BERNARDO KLISKBERG
Bernardo Kliksberg Asesor Principal de la Dirección del PNUD/ONU para América Latina. Las más reciente obra del autor preparada con el Premio Nobel Amartya Sen “Primero la Gente” (Planeta/Deusto/Emece).
NUEVA YORK. ¿Cómo medir el progreso de los países y del planeta? Una vía indicada y con amplio consenso es preguntarse cómo tratan a las madres y a los niños. El Informe UNICEF 2008 dedicado a los niños del mundo, y el Informe que termina de publicar la prestigiosaSave The Children sobre las madres muestran un panorama inquietante.
La primera prioridad es dar la asistencia adecuada durante el embarazo y el parto a la madre, y los cuidados necesarios al bebé. Son altamente vulnerables en esta etapa, y la situación de la madre y del bebé están muy ligados. Si la madre tiene problemas de salud serios, repercutirán de inmediato en el bebé.
La primera prioridad es dar la asistencia adecuada durante el embarazo y el parto a la madre, y los cuidados necesarios al bebé. Son altamente vulnerables en esta etapa, y la situación de la madre y del bebé están muy ligados. Si la madre tiene problemas de salud serios, repercutirán de inmediato en el bebé.
Falta de atención médica. Los países avanzados toman todos los cuidados al respecto. En ellos sólo perece una madre cada 14. 285 nacimientos. En el mundo en desarrollo mueren en cambio 500.000 madres por año, una cada minuto. Una razón central es la falta de asistencia médica. La Organización Mundial de la Salud recomienda un médico por cada 1000 personas. Ningún país del África Subsahariana y del Sur de Asia llega a este número. En Malawi, Níger y Tanzania hay un médico cada 50.000 personas. Todos los partos en Suecia, Noruega o Finlandia son atendidos por especialistas. En Níger eso sólo sucede con uno de cada tres. En América Latina la labor de instituciones ejemplares como la Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha logrado progresos enormes, pero es muchísimo lo que hay por hacer. Mueren 22.000 madres anualmente.
El cuidado de los niños pequeños debería ser un tema central que se refleje en las políticas y los presupuestos. Con mejoras, las cifras son muy preocupantes. Cada año mueren 9.7 millones de niños en el mundo antes de cumplir los 5 años de edad, 26.000 por día, 3 por segundo, en su gran mayoría por causas prevenibles. Un tercio de las muertes son de niños que perecen durante el primer mes de vida en su casa sin haber tenido acceso a servicios elementales de salud que podrían haberles salvado la vida. Se estima que las muertes anuales de niños equivalen a las víctimas que causaría un Tsunami cada 40 días, con las diferencias de que todas ellas son de niños desfavorecidos.
El 50% de las muertes son causadas por la desnutrición de la madre y del niño. Bajando la desnutrición se reducirían fuertemente las muertes por enfermedades tratables con facilidad como la diarrea o la neumonía. Asimismo, inciden fuertemente en la diarrea factores tan primarios, como la falta de agua potable, de instalaciones sanitarias adecuadas, y las malas prácticas higiénicas. La neumonía mata más de 3 millones de niños menores de 5 años por año. Los antibióticos que se necesitan para tratarla cuestan menos de 30 céntimos de dólar. No hay justificativo posible para que no se encuentre cómo proporcionarlos. La elevación de los precios mundiales de los alimentos básicos puede agravar los problemas. Se estima que puede llevar a la pobreza extrema a más de 200 millones más de personas.
Cuadro paradojal. América Latina tiene un cuadro paradojal. Está produciendo alimentos para tres veces su población actual. Sin embargo, el 25% de las madres que dan a luz sufren de desnutrición, el 42 a 57% de las muertes de niños son causadas por ella, y el 16% de los niños tienen desnutrición crónica. La pronunciada desigualdad de la región tiene un papel clave como lo ha subrayado la OPS en sus rigurosos trabajos sobre la inequidad en salud. La CEPAL estima que los países con situaciones alimentarias más difíciles podrían bajar la población con hambre a la mitad, si redujeran moderadamente las desigualdades de acceso a alimentos.
Un tema alimentario clave es la lactancia materna. La UNICEF sostiene que es la mejor fuente de nutrición para un niño y fortalece su sistema inmunológico. Según informa elNew York Times , investigaciones recientes muestran que cuando los niños son alimentados con fórmulas, aumentan los riesgos de infección en los oídos, las enfermedades respiratorias, la obesidad, la diabetes y hasta el cáncer. El 60% de los niños del mundo en desarrollo no reciben lactancia materna durante el período mínimo deseable.
Cuando se suman algunas de estas cifras, las contradicciones pueden resultar casi insoportables.Save the Children muestra que las mujeres suecas tienen educación formal durante más de 17 años, una esperanza de vida de 83 años, y sólo una de cada 185 perderá un hijo antes de que cumpla un año. En cambio, las mujeres de Níger tienen 3 años de educación, sólo una de cada 10 sabe leer y escribir, su esperanza de vida es de 45 años y el 25% de los niños mueren antes de cumplir un año. Cada mujer en Níger verá morir a un hijo, y el 90% pueden perder hasta dos hijos en su vida.
Ayuda internacional. No hay muchos justificativos para el pésimo trato que un planeta desbordante en riquezas y tecnologías está dando a gran parte de las madres y de los niños. Con 20 dólares se puede dar a un niño recién nacido como lo hacen los noruegos, todo el paquete de vacunas básico que necesita para toda su vida, con 5 dólares se puede proporcionar una red contra los mosquitos y reducir radicalmente los 2 millones de muertes anuales por malaria, con sólo 33 centavos de dólares se puede vacunar contra el sarampión. Está matando 240.000 niños anuales en 47 países que suman el 95% de muertes por esta enfermedad, porque un tercio de los menores de cinco años no están vacunados.
Bastarían proporciones ínfimas del Producto Bruto de los países más ricos para dar posibilidades de vida a tantas víctimas inocentes. La gran mayoría de sus habitantes según las encuestas están además dispuestos a aportarlas. Sin embargo la ayuda internacional se redujo en el 2006 y el 2007.
Argentina, Uruguay, Chile, entre otros han hecho progresos que muestran que es posible modificar estas realidades éticamente inadmisibles. Un modesto país latinoamericano, Costa Rica, sigue mostrando caminos. Con una reducida tasa de mortalidad materna la está bajando cada vez más. En el 2007, la redujo a la mitad respecto al 2006, llegó a 1.9 cada 10000 nacimientos (cinco veces menos que la tasa promedio latinoamericana). El Director del programa señala que es el trabajo persistente de años. Allí los niños y las madres son parte central del gran proyecto nacional. Allí, como debería serlo en todo el planeta, ellos son prioridad real.
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