Así será el futuro de la humanidad, según el MIT
Innovadores, científicos, ingenieros y ciudadanos debaten durante doce horas acerca de tecnología y ciencia, así como del futuro de la mente y el cuerpo humanos
Boston
En una entrevista publicada en 1935, el célebre inventor Nikola Tesla
vaticinaba que en el siglo XXI, "los robots tomarán el lugar de la mano
de obra esclava de las civilizaciones antiguas […] liberando a la
humanidad para perseguir aspiraciones más elevadas”. Si bien Tesla
realizó numerosas predicciones de este tipo, unas más acertadas que
otras,- no cabe duda que la capacidad de visualizar el futuro y
planificar nuestras acciones es una característica que nos define como
especie, casi tanto como los pulgares oponibles o el lenguaje.
Siguiendo este espíritu de predicción y planificación, el pasado sábado se celebraba la conferencia titulada The Future of People
(el Futuro de la Gente) en el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT por sus siglas en inglés), en Boston (EE UU). Durante casi doce
horas de paneles y charlas, más de treinta científicos, ingenieros,
inversores, periodistas, sociólogos y emprendedores analizaron las
tendencias en sus respectivos campos para imaginar cómo será la
humanidad del futuro.
Los distintos paneles se organizaron temáticamente para tratar el futuro del cuerpo y la mente humana, la sociedad y el trabajo. En todos ellos predominó una visión optimista y tecnocrática en la que la medicina preventiva, la ingeniería genética y la tecnología de la información serían las grandes protagonistas y principales fuentes de progreso.
Algunos de los ponentes destacaron por la audacia de sus predicciones. Aubrey de Grey, experto en medicina regenerativa, predijo que en el año 2050 la esperanza de vida se extenderá hasta los 150 años gracias a la medicina preventiva, a la que comparó con el mantenimiento intensivo de un coche clásico. Por su parte Jaron Lanier –a quien se le atribuye la invención y popularización del término realidad virtual- animó a perder el miedo a la inteligencia artificial aduciendo que esta se encuentra muy lejos de poder superar al intelecto humano. El bioquímico Kevin Esvelt aseguró que en poco tiempo la ingeniería genética permitirá erradicar enfermedades que afectan a millones de seres humanos, como la malaria, gracias a la modificación de las especies que las transmiten. Otras predicciones apuntaron a los avances en ingeniería genética para posibilitar la eliminación de enfermedades hereditarias y como elemento clave para la exploración espacial y la colonización de Marte.
Sin embargo, tanto los moderadores de los debates como el
propio público se mostraron mucho más escépticos y precavidos. Gracias a
sus preguntas, tras cada sesión se estableció un debate mucho más
anclado en la realidad en el que se abordaron cuestiones controvertidas
como el acceso universal a los adelantos en salud y los beneficios de la
tecnología, la preocupación por la pérdida de empleos debido a la
automatización o los riesgos de la aparición de una nueva eugenesia que lleve en última instancia a violaciones de los derechos humanos.
Este tira y afloja entre el optimismo desbordante y el miedo a lo desconocido estuvo presente desde la charla de apertura por parte del escritor David Brin, quien atribuyó el auge del negacionismo científico entre los ciudadanos más conservadores a la falta de dialogo social. Según Brin, corresponde a los progresistas “dirigirse a sus conciudadanos y hablar amistosamente con ellos utilizando sus mismas referencias culturales para aliviar su miedo a la ciencia”.
Por este motivo, una parte importante del evento quedó en
manos de los más jóvenes para que pudieran expresar sus preocupaciones y
expectativas. Un ejemplo fue el denominado Fastforward Challenge,
un ejercicio de imaginación en el que se invitó a los participantes a
visualizar su vida en cuestión de salud, trabajo, movilidad y energía en
el año 2050.
Para cerrar el evento se cedió el escenario a una decena de emprendedores y jóvenes profesionales menores de 35 años quienes presentaron sus proyectos y start-ups en áreas tan diversas como las energías renovables, bioingeniería y el arte. Estos pioneros pusieron de manifiesto durante su intervención que la edad no es una limitación cuando se cuenta con talento y ganas de trabajar en un entorno capaz de estimular el emprendimiento.
En todos los paneles predominó una visión
optimista y tecnocrática en la que la medicina preventiva, la ingeniería
genética y la tecnología de la información serían las grandes
protagonistas y principales fuentes de progreso
Los distintos paneles se organizaron temáticamente para tratar el futuro del cuerpo y la mente humana, la sociedad y el trabajo. En todos ellos predominó una visión optimista y tecnocrática en la que la medicina preventiva, la ingeniería genética y la tecnología de la información serían las grandes protagonistas y principales fuentes de progreso.
Algunos de los ponentes destacaron por la audacia de sus predicciones. Aubrey de Grey, experto en medicina regenerativa, predijo que en el año 2050 la esperanza de vida se extenderá hasta los 150 años gracias a la medicina preventiva, a la que comparó con el mantenimiento intensivo de un coche clásico. Por su parte Jaron Lanier –a quien se le atribuye la invención y popularización del término realidad virtual- animó a perder el miedo a la inteligencia artificial aduciendo que esta se encuentra muy lejos de poder superar al intelecto humano. El bioquímico Kevin Esvelt aseguró que en poco tiempo la ingeniería genética permitirá erradicar enfermedades que afectan a millones de seres humanos, como la malaria, gracias a la modificación de las especies que las transmiten. Otras predicciones apuntaron a los avances en ingeniería genética para posibilitar la eliminación de enfermedades hereditarias y como elemento clave para la exploración espacial y la colonización de Marte.
El inventor del término "realidad virtual" anima
a perder el miedo a la inteligencia artificial, porque se encuentra muy
lejos de poder superar al intelecto humano
Este tira y afloja entre el optimismo desbordante y el miedo a lo desconocido estuvo presente desde la charla de apertura por parte del escritor David Brin, quien atribuyó el auge del negacionismo científico entre los ciudadanos más conservadores a la falta de dialogo social. Según Brin, corresponde a los progresistas “dirigirse a sus conciudadanos y hablar amistosamente con ellos utilizando sus mismas referencias culturales para aliviar su miedo a la ciencia”.
Cerrando la brecha generacional
La conferencia fue organizada por estudiantes de la Sloan School of Management (la escuela de negocios de MIT), patrocinada por Openmind y dirigida por Lea Peersman Pujol, una estudiante española de MBA en dicha escuela. Según Peersman, su objetivo al idear este encuentro era dar voz a los jóvenes para que puedan participar y tomar un papel activo a la hora de definir su propio futuro.
Una parte importante del evento quedó en manos de los más jóvenes para que pudieran expresar sus preocupaciones y expectativas
Para cerrar el evento se cedió el escenario a una decena de emprendedores y jóvenes profesionales menores de 35 años quienes presentaron sus proyectos y start-ups en áreas tan diversas como las energías renovables, bioingeniería y el arte. Estos pioneros pusieron de manifiesto durante su intervención que la edad no es una limitación cuando se cuenta con talento y ganas de trabajar en un entorno capaz de estimular el emprendimiento.
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