Una investigación científica ha descubierto que los espermatozoides se adhieren a los óvulos gracias a una molécula de azúcar pegajosa que recubre la célula femenina
EL PAÍS - Madrid - 19/08/2011
Para concebir se necesita mucha dulzura. Así lo ha descubierto recientemente un grupo de científicos del Imperial College de Londres, en Reino Unido. Los espermatozoides se adhieren a los óvulos gracias a una molécula de azúcar muy pegajosa que recubre el gameto femenino. El hallazgo podría ayudar en un futuro a las parejas que padecen infertildad.
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El estudio, publicado en la revista Science, muestra que un tipo específico de molécula de azúcar conforma la cubierta externa lo que ayuda al espermatozoide a adherirse, por lo que los investigadores han llamado a este fenómeno óvulo "pegajoso".
"Los detalles que se han descubierto con esta investigación completan una enorme brecha en el conocimiento de la fertilidad y se espera que finalmente ayuden a muchas de las personas que actualmente no pueden concebir", explica Anne Dell, del Imperial College de Londres.
Los científicos ya saben que un espermatozoide "reconoce" a un óvulo cuando las proteínas de la cabeza del espermatozoide se encuentran con una serie de azúcares específicos en la cubierta exterior del óvulo.
Una vez que se produce una unión exitosa, las superficies externas del espermatozoide y el óvulo se adhieren antes de fusionarse y que el espermaozoide emita su ADN al interior, fecundando el óvulo.
En esta nueva investigación, los expertos emplearon una tecnología por imágenes ultra sensible para evaluar qué moléculas son las más importantes en el proceso de adhesión. El equipo halló que una cadena de azúcares conocida como secuencia sialyl-lewis-x (SLeX) es abundante en la superficie del óvulo humano y, tras experimentar con una serie de azúcares sintéticos en el laboratorio, descubrió que es la SLeX la que puntualmente adhiere el espermatozoide al óvulo.
Para asegurarse, después los expertos probaron sus resultados usando las cubiertas externas de óvulos humanos "no vivientes" sin fertilizar.
Dell señaló que la investigación fue tremendamente difícil "debido a que los óvulos humanos son muy pequeños -alrededor del tamaño de un punto- por lo que no contábamos con mucho material para trabajar".
Poh-Choo Pang, también del Imperial College y participante del estudio, explica que "aunque aún queda mucho camino para lograr tratamientos clínicos derivados de este descubrimiento, podría abrir nuevas posibilidades para comprender los problemas de fertilidad que enfrentan muchas parejas".
Los investigadores ahora quieren usar los hallazgos de este trabajo "para investigar más a las proteínas presentes en la cabeza del espermatozoide que le permiten reconocer al óvulo".
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