Qué es el "mottainai", el concepto de cero desperdicios que obsesiona a Japón
Pese a ser el segundo consumidor de plástico entre los países desarrollados, por detrás de Estados Unidos, en Japón reciclar se ha convertido en "un virtuoso arte", una práctica cultural verdaderamente arraigada.
Tanto que en algunas ciudades, como Kamikatsu, hay hasta 45 clasificaciones de tipos de basura.
Deshacerse de ella no es una tarea simple y, para poder reciclarla, los habitantes necesitan separarla manualmente y lavarla y secarla antes de llevarla al vertedero.
El sistema es tan complicado que se hacen cursos sobre cómo botar los desperdicios en las oficinas, y en cualquier casa cuelga un calendario que especifica el día que se debe tirar cada tipo de basura.
Un día el plástico, otro la tela, otro el papel…
También se distribuyen folletos a cada hogar y en varios idiomas.
Cuando arrancó el programa, hace dos décadas, hubo resistencia por parte de los habitantes de Kamikatsu y entonces, solo tenían 22 categorías de desperdicios frente a las 45 de ahora.
Lo que sienten los japoneses en mayor o menor medida es mottainai.
El término podría traducirse, en el ámbito del reciclaje, como el "arrepentimiento por desperdiciar" y es utilizado actualmente por ambientalistas japoneses aunque también se ha internacionalizado su uso.
En este concepto filosófico se basa la amplia campaña de reciclaje japonesa de las 4R: "Reducir, Reutilizar, Reciclar, Respetar".
Se dice que la palabra tuvo un lugar especial en la vida de la gente de la antigua ciudad de Tokio durante el período Edo de los samuráis (1603-1868).
"Si comprabas un kimono, lo debías usar entre 10 y 20 años, reparándolo una y otra vez. Cuando ya no podías llevarlo más, debías convertirlo en un trapo de limpieza", explica el profesor de japonés Shigemi Matsumoto en el blog de su escuela de idiomas.
"Y cuando ya no pudieras limpiar con él, lo podías usar para encender el fuego para cocinar. Las cenizas tampoco se desperdiciaban, sino que se usaban en la limpieza de los platos. La gente del período Edo tenía sentimientos muy fuertes por las 3Rs y el respeto hacia todas las cosas", añade.
- El megabasurero en China que se llenó 25 años antes de lo previsto
- Por qué las bolsas de algodón y papel pueden ser tan dañinas para el medio ambiente como las de plástico
Pero muchos autores japoneses subrayan que el espíritu mottainai, que ha sido parte de la cultura japonesa durante mucho tiempo, despegó sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el país estaba falto de recursos.
Entonces, desperdiciar un grano de arroz significaba menospreciar el trabajo de los campesinos.
Otro ejemplo de tratamiento minucioso de la basura en cada hogar es Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón.
Sus 3,7 millones de habitantes deben seguir unas estrictas reglas para separar los desechos en 15 tipos, divididos en 10 categorías.
Pese a ser el segundo consumidor de plástico entre los países desarrollados, por detrás de Estados Unidos, en Japón reciclar se ha convertido en "un virtuoso arte", una práctica cultural verdaderamente arraigada.
Tanto que en algunas ciudades, como Kamikatsu, hay hasta 45 clasificaciones de tipos de basura.
Deshacerse de ella no es una tarea simple y, para poder reciclarla, los habitantes necesitan separarla manualmente y lavarla y secarla antes de llevarla al vertedero.
El sistema es tan complicado que se hacen cursos sobre cómo botar los desperdicios en las oficinas, y en cualquier casa cuelga un calendario que especifica el día que se debe tirar cada tipo de basura.
Un día el plástico, otro la tela, otro el papel…
También se distribuyen folletos a cada hogar y en varios idiomas.
Cuando arrancó el programa, hace dos décadas, hubo resistencia por parte de los habitantes de Kamikatsu y entonces, solo tenían 22 categorías de desperdicios frente a las 45 de ahora.
Lo que sienten los japoneses en mayor o menor medida es mottainai.
El término podría traducirse, en el ámbito del reciclaje, como el "arrepentimiento por desperdiciar" y es utilizado actualmente por ambientalistas japoneses aunque también se ha internacionalizado su uso.
En este concepto filosófico se basa la amplia campaña de reciclaje japonesa de las 4R: "Reducir, Reutilizar, Reciclar, Respetar".
Se dice que la palabra tuvo un lugar especial en la vida de la gente de la antigua ciudad de Tokio durante el período Edo de los samuráis (1603-1868).
"Si comprabas un kimono, lo debías usar entre 10 y 20 años, reparándolo una y otra vez. Cuando ya no podías llevarlo más, debías convertirlo en un trapo de limpieza", explica el profesor de japonés Shigemi Matsumoto en el blog de su escuela de idiomas.
"Y cuando ya no pudieras limpiar con él, lo podías usar para encender el fuego para cocinar. Las cenizas tampoco se desperdiciaban, sino que se usaban en la limpieza de los platos. La gente del período Edo tenía sentimientos muy fuertes por las 3Rs y el respeto hacia todas las cosas", añade.
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Pero muchos autores japoneses subrayan que el espíritu mottainai, que ha sido parte de la cultura japonesa durante mucho tiempo, despegó sobre todo tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el país estaba falto de recursos.
Entonces, desperdiciar un grano de arroz significaba menospreciar el trabajo de los campesinos.
Otro ejemplo de tratamiento minucioso de la basura en cada hogar es Yokohama, la segunda ciudad más grande de Japón.
Sus 3,7 millones de habitantes deben seguir unas estrictas reglas para separar los desechos en 15 tipos, divididos en 10 categorías.
Multas
La separación antes del reciclaje es obligatoria y el incumplimiento de las normas, incluso después de repetidas advertencias, puede acarrear una multa de 2.000 yenes (alrededor de US$18).
Paulo Fujita, de 74 años, actúa como un "sheriff de la basura".
Por lo general, revisa las bolsas de basura de sus vecinos para corregir posibles separaciones irregulares.
"Hoy es menos (común), pero se sigue mezclando la basura incinerable con la no incinerable, o se pone en bolsas del color equivocado", le explica a la periodista de BBC Brasil Fatima Kamata.
En Japón, la separación es diferente en cada ciudad, pero existen tres reglas básicas que no cambian: llevar la basura al depósito antes de las 8 de la mañana, obedecer los días de recolección y depositar los desechos en bolsas semitransparentes.
La separación antes del reciclaje es obligatoria y el incumplimiento de las normas, incluso después de repetidas advertencias, puede acarrear una multa de 2.000 yenes (alrededor de US$18).
Paulo Fujita, de 74 años, actúa como un "sheriff de la basura".
Por lo general, revisa las bolsas de basura de sus vecinos para corregir posibles separaciones irregulares.
"Hoy es menos (común), pero se sigue mezclando la basura incinerable con la no incinerable, o se pone en bolsas del color equivocado", le explica a la periodista de BBC Brasil Fatima Kamata.
En Japón, la separación es diferente en cada ciudad, pero existen tres reglas básicas que no cambian: llevar la basura al depósito antes de las 8 de la mañana, obedecer los días de recolección y depositar los desechos en bolsas semitransparentes.
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