miércoles, enero 31, 2018

Los efectos negativos que causa en el cuerpo humano el trabajar de noche

Los efectos negativos que causa en el cuerpo humano el trabajar de noche

Hombres y mujeres trabajando en un turno noche.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionTrabajar de noche afecta nuestra salud porque interrumpe el ritmo circadiano.
Hace 16 horas que Tracey Loscar, una paramédica de Alaksa, está trabajando. Su turno dura 24 horas. Hace cuatro de estos turnos por semana y lleva 17 años trabajando por la noche.
"Bromeamos diciendo que el primer día llegas listo para comerte el mundo, y cuando llega el cuarto día, estás listo para quemarlo", cuenta.
"Me gusta el ritmo de la noche. Hay menos gente en la calle, las llamadas son variadas, los patrones son diferentes y hay menos negocios abiertos". Pero la noche también tiene sus riesgos.
"La noche es más peligrosa en varios frentes", explica, "si tu capacidad de reacción o de observación es un poco más lenta, los riesgos aumentan cuando estás trabajando. Es abrumador".
Millones de personas trabajan por la noche en todo el mundo.
Hay pocas estadísticas oficiales, pero según un estudio de la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, entre el 7% y el 15% de la fuerza de trabajo en los países industrializados participa en alguna forma de trabajo nocturno.
La Organización Mundial de la Salud considera a los turnos nocturnos como una causa posible de cáncer debido a que interrumpen los ritmos circadianos.

Ritmo circadiano

Pero ¿cómo fue que surgieron los turnos nocturnos?
"Desde la producción de las primeras lamparillas comerciales de Thomas Edison tuvimos la capacidad de invadir la noche a bajo costo, y el sueño fue la primera víctima", explica Russell Foster, experto en sueño y profesor de la Universidad de Oxford, en Reino Unido.
Médico haciendo un turno nocturno.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionTrabajar por la noche aumenta los niveles de estrés, dicen los expertos.
"El problema clave es que tenemos este reloj biológico interno que está programado en función del mundo externo, como resultado de la exposición al ciclo de luz/oscuridad".
Los trabajadores nocturnos están expuestos a niveles bajos de luz durante su turno, explica el investigador, pero cuando se encuentran con la luz natural brillante al regresar a sus hogares, el reloj interno se acomoda al patrón normal de luz/oscuridad que rige la vida de los trabajadores diurnos.
"Por eso tienen que ignorar constantemente esta suerte de impulso biológico de su reloj que les dice que deberían estar durmiendo".
(Quienes trabajan de noche) tienen que ignorar constantemente esta suerte de impulso biológico de su reloj que les dice que deberían estar durmiendo
Russell Foster, Profesor de la Universidad de Oxford
Y no importa si estás trabajando regularmente por la noche, añade, a menos que puedas esconderte completamente de la luz una vez que terminaste de trabajar y asoma la luz del día.

Efectos sobre la salud

Pero ¿qué efectos físicos tienen los turnos nocturnos en tu cuerpo?
Foster señala que ignorar al reloj biológico hace que se active el "eje del estrés", que es la forma en que tu cuerpo reacciona en una situación llamada de lucha o huida.
"Estamos inyectando glucosa en la circulación, aumentando la presión sanguínea, posicionándonos en estado de alerta para lidiar con una potencial amenaza y la situación no es esa, solo estamos trabajando", argumenta Foster.
Personal turno noche.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionEn algunos oficios, los turnos noche también pueden ser más peligrosos.
El científico advierte que los niveles sostenidos de estrés pueden dar lugar a enfermedades cardiovasculares, o anomalías metabólicas como la diabetes tipo 2. El estrés también puede inhibir el sistema inmunológico, que puede dar lugar a altos niveles de cáncer colorrectal y de mama.
Esos son los efectos a largo plazo, pero, evidentemente, la falta de sueño nos afecta también en el corto plazo.
Los efectos más obvios son sentirse cansadoentender la información de forma incorrectano comprender los signos de comportamiento no verbal de los demás y la pérdida de empatía.

Comida saludable

"No vamos a encerrar al genio del trabajo 24 horas al día, 7 horas a la semana otra vez en su botella", dice Foster. Pero advierte que las compañías cuyos empleados hacen turnos nocturnos deberían prepararse para recibir demandas en el futuro si no demuestran que están tomando todas las medidas posibles para tratar de mitigar algunos de los problemas asociados con el trabajo nocturno.
Además de implementar chequeos de salud más regulares para los trabajadores, apunta, deberían asegurarse de ofrecerles durante sus turnos alimentos (como frutas, por ejemplo) nutritivos para evitar los riesgos de enfermedades cardiovasculares y metabólicas.
No vamos a encerrar al genio del trabajo 24 horas al día, 7 horas a la semana, otra vez en su botella"
Russell Foster, Profesor de la Universidad de Oxford
Cualquiera que haya trabajado durante la noche sabe que no es fácil conseguir comida saludable.
Una investigación sugiere que el consumo de carbohidratos puede subir entre un 35% y un 40% después de tan solo cuatro o cinco días de sueño restringido, debido al aumento del nivel de una hormona llamada grelina.
Esta hormona nos hace sentir hambre y nos alienta a consumir alimentos con azúcar y carbohidratos.
"En última instancia, no es bueno para la obesidad o condiciones como la diabetes tipo 2", puntualiza Foster.

Costo económico

La falta de sueño no solo tiene un costo para la salud, sino también uno económico, asegura Marco Hafner, economista del instituto de investigación Rand Europe.
"En Reino Unido encontramos que la falta de sueño le cuesta a la economía cerca de US$54.000 millones al año", afirma, "esto representa aproximadamente el 1,8% del PIB de Reino Unido. Es una mezcla de pérdida de productividad y los efectos de la mortalidad".
Personal turno noche.Derechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionUna de las consecuencias a largo plazo de trabajar de noche puede ser el surgimiento de enfermedades metabólicas o cardiovasculares.
¿Están los gobiernos prestando atención a este problema en términos de sus políticas públicas?
De acuerdo a Hafner, aún es muy temprano, pero "sabemos que el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (en EE.UU.) ha analizado el problema y ha determinado que la insuficiencia de sueño es una epidemia de salud pública".
"Hay cada vez más conciencia de que la falta de sueño es un problema de salud pública", añade.

Conveniencia

¿Por qué hacerlo entonces? Si hay tanta evidencia sobre los riesgos para la salud de hacer turnos nocturnos, ¿por qué ponerse en una situación de riesgo?
Mucha gente no tiene otra opción, y la paramédica Loscar señala que hacerlo tiene sus beneficios.
"Los horarios que tenemos ahora funcionan bastante bien para mi familia… Tengo dos semanas libres al mes. Trabajo una semana larga, pero luego tengo siete días libres consecutivos y eso son siete días para estar con mis hijos y hacer planes".
"Sabía en qué me estaba metiendo. Conozco bien mi patrón para dormir, conozco bien mi actividad física y qué comer, y cancelo cosas si necesito recuperarme para asegurarme de que trato de mitigar (los efectos negativos) todo lo que puedo".
Comida saludableDerechos de autor de la imagenGETTY IMAGES
Image captionLas empresas deberían ofrecer a sus trabajadores nocturnos alimentos saludables.
Para Loscar, el trabajo nocturno se adecúa a cierto tipo de personalidad.
"Yo diría que la persona que prefiere o solo hace turnos nocturnos es alguien que es, por naturaleza, un poco más introvertidoTe expones menos al público, por eso tiendes a encontrar que la gente que prefiere trabajar de noche es gente que prefiere que la dejen sola haciendo su trabajo".
Pero ¿17 años de turnos nocturnos no han tenido ningún efecto sobre su salud física o mental?
"Bueno, supongo que me pasé cansada gran parte de ese tiempo", se ríe.

martes, enero 30, 2018

El lujo de enfermarse en México

El lujo de enfermarse en México

Millones de trabajadores no tienen acceso a cobertura sanitaria. El país ocupa uno de los últimos puestos de la OCDE en gasto en salud (2,7% del PIB)

Ambulancias en el hospital Siglo XXI, de Ciudad de México.
Ambulancias en el hospital Siglo XXI, de Ciudad de México.
Josefina Ávila Gálvez, de 29 años y originaria del Estado de Zacatecas, tuvo que trasladarse este enero a Torreón (Coahuila), a 400 kilómetros, para operarse de una lesión en la vía biliar posterior a una intervención de vesícula. Tras pasar dos días con su familia en esa localidad, con todo el gasto que supone para una economía humilde, el hospital público canceló la operación casi en el mismo momento de abrir, sin previo aviso, porque “no tenían hilo para suturar” o eso le dijeron.
Angélica Díaz, nacida en Puebla, trabaja como empleada de hogar en varias casas de la Ciudad de México, pero ninguno de sus patrones le paga el seguro social. Tampoco lo tienen sus padres, campesinos, ella con diabetes y él con hipertensión, que abonan de su bolsillo los gastos médicos. Lo último: una operación de apendicitis para su hermano que les costó 40.000 pesos (unos 2.100 dólares), una auténtica fortuna teniendo en cuenta que el salario mínimo es 88,36 pesos diarios.
Son solo dos ejemplos de la situación en la que viven muchos millones de mexicanos para los que ponerse enfermos es un lujo solo reservado a las clases pudientes y curarse de verdad algo solo al alcance de las élites, a pesar de que el derecho a la salud está consagrado en el Artículo IV de la Constitución.
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“Apenas un 7% de la población recibe una atención médica digna”, asegura un especialista del centro médico ABC, de la capital mexicana, una de las instituciones privadas más prestigiosas del país. “En el sector público existe falta de atención debido a la escasez de personal, carencia de recursos, tanto diagnósticos como terapéuticos, y sobrecarga de trabajo”, sostiene Jimena Ramírez de Aguilar, médico internista que compagina la sanidad pública con la práctica privada en ese hospital.

VIH y atención ginecológica

C.B.
No todo es negativo. Por ejemplo, el acceso a los antirretrovirales para tratar la infección por VIH-sida es gratuito en todo el país, aunque haya diferencias entre los Estados, y la atención ginecológica, pese a que quede mucho por hacer, parece ir generalizándose, aunque también intervienen factores culturales y el hecho de que en muchas zonas no haya médicos suficientes. “Si tuviera que poner una calificación en este tema sería de siete ya que en ningún Estado hay cobertura universal de los servicios de salud obstétrica y ginecológica. En el ámbito nacional, el 96% de las mujeres son atendidas por profesionales durante el parto, sin embargo, en Estados como Chiapas, Oaxaca y Guerrero solo el 75-80% tienen esta oportunidad”, dice la ginecóloga Liliana Oropeza. “Lo mismo sucede con la distribución y uso de métodos anticonceptivos. En Sonora y Chihuahua tienen una prevalencia semejante a las de Europa, y nuevamente en Chiapas y Oaxaca hay una mayor desigualdad”, añade.
Robin Shaw, oncóloga ginecológica del Instituto Nacional de Cancerología, un organismo público que se ocupa también de las doblemente marginadas del sistema de salud, señala otro problema: las mujeres sin recursos que sufren cáncer. “Muchas tienen que dejar de trabajar, pierden el cabello o pierden interés en el sexo o sufren algún tipo de mutilación y entonces las abandonan. Es la cultura del macho mexicano”.
Sobre el papel, el 100% de los mexicanos tienen algún tipo de cobertura sanitaria. Según el Gobierno de Enrique Peña Nieto, en 2016 el Seguro Popular (SP) –que atiende a los más pobres, pero que no es totalmente gratis ya que el paciente debe pagar una cuota anual y parte de las intervenciones y medicamentos cubrió a 53,3 millones de personas; el IMSS (seguro social) y el ISSSTE, para los funcionarios y sus familias, a 78, más el millón inscrito en las Fuerzas Armadas y en la petrolera estatal Pemex. Los números no cuadran porque la cifra supera a la de población (unos 123 millones). La explicación es que muchos están duplicados en uno o varios seguros al tiempo que otros ni siquiera saben a qué tienen derecho y no se registran. El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), por su parte, manejaba la cifra de unos 100 millones en 2015 y en su Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2017 señala que unos 32,6 millones de trabajadores no tienen acceso a los servicios de salud. Es decir, que dos de cada tres personas con actividad productiva carecen de esta prestación, lo que no es de extrañar en un país con más del 50% de su fuerza laboral empleada en la economía informal. Una portavoz de la Secretaría de Salud confirmó las cifras, mientras su titular, José Narro, ha dicho que " un sistema de salud único sería lo más conveniente para México", si bien añadió que ese objetivo llevaría tiempo porque antes debería implantarse la cobertura universal.
Al margen de las estadísticas, que se complican aún más por ser México una república federal, el hecho es que en el día a día del paciente el sistema sanitario mexicano es un ogro burocrático, fragmentado e ineficiente, con listas de espera interminables y lastrado, además, por las enormes desigualdades entre las ciudades y el campo. “Oaxaca, por ejemplo, es, en algunas zonas, desde el punto de vista sanitario, igual que África, pero sin leones”, asegura con desparpajo Ramírez, que también ejerció como médico rural.
Jimena Ramírez de Aguilar, médico internista.
Jimena Ramírez de Aguilar, médico internista.
México, segunda economía de América Latina, ocupa uno de los últimos puestos de la OCDE en gasto en salud (solo el 2,7% del PIB, frente a una media del 6,6%) y tiene una esperanza de vida de 74 años, una de las más bajas, frente a los 84 de los españoles o japoneses; ostenta el segundo puesto en obesidad (el 33% de los adultos, solo por detrás de EE UU), tiene solo 2,4 médicos por cada 1.000 habitantes frente a la media de 3,4 de la OCDE y la diabetes es ya casi una epidemia nacional. Sin embargo, a pesar de ser un problema de vida o muerte, la salud no ha sido de momento un tema que hayan mencionado en estas semanas de precampaña los candidatos presidenciales en las elecciones de julio.
“Hay hospitales públicos que no tienen médicos de una determinada especialidad”, señala un doctor que trabaja en un importante centro público del norte de Ciudad de México, que exige el anonimato por miedo a represalias. “Por ejemplo, donde trabajo no tenemos acceso a recursos informáticos, nosotros mismos nos compramos las revistas médicas para ponernos al día, pagamos por el acceso a Internet, que ahora es necesario para la práctica médica. Los baños están sucios, los pacientes en urgencias tienen que esperar horas, los de cáncer semanas, hay fallos médicos por falta de tiempo, por cansancio, pacientes que te llegan después de haber pasado por cinco médicos distintos que han errado en la detección de la enfermedad”, afirma. El doctor asegura además que él y sus compañeros sufren acoso laboral por parte de los responsables del hospital: “Los procesos son intocables y si te quejas, te sancionan. Al final se acaba culpando al médico por negligencia, cuando es el sistema lo que habría que arreglar”. La solución pasa, para este especialista, por “discutir el problema, pero solo se practica una medicina defensiva. Políticamente, no interesa. Se prima la cantidad sobre la calidad".
Son las sombras de un sistema que, como todo en México, tiene también sus luces y un espacio para soñar: médicos mexicanos que son auténticas eminencias en EE UU. Como Alfredo Quiñones Hinojosa que, a los 19 años, cruzó el Río Bravo sin papeles, y hoy, con 50 años, después de estudiar en Harvard y Berkeley, es uno de los neurocirujanos más prestigiosos del país. Quizá si hubiera caído enfermo no le hubieran atendido en ninguno de los dos lados de la frontera y no hubiera salvado miles de vidas.

lunes, enero 29, 2018

La RAE llama "fáciles" a las mujeres que tienen sexo con quienes desean

La RAE y su diccionario. EFE.
La RAE y su diccionario. EFE.

CULTURA LENGUAJE Y FEMINISMO

La RAE llama "fáciles" a las mujeres que tienen sexo con quienes desean

Los académicos acaban de actualizar el diccionario con más de 3.000 incorporaciones y reformas, pero se les ha olvidado la quinta acepción del adjetivo "fácil": "Dicho especialmente de una mujer. Que se presta sin problemas a tener relaciones sexuales".  

La RAE acaba de actualizar el diccionario con 3.345 incorporaciones y reformas. Entre las entradas destaca “posverdad”, “vallenato”, “clicar”, “postureo” o “buenismo”, y, tras la presión de las redes sociales, se van limando también ciertos sesgos sexistas del lenguaje que se han asumido, tradicionalmente, sin ninguna connotación o retintín intencional, como algo natural. Es el caso de “sexo débil”, que hasta ahora catalogaba al “conjunto de las mujeres”: gracias a una campaña viral, Change.org mediante, se solicitó la revisión de la expresión. Por ese zafarrancho, al concepto “sexo débil” le acompaña ahora una marca de uso que aclara que se emplea “con intención despectiva o discriminatoria”, y a “sexo fuerte”, referido al “conjunto de los varones”, que se usa “en sentido irónico”.
La Academia aseguró que esta actualización estaba “prevista desde 2015, pero no se ha efectuado hasta ahora”. La última operación de cirugía estética a la que se ha sometido al diccionario de la RAE, que data a finales de 2017, trata de “prescindir de aquellos elementos que a la sensibilidad actual resultan ofensivos y no son imprescindibles”. Esto en palabras de su director, Darío Villanueva. Pero avisa: “Nunca haremos un Diccionario políticamente correcto, porque eso simplemente lo destruiría”.
Fácil: “Dicho especialmente de una mujer. Que se presta sin problemas a tener relaciones sexuales”. Ninguna marca de uso acompaña al concepto. Ningún “peyorativo”, ningún -ni siquiera- “irónico”
Avanza la RAE, pero a trancas y barrancas, inspirada por los lectores atentos, por los ciudadanos concentrados en el lenguaje y en su potencia política. Sin embargo, entre esas últimas 3.345 incorporaciones y reformas, se les ha pasado una que va en la misma línea que “sexo débil”. Se trata del adjetivo “fácil”, que en su quinta acepción reza: “Dicho especialmente de una mujer. Que se presta sin problemas a tener relaciones sexuales”. Ninguna marca de uso acompaña al concepto. Ningún “peyorativo”, ningún -ni siquiera- “irónico”.
Fácil, según la RAE.
Fácil, según la RAE.
Resulta aún más curioso este descubrimiento -comentado en redes sociales, termómetro del sentir popular- cuando se llega a la sexta acepción: “Fácil. Dicho de una persona: que con ligereza se deja llevar del parecer de otra”. Aquí sí, con dos puntualizaciones. La primera, “desuso”. Y la segunda “utilizado en sentido peyorativo”. Eso demuestra a la persona que consulta el diccionario que los académicos sí se detuvieron a “marcar” con “sentidos” otras acepciones del mismo concepto, pero no se detuvieron en aquella que denigra a la mujer rebautizando su libertad sexual. ¿Cómo se llaman los hombres “que se prestan sin problemas a mantener relaciones sexuales”? Consultemos la RAE. 

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