No es algo que se haya logrado de un día para otro. De hecho, se trata de un trabajo que se viene desarrollando desde hace casi 200 años. Aquí te contamos qué es lo que ha hecho este país europeo para solucionar un problema que a nosotros todavía nos afecta.
Según un informe realizado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional en el 2014, existen alrededor de 3 millones 400 mil perros en todo el país. Pero de ellos, casi 700 mil son callejeros o no tienen dueño. Ni hablar de los gatos, que en total se estiman más de un millón de ejemplares (aunque no se manejan datos de cuántos son callejeros).
El asunto es que los animales en las calles se han transformado en un problema. Además de la cruel vida que les toca llevar al quedar desamparados en cualquier parte, también representan un dilema para las ciudades: pueden ser foco de infecciones, algunos pueden reaccionar de manera violenta, generan ruidos molestos, contaminación del agua y un largo etcétera.
Holanda dando el ejemplo
En Holanda la situación es completamente diferente. Allá supieron cómo hacer las cosas y dar el ejemplo para acabar con el problema de los perros callejeros, pero de la manera correcta: sin matarlos. De hecho, ahora se pueden jactar de no tener a ningún ejemplar del mejor amigo del hombre en las calles.Aunque no siempre fue así, sino que fue un desafío a enfrentar. El informe How Holland became free of stray dogs (Cómo Holanda se volvió libre de perros callejeros, en español), realizado por Dogresearch en el 2012, adelantó las medidas que el país ha tomado para triunfar en esta materia, mencionando también los problemas a los que se ha tenido que enfrentar a través del tiempo.
Una historia accidentada
Por ejemplo, en el siglo XIX, este asunto era un real dolor de cabeza para sus habitantes. En esos tiempos estaba de moda tener un perro de raza y bien alimentado, así que prácticamente en todas las casas había uno. Lamentablemente, como en esos tiempos era más difícil poder alimentar a una familia (si no eras de la clase más alta), muchas veces los hogares terminaban echando a la calle a su perro, para poder satisfacer de mejor manera las necesidades de la casa.Eso significó "chipe libre" para los perritos, quienes se multiplicaron rápidamente en una ola de pasión canina europea. Pero con el tiempo, empezaron a nacer menos hijos por persona, por lo que las familias se fueron achicando considerablemente, dejando más espacio para las mascotas. Así que ahí surgió la época dorada para estos animales.
¿Qué ha hecho los Países Bajos?
La primera señal la dio en el 1864, al crear una Agencia de Protección Animal. Más tarde, casi un centenario después, se firmó la acta de Protección Animal en 1962, seguida a fines del siglo XX por la ley del Bienestar Animal. Esta última fue clave en crear conciencia respecto a esta materia y prohibió a cualquier dueño de un animal el negarle los cuidados necesarios o abusar de ellos. ¿El castigo por este delito? Hasta tres años de prisión o una multa de más de 16 mil euros.Desde ahí, según explica el estudio de Dogresearch, la mentalidad de los holandeses respecto a los animales cambió. Desde tener una relación en donde el humano era un amo y el perro un subordinado, el asunto mutó hasta llegar al punto en el que ambos eran considerados “amigos”.
Eso incidió en que, por ejemplo, el país fuera uno de los primeros en tener un partido político principalmente animalista con representación en el Congreso. En este caso se llama el Partido por los Animales y cada vez va adquiriendo más adherentes. Y en ese sentido, el esfuerzo por concientizar a la ciudadanía respecto a la importancia de todos los seres vivos, en particular los animales, ha influido fuertemente en la desaparición de los perros callejeros.
Otro aspecto relevante es el enorme esfuerzo que ha llevado a cabo en los Países Bajos en sus campañas de esterilización. Ahí, más del 70% de las perritas han sido sometidas a un procedimiento quirúrgico para prevenir que lleguen al mundo más cachorros sin un hogar. Para esto, los gobiernos locales desembolsaron una gran cantidad de dinero para que las campañas fueran gratuitas. En algunos casos, incluso fue obligatorio para los dueños llevar a su perro.
Así también, el país creó un sistema de impuestos y registración para los dueños de perros, al igual que Alemania o algunas ciudades de España. Una vez al año, se debe pagar una cifra al municipio según la cantidad de perros que tenga una familia (todos deben quedar registrados). El monto varía según cada lugar, pero en algunos se pueden llegar a pagar hasta 224 euros (unos 162 mil pesos chilenos) por tres perros.
El objetivo es que el tener estas mascotas sea algo que no se tome tan a la ligera y que represente un verdadero compromiso con ellos y la comunidad.
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