Tienes un padecimiento si te arrancas el cabello
Es el principal signo de la tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos
Ana María Belichón / EFE
29 Agosto, 2017 | 14:37 hrs.
El arrancarse el cabello, pestañas, cejas o vello corporal de una manera incontrolable es el principal signo de la tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos que lleva a las personas que lo sufren a quitarse el pelo de forma compulsiva.
Cristina Larroy, directora de la Clínica Universitaria de Psicología
de la Universidad Complutense de Madrid, ha tratado estos casos en niños desde
los tres años, aunque el rango de edad en el que habitualmente comienza
el trastorno es en la etapa de los nueve o 10 años hasta los 13. Sin
embargo, también se presenta en adultos aunque de manera excepcional.Se calcula que un 4% de la población mundial sufre tricotilomanía, un trastorno del control de los impulsos que lleva a la persona a arrancarse el pelo, debido a que les produce una sensación alivio o placer.
No existen causas biológicas, genéticas, conductuales o psicológicas identificadas que determinen esta acción.“Simplemente, parece que es un trastorno en el que la persona siente alivio cuando empieza a hacer ese tipo de conductas, de modo que puede ser un tema azaroso. Un día uno empieza a arrancarse el pelo, eso le produce placer o alivio y tiende a repetir esa conducta”, señala Larroy.
Las situaciones que pueden desencadenar la tricotilomanía son muy diversas, en ocasiones, el hábito viene asociado con situaciones de distracción, relajamiento o aburrimiento; otras veces se utiliza para aliviar la tensión en momentos de nerviosismo o para mejorar la concentración.
La manera como se presenta la tricotilomanía es cuando la persona que la padece “se agarra un mechón de pelo, lo retuerce y después de un rato quedan uno o dos pelos, que son los que se arranca”, explica Larroy.
En el tratamiento para combatir la tricotilomanía primero hay que hacer que el enfermo identifique el patrón conductual debido a que es una acción que no se realiza de forma consciente y representa uno de los puntos más importantes a los que se enfrenta quien lo padece.
“Nuestra labor como psicólogos es hacer que esa persona se dé cuenta de que se está agarrando el mechón de pelo porque ahí es cuando puede parar esa cadena conductual”, subraya Cristina Larroy.
El más eficaz de todos los tratamientos es el psicológico y sólo en los casos graves, en adultos, se puede combinar con antidepresivos. “Hay que abordar esta conducta impulsiva desde el primer momento en el que los padres o la persona que lo padece lo detectan”, señala la especialista.
Aunque este trastorno puede convertirse en algo crónico, en los casos más graves, las posibilidades de recuperación y de que no vuelva a repetirse son muy altas.
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