trabajo de los CDC en el campo de las discapacidades del desarrollo. Vine a los CDC en 1981 como funcionaria del Servicio de Inteligencia Epidemiológica (EIS, por sus siglas en inglés), un programa especial de capacitación que dura dos años para los profesionales de la salud interesados en el área de epidemiología aplicada. Mi primera tarea como funcionaria del EIS en la Subdivisión de Defectos Congénitos fue la de investigar si se podía dar seguimiento a la prevalencia de las discapacidades del desarrollo usando los archivos de educación. Para contestar la pregunta, diseñé un estudio piloto para determinar la prevalencia de la discapacidad intelectual en Atlanta. El estudio piloto descubrió que efectivamente los archivos de educación tenían información y que podrían ser utilizados, junto con los archivos de salud, para calcular la prevalencia de las discapacidades del desarrollo. Los CDC aplicaron luego este método de vigilancia al primer estudio de múltiples discapacidades del desarrollo basado en la población: el Estudio de las discapacidades del desarrollo en el área metropolitana de Atlanta (MADDS, por sus siglas en inglés)
Con base en el éxito de MADDS, los CDC crearon el Programa de Vigilancia de las Discapacidades del Desarrollo en el área Metropolitana de Atlanta (MADDSP, por sus siglas en inglés) en 1991. Aún hoy en día, el MADDSP sigue usando los métodos de vigilancia creados por mí y mis colegas en los años ochenta para darle seguimiento a las discapacidades del desarrollo en la zona metropolitana de Atlanta. El MADDSP también es el programa modelo de la Red de Vigilancia del Autismo y las Discapacidades del Desarrollo (ADDM, por sus siglas en inglés) de los CDC, que ha estado monitorizando los TEA y otras discapacidades del desarrollo usando el mismo método por más de una década y que publicó los cálculos actualizados de prevalencia de los TEA en marzo del 2012. En retrospectiva, puedo ver los pasos que nos llevaron desde el proyecto piloto sobre discapacidades intelectuales en la zona metropolitana de Atlanta a la Red ADDM nacional de hoy. Pero en ese entonces, cuando trabajaba en el estudio piloto, nunca sentí que estuviéramos siendo los pioneros en este campo. Solamente sabía que era algo necesario para ayudar a las comunidades en ese momento en particular.
En todos estos años no he perdido mi vocación médica, ya que como doctora puedo hacer cosas que tienen un impacto inmediato en la vida de los niños y sus familias. Esta experiencia me hace una mejor científica y le da pasión a mi trabajo. Veo que el trabajo que hacemos en los CDC no solo es acerca de estadísticas sino que trata de ayudar a los niños y a las familias. Nunca olvido que hay un niño detrás de cada cifra".

 

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