Hace un buen tiempo estoy insistiendo en algo que me gustaría relevar ahora, porque para mi positiva sorpresa acabo de leer conceptos similares en declaraciones de Lazlo Bock, vicepresidente de Recursos Humanos de Google. El sostiene dramáticamente que: "El currículo académico no sirve para nada" (El Confidencial ¿Cómo se reconoce a un buen trabajador? 28/06/2013).
Bock lamenta la tremenda desconexión existente entre lo que se enseña en las instituciones educativas y lo que ocurre en el mundo real del trabajo en Google, por lo que tener un buen currículo académico no es garantía de nada. La escuela y la universidad del siglo XX no forman los profesionales y las mentes capaces de navegar y llegar a puerto exitosamente ante los retos del siglo XXI.
La perversión del sistema educativo puede ser descrita así: una universidad de espaldas a la realidad, plantea a los postulantes requisitos anacrónicos que los colegios asumen como su norte. Estos organizan todo su currículo, estándares y sistemas de evaluación para obligar a los alumnos a aprender aquello que no les va a servir más que para cumplir los requisitos de admisión y graduación de esas universidades, lo que poco garantizará respecto a su éxito profesional en el mundo del trabajo. Sin embargo, darse cuenta que es así y cambiar esas estructuras es difícil porque el sistema educativo tiende a ser muy conservador y a responder a los sentidos comunes del pasado más que los del futuro.
Mi sugerencia a la educación peruana es articular las áreas básicas del currículo tradicional (matemáticas, lengua materna, inglés, deportes, ciencias, arte y ciencias sociales) con un enfoque interdisciplinario, enfocándose en hacer pensar a los alumnos, que le encuentren sentido al aprendizaje, que lo disfruten, a la par que aprenden a aprender, investigar, crear, diseñar soluciones a problemas y a convivir. Eso, y cultivar una personalidad segura, alta autoestima y desarrollar las habilidades sociales les va a facilitar mucho más el éxito en las admisiones y actividades de las empresas más innovadoras y prometedoras del mundo, que lo que hacen actualmente los paradigmas anacrónicos de la educación siglo XX.
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