¡También viene! La reforma de salud
Miércoles 9 Enero, 2013
En
el año 2009, como parte de las medidas para combatir los efectos de la
crisis mundial, el Congreso aprobó la ley que exonera a las
gratificaciones de la contribución a ESSALUD. Para evitar que ESSALUD se
desfinancie, el gobierno le transfirió los recursos que dejaría de
recibir. En el año 2011, el Congreso extendió esta exoneración hasta el
2014, pero ESSALUD ya no recibió fondos compensatorios. En ese entonces,
advertimos en dos oportunidades (ver IPEOpinión 1 y IPEOpinión 2)
que esta medida populista le costaría caro a ESSALUD y que los
beneficiarios de la misma eran principalmente los afiliados con mayores
ingresos, cuyos aportes subsidian el servicio de salud de los
trabajadores de menores ingresos. Los afiliados de menores ingresos
recibirían un poco más en sus gratificaciones, pero tendrían peor
servicio de salud por los ingresos de ESSALUD se reducirían en
aproximadamente 7%. Por eso, indicamos, sería mejor no enfermarse hasta
el 2015.
En los últimos días, los medios han destacado un informe de la Organización Internacional del Trabajo, al cual no hemos tenido acceso, pero que, como es de esperarse, recomienda que se elimine la exoneración o, de no hacerse, que se aumente la tasa de aportación a ESSALUD para compensar los efectos de la exoneración. El informe calcula que ESSALUD dejó de percibir S/. 1,785 millones entre el 2009 y el 2011 y dejaría de percibir S/. 1,974 millones entre el 2012 y 2014– un total de S/. 3,759 millones, lo que equivale a más del 93% del presupuesto del MINSA en el 2012- a causa de la exoneración del aporte de las gratificaciones (ver gráfico). Esta cifra es enorme y representa más del 10% de los ingresos de ESSALUD. Esperemos que el Congreso pueda actuar lo antes posible en este tema, pero el facilismo populista dificulta este tipo de decisiones.
El estudio de la OIT también recomienda ampliar la cobertura de la red de seguridad social en salud mediante la afiliación de los trabajadores independientes, tal como se ha hecho (aunque falta reglamentar) con la afiliación de los independientes al sistema de pensiones. Esto sería un gran paso adelante, ya que los estudios especializados indican que no se debería asociar la afiliación al sistema de seguridad de salud o de pensiones al tipo de trabajo de los afiliados. No tiene sentido que uno tenga seguro de salud cuando está empleado pero lo pierda si pierde el empleo. Lo mismo con el acceso a pensiones. Este es un gran reto que enfrentamos para lograr un mejor sistema de seguridad social en el Perú.
La buena noticia es que, como los mismos medios indican, el gobierno estaría preparando una reforma del sistema de salud, la cual abarcará temas salariales y temas de fondo, como la posibilidad de subcontratar procesos al sector privado. En esta línea, Essalud señaló que se suscribirá un convenio con las clínicas privadas de Lima y Callao para que éstas brinden apoyo en las cirugías pendientes de menor riesgo. Igualmente, el Ministerio de Salud cuenta con una cartera inicial de APPs que incluye: la gerencia para el funcionamiento, mantenimiento y servicio del nuevo Instituto Nacional de Salud de Niño en San Borja, la concesión de la gestión de residuos hospitalarios sólidos y líquidos en Lima y un joint venture para brindar atención médica especializada en zonas rurales de difícil acceso y/o con población dispersa. Estos anuncios son muy alentadores y recalcan la importancia de alinear los objetivos públicos con los incentivos privados para lograr mayor rentabilidad social. Sin embargo, no se debe dejar de lado que además de la participación privada, el gasto en salud en el país es aún bajo y se encuentra por debajo de los niveles de Latinoamérica por lo que es necesario incrementarlo de manera eficiente vinculándolo a resultados.
En los últimos días, los medios han destacado un informe de la Organización Internacional del Trabajo, al cual no hemos tenido acceso, pero que, como es de esperarse, recomienda que se elimine la exoneración o, de no hacerse, que se aumente la tasa de aportación a ESSALUD para compensar los efectos de la exoneración. El informe calcula que ESSALUD dejó de percibir S/. 1,785 millones entre el 2009 y el 2011 y dejaría de percibir S/. 1,974 millones entre el 2012 y 2014– un total de S/. 3,759 millones, lo que equivale a más del 93% del presupuesto del MINSA en el 2012- a causa de la exoneración del aporte de las gratificaciones (ver gráfico). Esta cifra es enorme y representa más del 10% de los ingresos de ESSALUD. Esperemos que el Congreso pueda actuar lo antes posible en este tema, pero el facilismo populista dificulta este tipo de decisiones.
El estudio de la OIT también recomienda ampliar la cobertura de la red de seguridad social en salud mediante la afiliación de los trabajadores independientes, tal como se ha hecho (aunque falta reglamentar) con la afiliación de los independientes al sistema de pensiones. Esto sería un gran paso adelante, ya que los estudios especializados indican que no se debería asociar la afiliación al sistema de seguridad de salud o de pensiones al tipo de trabajo de los afiliados. No tiene sentido que uno tenga seguro de salud cuando está empleado pero lo pierda si pierde el empleo. Lo mismo con el acceso a pensiones. Este es un gran reto que enfrentamos para lograr un mejor sistema de seguridad social en el Perú.
La buena noticia es que, como los mismos medios indican, el gobierno estaría preparando una reforma del sistema de salud, la cual abarcará temas salariales y temas de fondo, como la posibilidad de subcontratar procesos al sector privado. En esta línea, Essalud señaló que se suscribirá un convenio con las clínicas privadas de Lima y Callao para que éstas brinden apoyo en las cirugías pendientes de menor riesgo. Igualmente, el Ministerio de Salud cuenta con una cartera inicial de APPs que incluye: la gerencia para el funcionamiento, mantenimiento y servicio del nuevo Instituto Nacional de Salud de Niño en San Borja, la concesión de la gestión de residuos hospitalarios sólidos y líquidos en Lima y un joint venture para brindar atención médica especializada en zonas rurales de difícil acceso y/o con población dispersa. Estos anuncios son muy alentadores y recalcan la importancia de alinear los objetivos públicos con los incentivos privados para lograr mayor rentabilidad social. Sin embargo, no se debe dejar de lado que además de la participación privada, el gasto en salud en el país es aún bajo y se encuentra por debajo de los niveles de Latinoamérica por lo que es necesario incrementarlo de manera eficiente vinculándolo a resultados.
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