Frente a esa terrible realidad, los medios de comunicación (incluyendo a ilustres personajes como el Sr. Leonel Fernández, Presidente de la República Dominicana) perpetúan el mito de que los cadáveres regados en calles y escombros serán el origen de terribles epidemias.
Nada más lejos de la verdad. Múltiples estudios han demostrado que la descomposición de los cadáveres no causa epidemia alguna. Una genial frase al respecto pertenece al Dr. Michael T. Osterholm, Ph.D., director del Centro de Investigación y Políticas de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota en Minneapolis. Él declaró que “lo que la gente tiene que entender es que al morir la persona, mueren también los microbios que se encuentran dentro de ella”. Dijo también que el peligro de infecciones después de un cataclismo es alto pero "no el que viene de los muertos, sino el que se origina en los vivos”. Los virus y bacterias de un ser humano no pueden sufrir una vez que este muere. La descomposición es causada por los saprofitos, bacterias que no causan enfermedades.
En otras palabras, un cataclismo “no inventa enfermedades”, en ese sentido, el decir por ejemplo que a consecuencia de la presencia de los cadáveres se van a producir casos de cólera, tifoidea, malaria o tuberculosis es simplemente producto de una completa falta de información. Si una enfermedad no esta presente en la zona afectada, ¿de dónde va a aparecer? ¿del aire? Diversos estudios han probado que la posibilidad de que se produzcan epidemias después de un desastre natural es muy baja.
Quizá este atávico miedo provenga de una antigua creencia, en la que se pensaba que las enfermedades se originaban en las “miasmas” o aires sucios. Obviamente en esa época, no se conocía acerca del origen bacteriano, viral o degenerativo de las enfermedades.
Es conveniente aclarar que si bien es cierto que los cadáveres no van a causar enfermedades, es muy importante retirarlos prontamente de las calles, básicamente por lo que representa para el olfato y la psicología de la población. Hasta un libro hay al respecto.
La gente muere más durante el terremoto que después de él, siendo interesante que en cada cataclismo se registran muchas muertes por enfermedades del corazón. Por otro lado, un aspecto que frecuentemente se olvida es el del síndrome de estrés psicológico post traumático. Por muchos años, las personas expuestas a un cataclismo quedan psicológicamente afectadas. La atención de las víctimas se agrava mucho mas cuando se ve que los doctores y enfermeras no van a trabajar, pues inmediatamente después del cataclismo se dedican obviamente a atender primero a sus familias y vecinos.
De acuerdo al Boletín Técnico titulado Consecuencias de Terremotos en la Salud Pública, del 18 de agosto de 1999, esto es lo que generalmente se observa en un terremoto:
• La mayor parte de las muertes ocurren durante el terremoto y son ocasionados por los derrumbes.
• La demanda por servicios médicos ocurre durante las primeras 24 horas después del terremoto y casi todos los casos corresponden a politraumatizados. Luego de 3 a 5 días regresa a lo normal.
• Los pacientes aparecen en dos olas, la primera de los politraumatizados; y la segunda, causada por las enfermedades diarreicas y otras infecciones causadas por la contaminación de agua y alimentos, además de las neumonías e infecciones bronquiales causados por vivir a la intemperie.
• El 85% al 95% de las víctimas son rescatadas en las primeras 48 horas.
• Los terremotos no originan enfermedades que no estaban presentes con anterioridad en la comunidad. En otras palabras, si en la comunidad no había cólera, tifoidea o malaria, esas enfermedades no aparecerán como consecuencia del terremoto.
• Las mayoría de las enfermedades que se producen después de un terremoto son consecuencia de la mala higiene del agua y de los alimentos, y de la falta de un adecuado sistema de disposición de excretas y de control de mosquitos, ratas y otros vectores de enfermedades.
AFP
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