La búsqueda de la eterna juventud es una obsesión en la historia del ser humano. A raíz de que una reciente investigación ha encontrado que el transfundir sangre de ratones viejos a jóvenes ocasiona signos de envejecimiento, y que al revés, ya se sabía que el transfundir sangre de ratones jóvenes a viejos, hace que estos rejuvenezcan, hoy repasaremos esa eterna obsesión del ser humano.
La historia
China. Qin Shi Huang, fundador de la dinastía Qin y primer emperador chino estuvo obsesionado con ser inmortal y envió a 3.000 jóvenes, encabezados por el alquimista Xu Fu a la isla Zhifu, en donde se pensaba estaba la Montaña de la inmortalidad Penglai. La delegación, encargada de traerle el elixir de la vida eterna, nunca retornó y la leyenda dice que al descubrir el Japón, el grupo se quedó allí. Tristemente (al igual que muchos otros emperadores que buscaban lo mismo) Qin Shi Huang murió envenenado por mercurio, luego de tomar un brebaje preparado por sus médicos, que le aseguraron que ese era el elixir de la juventud. Dice también la leyenda que, en búsqueda de la poción de la vida eterna, los chinos inventaron la pólvora.
India. En el Hinduismo, el néctar de la inmortalidad era la amrita, creada por los dioses del bien (devas) y del mal (asuris) al batir el Océano de Leche. Los alquimistas indios, influenciados por los chinos, creían que la amrita podía obtenerse también al trasmutar metales ordinarios en oro, pero el desarrollo de esa práctica no llegó lejos pues el Hinduismo creía en otras rutas a la inmortalidad.
Arabia. Fueron verdaderos maestros en el arte de la alquimia y en su afán de buscar el Exeer Al-hayat (elixir de la vida), descubrieron muchos reactivos químicos e inventaron el alambique, con el cual obtuvieron el Aqua Regia, una bebida destilada considerada un potente tónico y rejuvenecedor. Lo cierto es que el Aqua Regia no era mas que una bebida alcohólica, y la técnica de la destilación dio origen a la industria del alcohol.
Europa. Llegada a través de la ocupación árabe de España, los alquimistas europeos (siendo Paracelso el mas famoso), además de buscar la piedra filosofal, que supuestamente podría convertir los metales en oro, buscaron también el elixir de la vida. Paracelso fue el mas famoso de los alquimistas y su obsesión fue encontrar el alcaesto, sustancia que al curar todas las enfermedades, podía dar la vida eterna. Recordemos que la alquimia es la precursora de la moderna ciencia de la química.
Los modernos alquimistas
Los modernos buscadores de la fuente de la eterna juventud ya no andan detrás de la piedra filosofal ni el Aqua Regia, pero buscan el elixir de la vida en las modernas ciencias biológicas. Es sabido por ejemplo que una de las obsesiones de los millonarios de Silicon Valley es usar sus fortunas para explorar algunos métodos para extender sus vidas.
En ese sentido, uno de los más firmes impulsores de la búsqueda de la eterna juventud es Peter Thiel, billonario capitalista y uno de los principales asesores de Donald Trump. El esta convencido que la transfusión de sangre de personas jóvenes le va a devolver los años que el tiempo le ha quitado.
A diferencia de los antiguos emperadores chinos que en su obsesiva búsqueda de la inmortalidad se dejaban envenenar por sus médicos, Thiel, y muchos como el, basan su búsqueda en modernos experimentos que demuestran por ejemplo que la transfusión de sangre de un animal joven a un animal viejo es capaz de devolverle a este algunos rasgos juveniles perdidos. A semejanza de los antiguos emperadores, Thiel y otros multimillonarios usan sus fortunas para financiar múltiples compañías que conducen esos experimentos.
Es una técnica de mas de 150 años de antigüedad que consiste en unir o “coser” dos animales para que compartan la circulación de su sangre. Algunos experimentos han demostrado que si uno de los animales es joven, el animal viejo muestra signos (generalmente medidos como la velocidad de recuperación de un trauma muscular) de rejuvenecimiento. En ratones, se ha documentado mejor función cardiaca, cerebral y hasta mayor brillo del pelaje.
Debido a que es imposible realizar experimentos de parabiosis en seres humanos, pero sospechando que es a través de algunos factores sanguíneos que se producen los efectos rejuvenecedores, los modernos buscadores del elixir de la vida eterna, Thiel y muchos otros capitalistas, están financiando estudios basados en la transfusión de sangre de jóvenes a mayores. Uno de esos experimentos, en pleno curso, está conducido por la compañía Ambrosia y transfunde sangre de personas menores de 25 años a individuos entre 35 y 80 años, cobrando 8.000 dólares a cada participante.
Se rumorea en Silicon Valley que muchos multimillonarios están ya practicando las transfusiones de sangre de gente joven sin esperar los resultados de los estudios. Obviamente, no se conoce el efecto que tienen dichas prácticas.
La Administración de Alimentos y Medicinas de EEUU (FDA) no aprueba el uso de sangre con fines rejuvenecedores, por lo que Thiel y otros inversionistas, están comprando la sangre que necesitan para sus experimentos con parabiosis y están convencidos que esta se convertirá en una práctica común en el futuro. El problema es que, de acuerdo a muchos observadores, desde que esta de asesor de Trump, Thiel luce mas viej