León Trahtemberg:
"
De Sentido Común
Lima - Una
madre me pregunta cómo ayudar a su hijo a elegir una carrera y
universidad para que no se convierta en otro desempleado más. Temores
parecidos expresan padres en España (50% de desempleo juvenil) y
Estados Unidos (50% de graduados del primer título universitario están
desempleados o subempleados haciendo tareas de egresados de secundaria).
Desde el punto de vista económico, los datos muestran que la rentabilidad de lo invertido en los estudios superiores en varias carreras de ciencias sociales y humanidades es negativa. Es decir, lo invertido para formarse como profesionales no se justifica ante los magros ingresos que lograrán una vez graduados, comparado con lo que ganarían sin título universitario.
En una charla para alumnos de 5to. de secundaria y sus padres que realicé recientemente en el Colegio Talentos de Trujillo, abordamos los nuevos criterios para la orientación vocacional del siglo XXI, que debe ser sustancialmente distinta a la del siglo pasado, porque la presión del componente laboral, tecnológico y de rotación académica será muy fuerte. Ya terminó el siglo de "te gradúas como profesional, ingresas a una empresa y sigues allí toda tu vida, con beneficios sociales". Asimismo, terminó el siglo de "trabajarás en la carrera que estudiaste". Lo que el mercado necesita usualmente no coincide con lo que estudiaron los graduados universitarios y los trabajos de profesiones convencionales están siendo reemplazados por robots y software inteligentes.
Los jóvenes que están hoy en la secundaria van a vivir 120 a 150 años gracias al galopante avance de la medicina. En ese lapso cambiarán de trabajo, carrera, empresa y país al menos unas 25 veces. ¿Qué sentido tiene atribuirle a la elección de la primera carrera profesional un carácter tan determinante? De hecho, ya hoy en día no lo tiene.
Ser un profesional con ingresos de empleado de clase media en América Latina y crecientemente en Estados Unidos y Europa ya no permite tener un nivel de vida comparable a la generación anterior. Por lo tanto, hay que salirse del esquema de las ferias y tests vocacionales siglo XX a fin de actualizar los criterios para orientar a los jóvenes de estos tiempos.
Desde el punto de vista económico, los datos muestran que la rentabilidad de lo invertido en los estudios superiores en varias carreras de ciencias sociales y humanidades es negativa. Es decir, lo invertido para formarse como profesionales no se justifica ante los magros ingresos que lograrán una vez graduados, comparado con lo que ganarían sin título universitario.
En una charla para alumnos de 5to. de secundaria y sus padres que realicé recientemente en el Colegio Talentos de Trujillo, abordamos los nuevos criterios para la orientación vocacional del siglo XXI, que debe ser sustancialmente distinta a la del siglo pasado, porque la presión del componente laboral, tecnológico y de rotación académica será muy fuerte. Ya terminó el siglo de "te gradúas como profesional, ingresas a una empresa y sigues allí toda tu vida, con beneficios sociales". Asimismo, terminó el siglo de "trabajarás en la carrera que estudiaste". Lo que el mercado necesita usualmente no coincide con lo que estudiaron los graduados universitarios y los trabajos de profesiones convencionales están siendo reemplazados por robots y software inteligentes.
Los jóvenes que están hoy en la secundaria van a vivir 120 a 150 años gracias al galopante avance de la medicina. En ese lapso cambiarán de trabajo, carrera, empresa y país al menos unas 25 veces. ¿Qué sentido tiene atribuirle a la elección de la primera carrera profesional un carácter tan determinante? De hecho, ya hoy en día no lo tiene.
Ser un profesional con ingresos de empleado de clase media en América Latina y crecientemente en Estados Unidos y Europa ya no permite tener un nivel de vida comparable a la generación anterior. Por lo tanto, hay que salirse del esquema de las ferias y tests vocacionales siglo XX a fin de actualizar los criterios para orientar a los jóvenes de estos tiempos.