La "guerra santa" de una secta mexicana contra la educación
24 de agosto de 2012 • 19:17
Foto: Difusión
Las mujeres llevan el pelo cubierto con paños de colores, los hombres
deben portar una cruz y las niñas permanecen en silencio la mayor parte
del tiempo.
Tienen prohibido ver televisión, escuchar radio o montar en bicicleta, y
sólo pueden leer los textos autorizados por sus líderes. También creen
que las nuevas tecnologías son asuntos diabólicos.Rezan casi todo el día, desde las 4 de la mañana, mientras esperan que el mundo termine de un momento a otro.
Son los miembros de la Iglesia Católica Tradicional de La Ermita, un grupo religioso asentado en Nueva Jerusalén, una comunidad rural de Michoacán, en el occidente de México.
La secta nació en 1973 y desde entonces ha llevado una existencia polémica. En los últimos días volvió a ser noticia, porque sus integrantes destruyeron las dos escuelas públicas que había en el pueblo y prohibieron a los niños asistir a clases.
En México la educación básica es obligatoria, y en los planteles públicos no se permite la instrucción religiosa.
Entretanto, alrededor de la comunidad se construye un nuevo muro -el primero se edificó hace décadas- para impedir que los profesores entren a la comunidad.
Papá Nabor y Mamá Salomé
El libro La Virgen María en la Tierra, uno de los pocos textos autorizados en la comunidad, cuenta la historia de Nueva Jerusalén.
La mañana del 13 de junio de 1973, narra, la Virgen del Rosario se apareció a una anciana, Gabina Sánchez viuda de Romero, a quien pidió le dijera al sacerdote local que iniciara una cruzada para salvar al mundo de la destrucción.
El elegido fue Nabor Cárdenas Mejorada, párroco de la iglesia católica San José de Pururarán, el municipio donde existe la comunidad religiosa.
Era un sacerdote singular. Un artículo publicado en 1984 en la revista Relaciones por el investigador Gustavo López Castro, del Colegio de Michoacán, cuenta que el religioso no aceptaba las nuevas reglas emanadas del Concilio Vaticano II, iniciado en 1962.
Cárdenas creía que la Iglesia Católica estaba obligada a mantener los ritos tradicionales del Concilio de Trento, realizado entre 1545 y 1563.
Al principio el sacerdote no creyó las revelaciones de Gabina, una mujer campesina sin estudios, pero después de varias pruebas -según el artículo de Relaciones- decidió abandonar la parroquia y oficiar ceremonias en una ermita construida en el sitio de la aparición, una hondonada conocida como El Callejón.
No promovía el culto católico, al menos no como lo establecen las reglas de la Iglesia, sino que aplicaba las órdenes que la campesina decía le dictaba la Virgen del Rosario.
El sacerdote fue excomulgado, y entonces decidió llamarse Papá Nabor y a Gabina Sánchez la bautizó como Mamá Salomé.
Apocalipsis
La Iglesia Católica Tradicional de La Ermita se construyó a partir de las normas y parábolas que supuestamente la Virgen del Rosario revela a personas elegidas, conocidas como "videntes" o "portavoces".
Hasta 1982, cuando murió, esa tarea fue de Mamá Salomé. Luego Papá Nabor eligió a Mamá María de Jesús y en los últimos años la interpretación corresponde a Agapito Gómez.
Las reglas son estrictas. En la comunidad no hay centros de salud, están prohibidas las bebidas alcohólicas y nadie puede salir sin permiso. Durante un tiempo, incluso, se prohibieron las relaciones sexuales.
La vida entera en la Nueva Jerusalén tiene un propósito: salvarse del Apocalipsis, que primero fue anunciado para 1980, luego en 1988 y después para 2000.
La nueva fecha del fin del mundo no está clara, pues en 2008, al morir Papá Nabor, la comunidad se dividió en dos grupos. El más grande controla los templos religiosos, se opone a la educación laica y es el responsable de destruir las escuelas.
Al otro grupo, que fue expulsado de la comunidad, los periodistas locales los llaman laicos, pero en realidad no lo son, pues también creen en las revelaciones de los videntes. Ellos, ha dicho el vocero del gobierno de Michoacán, Julio Hernández, se apoyan en los maestros para tratar de regresar al pueblo.
Mientras, el gobernador de Michoacán, Fausto Vallejo, aseguró que en Nueva Jerusalén habrá clases. "La escuela tiene que funcionar", dijo a medios locales. "Si nos obligan a que actuemos con más determinación quienes se oponen a este derecho de todos los mexicanos, tendremos que actuar".
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