sábado, febrero 13, 2010

El peso de la riqueza



Hace poco tiempo, en los campos del Club de Golf y Equitación de Abu Dhabi, a las 7 de la mañana, se reunía una multitud plurinacional para participar en una carrera de semimaratón. Corredores de Australia, Canadá, Francia, la India, el Reino Unido y Sudáfrica, por mencionar algunos países, tomaron sus posiciones para arrancar. Sin embargo, de los 306 corredores que terminaron la carrera, ninguno era de la República Árabe Unida.
Chris Collier, del Club de Corredores de Abu Dhabi, que organiza la carrera anual, atribuye la ausencia de competidores del país a la inexistencia en este de una cultura del ejercicio físico. «Definitivamente, el nuestro no es un club solo para expatriados —explica Collier, que es inglés. Acogemos a todas las nacionalidades y anteriormente hemos invitado a jóvenes del país a participar en nuestras carreras semanales, pero la respuesta ha sido escasa». Y agrega: «En este país no se acostumbra participar en carreras a pie. ¿A quién se le ocurriría exponerse al calor y las molestias de este sol inclemente?».
El poco ejercicio que se hace, junto con el gusto por la comida rápida rebosante de carbohidratos, sal, grasa y azúcar refinada, está causando inquietud por la salud de la nación. En 2000, la Organización Mundial de la Salud informó de que 50% de los hombres y mujeres de los Emiratos Árabes Unidos presentaban sobrepeso o eran obesos. Estas cifras también están aumentando en otros países de la región. (La OMS define el sobrepeso como un índice de masa corporal [IMC] de 25 kg/m2 o más, y la obesidad, como un IMC de 30 kg/m2 o más.) En 2008, el Departamento de Nutrición y Salud de la Universidad de los Emiratos Árabes Unidos dio a conocer que aproximadamente una cuarta parte de los niños entre 8 y 12 años de edad presentaban sobrepeso.
Ahí donde hay obesidad no tarda en aparecer la diabetes. En 2000, la OMS informó de que 13,5% de la población de los Emiratos Árabes Unidos era diabética, cifra que por su magnitud ocupa el segundo lugar en todo el mundo; por si fuera poco, se prevé que la prevalencia aumentará a 19,3% en 2030.
Desde luego, no es este el único país que se enfrenta con estos problemas. La OMS afirma que la obesidad ha alcanzado cifras alarmantes a escala mundial. En 2005, se calculó que al menos 1 600 millones de adultos presentaban sobrepeso, y al menos 400 millones de ellos eran obesos. Lo que llama la atención en este país es la rapidez con la que estos problemas se han arraigado, si se tiene en cuenta que hace menos de medio siglo sus habitantes —beduinos nómadas, agricultores del desierto y habitantes de las costas que vivían del comercio marítimo, en particular la extracción de perlas — tenían un régimen alimentario a base de pescado, arroz, pan, dátiles, yogur, hortalizas caseras y carne de carnero, cabra y camello.
La producción de petróleo, que empezó en los años sesenta del pasado siglo, desencadenó un crecimiento masivo de la población y la urbanización, con las modificaciones consiguientes del modo de vida. Sin embargo, la obesidad y las enfermedades que están relacionadas con ella no son exclusivas de los naturales, que representan menos del 20% de la población. Para su desarrollo, el país depende muchísimo de mano de obra inmigrante, principalmente de Bangladesh, Filipinas, la India, el Pakistán, la República Islámica de Irán y Sri Lanka.
El doctor Ayoub Al Jawaldeh, asesor regional en materia de nutrición en la Oficina de la OMS para la Región del Mediterráneo Oriental (EMRO), afirma que la gente es víctima de su riqueza. «Sus elevados ingresos los han malacostumbrado —comenta. Tienen chofer y sirvientes que hacen los quehaceres del hogar, y les encanta comer en restaurantes. También miran como mínimo tres horas de televisión al día, incluso más en el verano. La gente acostumbraba comer en casa, pero ahora tenemos servicio de entrega de comida a domicilio de muchísimos restaurantes.»
El especialista dice también que las porciones de comida se han vuelto excesivamente grandes. «El poco ejercicio y el consumo excesivo de alimentos malsanos es lo que ha producido la obesidad. Esto empieza en la infancia, pues no hay control en las cafeterías de las escuelas, donde venden comida rápida y refrescos. Desde luego, esto no es algo exclusivo de los Emiratos Árabes Unidos, pero al menos en los Estados Unidos y Europa la gente se da cuenta de que tiene que cambiar su régimen alimentario y modo de vida. Pero en esta parte del mundo no existe la misma conciencia.»
Si bien es cierto que el común de la gente no tiene conciencia de la salud, se observan signos de urgencia entre los funcionarios que quieren afrontar el problema. En diciembre del año pasado, el equipo encabezado por el doctor Al Jawaldeh publicó un proyecto de estrategia regional de nutrición para el periodo 2010-2019 en el que se insta a todos los países de la región a que elaboren programas adecuados a su situación y sus recursos. Como consecuencia, el Ministerio de Salud y otras dependencias del gobierno de los Emiratos Árabes Unidos han formado el Comité Nacional de Nutrición, al que se ha asignado la tarea de preparar una estrategia nacional para reducir la obesidad, la diabetes sacarina y otras enfermedades relacionadas con el régimen alimentario.
Dicha estrategia —que se está preparando con el apoyo de la OMS— se centrará en la educación sanitaria y nutricional, el mejoramiento de los hábitos de consumo alimentario (dar más importancia a las frutas y verduras), el enriquecimiento de los alimentos con micronutrientes, la rotulación de los alimentos y la relación entre la mercadotecnia y los programas de alimentación en las escuelas.
El doctor Al Jawaldeh cree que lo que desalienta a las personas para hacer ejercicio no es la falta de instalaciones adecuadas. «Para hacer ejercicio no se necesitan lugares muy bien puestos», comenta, y recuerda su época escolar en Jordania, cuando los alumnos hacían un poco de ejercicio por las mañanas antes de empezar las clases.
La relación entre hacer más ejercicio y comer menos ha sido estudiada por investigadores en Australia, quienes el año pasado informaron de que el aumento de la obesidad en el mundo desarrollado depende casi por completo del exceso en el comer y no tanto del sedentarismo. Un estudio de la epidemia de obesidad que aflige a los Estados Unidos, realizado por el Centro Colaborador de la OMS para la Prevención de la Obesidad, en la Universidad Deakin de Victoria (Australia), indicó que en los pasados 30 años no ha habido una disminución significativa de los niveles de ejercicio, de modo que la culpa es del exceso de calorías que se consumen. Los investigadores esperan constatar este resultado cuando el estudio se repita en otros países.
El doctor Al Jawaldeh afirma que en los países en desarrollo o con una economía en transición las personas, especialmente los jóvenes, son susceptibles a la mercadotecnia. «Se utiliza la psicología cuando, por ejemplo, se vinculan las hamburguesas con los refrescos. Necesitamos un convenio mundial que reglamente la publicidad televisiva de alimentos en los horarios en que es más probable que los niños estén viendo.»
«El problema es realmente grave. Todas las enfermedades no transmisibles están vinculadas con la nutrición deficiente. Necesitamos invertir muchísimo en la esfera de la salud y la nutrición, proteger a la nueva generación y modificar la cultura por intermedio de los jóvenes. La estrategia nacional de nutrición tiene que ser administrada desde el ministerio de salud por un departamento especializado que tenga influencia efectiva.»
El hincapié en educar a los jóvenes lo comparte el doctor Kazem Behbehani, director general del Instituto Dasman de Investigación, Capacitación y Prevención en materia de Diabetes y otras Enfermedades Crónicas de Kuwait. «Los niños son la clave porque ellos pueden ayudar a cambiar los hábitos de sus padres.»
«Antes solíamos ver la diabetes de tipo 2 principalmente a partir de los 40 años de edad, pero ahora está apareciendo incluso en niños de 10 años. No le hemos aconsejado a la gente lo que debe hacer para cuidar su salud. Los padres siguen considerando que un niño delgado está enfermo y que uno gordo está sano».
Hay otros indicios de que la lucha contra la obesidad está cobrando impulso en la región.
En la Universidad Femenina de Dubai, por ejemplo, el ejercicio para estar en forma es parte del plan de estudios. Se asignan a las alumnas dos horas de actividad física a la semana, una hora de teoría y tareas. Roger Reed, el director, ha venido impulsando el mejoramiento de la salud y el estado físico en las escuelas desde que vino de los Estados Unidos a vivir en los Emiratos Árabes Unidos hace casi dos decenios.
«En este país, la obesidad en los adolescentes está descontrolada. No caminamos ni montamos en bicicleta; vivimos en un mundo rodeado de comida chatarra de fácil acceso. Y no hay muchas oportunidades de hacer ejercicio: todo gira en torno al coche particular. Además, los niños tienen pocos modelos dignos de emular; la mayoría de las personas que nuestras alumnas conocen comparten los mismos malos hábitos.» ■
WHO.ORG

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