AH1N1: la epidemia mediática
No hay enfermedad que reciba más atención que el AH1N1. En el año 2009, la primera pandemia del siglo XXI llegó al Perú a través de turistas y un grupo de estudiantes que regresaban de Punta Cana de su viaje de promoción. Pronto la enfermedad se convirtió en un tema viral en la prensa. Los titulares sensacionalistas en las portadas de los diarios con imágenes de tono apocalíptico empezaron a generar miedos y ansiedades exagerados en la población frente a un virus que finalmente demostró ser muy poco letal. Aunque obviamente como toda enfermedad debe recibir atención y preocupación, en este caso la atención fue desmedida.
Los miedos exagerados iniciales se reflejaron en las compras masivas de medicamentos entre personas sanas, el agotamiento en diversas ciudades del mundo de mascarillas o tapabocas, en la presión pública por vacunaciones masivas cuando la eficacia de las mismas no estaba comprobada y en actitudes cotidianas como el de evitar el contacto con personas que mostraban síntomas de resfrío común. Es importante señalar que en el trato sensacionalista de la epidemia participó tanto la prensa internacional como nacional, así como los diarios considerados más amarillistas y los más moderados. El caso de la nueva influenza, donde un virus poco contagioso y letal fue transformado, en gran parte por presión mediática, en una crisis sanitaria internacional, muestra también el creciente rol de la prensa en la definición de las prioridades de la salud pública.
El AH1N1 ha retornado el 2013 en su forma más viral (la prensa). La crítica no va ciertamente a que se le preste atención a una enfermedad como el AH1N1, sino a la desproporcionada atención que recibe frente a otros males endémicos que generan mucho más muerte y contagios como la tuberculosis.
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