martes, octubre 09, 2012

El negocio de las Cesareas

ueves, 24 de enero de 2008

Cesáreas inducidas, espíritu de cuerpo e industria del parto


Para el año 2005 el número de mujeres sometidas a cesáreas en establecimientos privados fue 20804, de las cuales las cesáreas inducidas o no justificadas médicamente fueron 13189. Esta situación generó alrededor de 7 millones de dólares, sin sumar a ello otros costos indirectos derivados de la cesárea (1). El aumento de las cesáreas innecesarias se produce justamente cuando las EPS inician sus actividades en los servicios de salud; alrededor del 75% de los ingresos por prestaciones de salud de las clínicas proviene de dos grupos que controlan estas EPS en el país. El mayor poder de negociación de las EPS ha llevado a la baja de los ingresos médicos, los que se ven compensados con incentivos apoyados en la falta de información al usuario que hacen, por ejemplo, que la mujer acuda más seguido a las consultas o sea sometida a una cesárea.

Se trata de un hecho relevante que implica una visión de la salud. Si bien las distorsiones por la entrada a los servicios de salud de los seguros privados han afectado los ingresos médicos, es indicativo que esta situación se traslade finalmente al usuario; el médico parece sometido a la realidad que las EPS han impuesto. Un vocero médico al ser consultado sobre el tema, le ha trasladado toda la responsabilidad a las EPS, pero ¿cómo así un profesional de la salud induce a una mujer a una intervención innecesaria sabiendo que ésta es riesgosa y genera muchos mayores gastos y dependencia médica? Qué esta sucediendo con los médicos que son presionados por los intereses comerciales pero a la vez no denuncian oportunamente. El mismo vocero médico cuestionó la validez del estudio que da las cifras de cesáreas inducidas. Pero si uno mismo indaga entre sus familiares o amigos comprobará sin mucho esfuerzo que se trata de una práctica habitual.

No se trata de un caso aislado, sino de una constante. En relación con los laboratorios farmacéuticos, los incentivos a los médicos pueden llegar en sobres, en vales de descuento o de consumo; hay laboratorios que recolectan información en las farmacias para saber qué se está recetando y luego compensar al médico. Si bien es cierto que los médicos están presionados por esta realidad, a ellos no se les oye denunciarlo abiertamente. Para ir más allá, otros profesionales o trabajadores relacionados con la salud están siendo formados para extraer al usuario los pocos soles con que cuentan para su salud. En las cadenas de farmacias, el consumidor es inducido a adquirir el medicamento de mayor precio, así exista un genérico mucho más accesible. Los dependientes de estos establecimientos lo hacen por que reciben una comisión por vender lo que se les indica, y cuando uno exige que se le expenda el principio activo solicitado se enfrenta a la mala gana o la negación de que este exista en la farmacia.

Subyace al tema de las cesáreas el llamado espíritu de cuerpo. De las empresas de seguros no se puede esperar mucho, su fin es rebajar su compromiso si es posible al sub suelo. Pero las distintas profesiones o dedicaciones, caen en el recurso de justificar con el espíritu de cuerpo lo que explican como actividades necesarias a cada profesión, casi inentendibles para el común. Espíritu de cuerpo en las iglesias, en los médicos, en los militares, en los políticos, en los periodistas, en los abogados, en los transportistas, en los informales, etc. Hay que romper el espíritu de cuerpo; se trata de un lastre inaceptable, que contribuye a la corrupción y que puede derivar en apañar delitos. En el caso de las cesáreas, no se ha oído aún la opinión ni del MINSA ni del CMP, y lo más probable es que no la expresen, porque la salud pública es un asunto que aún sigue sobre medicalizado.

Como señala Desmond Morris, el parto se ha convertido en algo así como una industria, siendo el caso de las cesáreas innecesarias o inducidas un extremo inaceptable. El niño debe salir del placido vientre materno a un ambiente luminoso, lleno de luces, de personas extrañas; en lugar de entregarlo a la madre en ese estado, se le limpia el líquido que lo debería unir a pecho materno en ese primer instante. Lo más sano para la mujer y el niño es que éste nazca es el ambiente en el que la madre esté más cómoda. El hecho de llevarla a un quirófano o sala dificulta el parto, hace que la mujer produzca sustancias defensivas que en un lugar más aparente no alargarían el parto. La industria de los partos no se limita a eso, sino que está envuelta en una serie de mitos como el de que la cesárea es más saludable que el parto. Y quienes más saben que eso es un disparate son muchos médicos ginecólogos que en por lo menos 13 mil casos al año están siendo funcionales a los abusos de las EPS.

(1) Datos del estudio ¿Quiénes ganan quiénes pierden con los partos por cesárea? Incentivos médicos y derechos reproductivos. Alejandro Arrieta / Andrés Oneto. Publicado en Economía y sociedad número 66 del Consorcio de Investigación económica y social CIES.http://cies.org.pe/files/ES/bol66/03-Arrieta.pdf

Alexandro Saco
6 enero 2008

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