Cuando la política y la salud pública se enfrentan, producen engendros muy interesantes. Uno de esos acaba de producirse la semana pasada en el Congreso Nacional de la República.
Por un lado, el congreso aprobó por mayoría absoluta la ley que prohíbe el castigo físico y humillante para niños, niñas y adolescentes. De acuerdo a INFANT, la ONG que impulsó el proyecto, la votación fue de 74 a favor, uno en contra y dos abstenciones. De acuerdo a la misma organización, los impulsores en el congreso fueron los parlamentarios José Urquizo,  Luisa Cuculiza y Juan Carlos Eguren. ¡Felicitaciones a ellos!
Pero por otro lado, la semana pasada también, sucedió un hecho bochornoso en el Congreso, cuando algunos miembros de la Comisión de Salud y Población intentaron desbaratar la “Ley de promoción para la alimentación saludable de niños, niñas y adolescentes”. Irónicamente, dos de los congresistas que impulsaron la ley de defensa de los niños, trataron de torpedear la ley de alimentación saludable. Una la Sra. Cuculiza y el otro, el Sr. Eguren, cuya hoja de vida nos muestra que fue un alto ejecutivo de empresas transnacionales fabricantes de gaseosas y alimentos procesados.
Un poco de historia
Como recordamos, el 10 de mayo del 2013, el Presidente Ollanta Humala firmó con bombos y platillos la Ley 30021 “Ley de promoción para la alimentación saludable de niños, niñas y adolescentes”. Con esa ley, el Perú entraba en la órbita de países preocupados por los altos índices de sobrepeso y obesidad de su población infantil.
La ley proponía que se eduque a los niños en las escuelas, que se promueva la educación física, que se cree un sistema para monitorizar los índices de sobrepeso y obesidad infantil, que se impida la venta de alimentos no saludables en los kioscos escolares y que la publicidad de los alimentos procesados esté de acuerdo a las políticas de promoción de la salud. La ley mandaba que se establezca un reglamento y que se defina adecuadamente lo que es un alimento saludable, de acuerdo a las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En dos artículos previos, el primero publicado en julio del 2013 y el segundo en agosto de este año, advertíamos que, al igual que en otros países que trataron de hacer lo mismo, la industria de bebidas azucaradas y alimentos procesados del Perú estaba ejerciendo una férrea resistencia a la aprobación de ese reglamento.
En primer lugar logró que el 24 de abril del 2014, el Minsa publique un reglamento en el que desobedeciendo al mandato de su propia ley, no siguió las guías de la OMS para definir los límites de grasas, azúcares, sal y grasas trans de los alimentos saludables. Eso fue denunciado por muchos grupos, incluyendo esta columna en julio del 2014.
Ese impase hizo que la implementación de la ley se retrase durante un año, pues recién el 18 de abril del 2015 se publicó el Decreto Supremo 007-2015-SA, que rectificó el reglamento reconociendo las definiciones de alimentos saludables de la OMS, pero dejando inexplicablemente de lado a las grasas trans, las que nuestros niños seguirán comiendo en el Perú, a pesar de saberse que son muy dañinas para la salud del corazón.
Pero ese decreto supremo tenía truco porque en su disposición final decía que las correcciones hechas entrarían en vigencia en el plazo que determine el reglamento de la ley, por lo que habrá que volver a escribir otro reglamento, lo que al parecer se haría recién en febrero del próximo año, con lo cual se tendrán ya cuatro años de retraso desde que se publicó la ley en el 2012.
Lobistas en acción
El episodio acaecido en el Congreso el pasado miércoles 9 es de película. Acostumbrado como estoy a ver como funcionan los lobistas de la industria en Estados Unidos, tengo que reconocer que los lobistas peruanos no se quedan atrás.
Resulta que el 20 de marzo de este año, el congresista Juan Carlos Eguren presentó el proyecto de ley 4343-2014-CR para modificar diversos artículos de la ley original de alimentación saludable. Por su parte, el 10 de setiembre pasado, el congresista Elías Rodríguez presentó el proyecto de ley 4808-2015-CR con el mismo fin, es decir cambiar la ley original.
Los cambios propuestos atentan contra el espíritu de la ley pues al tratar de incluir, además de la obesidad, a la anemia y la desnutrición infantil, intentan diluir su propósito fundamental, el cual es el control del sobrepeso y la obesidad por el consumo de alimentos y bebidas no saludables. Por otro lado, con la justificación de que las condiciones de los colegios son insalubres, se intenta introducir alimentos y bebidas no saludables en los kioscos escolares. Se intenta también volver a desconocer la definición de alimentos saludables de la OMS, reemplazándola por las del codex alimentarius, organización que, a diferencia de la OMS, no define lo que es un alimento saludable, sino mas bien se ocupa del etiquetado, seguridad y limpieza de los alimentos. Por último, esos proyectos de ley tratan de asestarle un golpe bajo a la ley original al pedir que se elimine la advertencia en la etiqueta de que un alimento procesado tiene un alto contenido de sal, azúcar, grasa o grasa trans. Como se puede ver, todos esos cambios favorecen directamente a la industria de bebidas azucaradas y alimentos procesados.
Esta demás decir que el Minsa, la OMS y el INDECOPI están en contra de que se modifique la ley original. Sorprendentemente, el Colegio de Nutricionistas, que en setiembre del 2014 organizó un simposio sobre lípidos nutricionales auspiciado por la industria de alimentos procesados, también quiere cambiar la ley.
El asunto es que de un momento a otro y sin previo aviso, se puso en la agenda de la Comisión de Salud y Población del miércoles 9 de diciembre pasado, la aprobación del dictamen de las leyes de los congresistas Eguren y Rodríguez. Sin ninguna duda, si ese dictamen se aprobaba, la ley de alimentación saludable hubiera sufrido un retroceso terrible.
Después de la sustentación de posiciones por ambos bandos, el de los miembros de la comisión que defendían la ley y el de los congresistas que la querían modificar (el Sr. Eguren y la Sra. Cuculiza entre ellos), la balanza se inclinó hacia el lado de los congresistas que defendían a la ley. Ante esa situación, y viendo que el tiro les estaba saliendo por la culata, los congresistas que querían el cambio de la ley se fueron retirando uno por uno para “dejar sin quórum” a la sesión y que no se vote. Al verse solo, y como se ve en un revelador y penoso video, el inexperto presidente de la comisión decidió abandonar apresuradamente la sala de sesiones y “tomar las de Villadiego” dejando plantados a sus colegas, sin que puedan votar.
Fue vergonzoso también ver como los lobistas de la industria, encabezados por una ex congresista y un antiguo empleado de una tabacalera, se movían entre bambalinas, diciéndole al presidente de la comisión lo que tenia que hacer.
Corolario
Debido a que esta semana se clausura el primer periodo parlamentario de la legislatura 2015-2016, este asunto ya no podrá verse nuevamente sino hasta marzo del próximo año, momento en el que la contienda electoral presidencial estará en su punto mas alto y no creemos que los legisladores tengan el apetito para retomar el tema.
Sin duda que la estrategia de la industria es aplazar todo este asunto hasta el próximo gobierno, dejándole todo el bulto al nuevo presidente y al nuevo congreso, maniobra que les asegurará pingues ganancias y un retraso de varios años mas, además de los cuatro años que ya llevan ganados. Todo a costa de la salud de nuestros niños.
En este asunto solo hay una solución y es que la oficina del Presidente del Consejo de Ministros promueva que el presidente Ollanta Humala salve a su propia ley firmando el respectivo reglamento. De esa manera, este presidente podría agregarle un elemento mas al buen legado que su gobierno esta dejando en el campo de la salud (Plan Esperanza y reforma de la salud), promulgando además una ley que favorecerá a sus propios niños.
Mientras usted trascurre su vida diaria amable lector y sus niños siguen esperando que el Perú tenga una ley que les garantice una alimentación saludable, la influencia de los lobistas de la industria de bebidas azucaradas y alimentos procesados en el congreso peruano esta mas viva que nunca. Tan fuerte es ese lobby, que ha convencido a algunos congresistas de que si bien es cierto a los niños no hay que pegarles ni humillarlos, no hay ningún problema en dejar que esos mismos niños se engorden y mueran de cáncer, diabetes y enfermedades del corazón en el futuro.