¿Cuáles son los sistemas de salud más eficientes del mundo?
Analizamos el ranking de Bloomberg para saberlo
El sistema de salud es la suma de todas las organizaciones, instituciones y recursos cuya finalidad primordial es mejorar la salud de sus ciudadanos. También tiene que prestar servicios que respondan a las necesidades y sean equitativos desde el punto de vista financiero, al tiempo que se dispensa un trato digno a los usuarios.
“La eficiencia mide la obtención de resultados y la cantidad de recursos utilizados para obtener ese fin. El más eficiente será aquel sistema que proporcione un servicio de salud con el menor coste posible, de manera que sea financieramente sostenible”.
Para ver los sistemas de salud más eficientes, nos remitiremos al ranking de Bloombergde 2013, que analiza la eficiencia de los sistemas de salud de 48 países desarrollados teniendo en cuenta los siguientes 3 criterios:
- La esperanza de vida.
- El coste de salud como porcentaje del PIB por capita (el tanto por ciento del PIB por capita que se destina a cubrir los gastos del sistema sanitario).
- El coste absoluto por capita del sistema de salud. El gasto total en salud va destinado a cubrir tanto servicios preventivos como curativos, planificación familiar, nutrición y asistencia de emergencia.
Países asiáticos: los primeros de la lista
Los 3 primeros países de la lista son Hong Kong, Singapur y Japón. Se caracterizan por tener un gobierno que controla un sistema de salud universal.
En el caso de Hong Kong, con una economía considerada de las más libres del mundo, vemos que el sector público tiene el peso más importante a la hora de proporcionar un sistema de salud accesible a todos sus ciudadanos. Este país se las apaña para ofrecer una sanidad universal y ser el más eficiente del mundo destinando tan sólo el 3,8% del PIB por capita. En Japón, el gasto en salud corresponde a un 8,5% del PIB por capita. La mayoría de los servicios de salud están financiados también por el sistema público, situándose por encima de la media de 72,2% entre los países de la OCDE.
En el caso de Singapur, el estado cubre sólo una cuarta parte de los gastos totales destinados al sistema de salud mediante impuestos y fondos. Los individuos y los empleadores pagan el resto. Este sistema requiere que los ciudadanos se responsabilicen de su propia salud y dediquen parte de sus ingresos a cubrir su seguro médico. El estado espera así que los pacientes colaboren mediante el copago y tengan la posibilidad de pagar más en caso de que demanden un mayor nivel. De la misma manera, el estado se compromete a subsidiar a aquellos que no sean capaces de cubrirse los servicios mínimos de salud.
En este sistema el gobierno ejerce dos funciones, la primera es la de obligar a los ciudadanos a ahorrar para cubrir aquellos gastos de salud no esperados. En el caso de las personas que no se puedan permitir ahorrar suficiente para su seguro médico, el estado se encarga de ayudarles. La segunda función es la de regular la oferta y los precios de los servicios médicos. Con esta regulación se persigue que el gasto en salud no aumente considerablemente y sea víctima de presiones inflacionarias.
Singapur es una economía pequeña, que goza de una estabilidad política y cuya sucesión de gobiernos del mismo partido le ha permitido introducir medidas consistentes respecto a la responsabilidad individual, ahorro obligado y desincentivo de consumir más allá de lo que es necesario mediante el copago, y el control regulado de los servicios sanitarios y sus costes.
España, la más eficiente de Europa
España ocupa el quinto lugar en el mundo, y el primero en Europa en cuanto a eficiencia. Ofrece un ejemplo de sanidad simple y barata. Ésta se caracteriza por tener una sanidad pública financiada por impuestos con una cobertura completamente universal que extiende los servicios a toda la población.
Mirando las estadísticas vemos que gasta un 10,4% del PIB per cápita. El sector público determina los impuestos que se destinan al sistema, regula la gestión de los centros sanitarios y la financiación de las prestaciones. Todo el mundo contribuye a la financiación, de manera que el acceso es también universal. El sistema también contempla la posibilidad de colaborar mediante copago en determinadas prestaciones.
El sistema de salud español sufre sin embargo de largas listas de espera y también cuenta con zonas geográficas donde no hay infraestructura suficiente. La crisis económica ha dado un duro golpe a las finanzas públicas y con la reforma del 2012 se implantaron principalmente dos medidas con el fin de garantizar la eficiencia del sistema sanitario. La primera modificaba la regulación del estado de los no asegurados y beneficiarios del sistema de salud. El cambio más notable fue negar el derecho de acceso a la salud a aquellas personas sin permiso de residencia, así como aplicar reglas más estrictas a los ciudadanos de la Unión Europea que hagan uso del sistema español de salud. La segunda medida consistió en aplicar el copago a los medicamentos: dependiendo de los ingresos de los ciudadanos, éstos contribuyen a pagar una parte de su coste.
EE.UU., líder en ineficiencia
Entre los 48 países analizados, EE.UU. ocupa la posición número 46. Esto pone en evidencia los elevados costes del sistema de salud norteamericano: uno de los países más ricos del mundo gasta más en salud y obtiene como resultado menos de lo que obtienen el resto de naciones analizadas. Aun más sorprendente es que también deja a un gran porcentaje de la población sin seguridad o pobremente protegidos en el caso de necesitar asistencia.
Los Estados Unidos, junto con México y Chile, son los únicos países de la OCDE donde menos del 50% del gasto en salud esta financiado por el estado. El sistema de salud está gestionado principalmente por aseguradoras privadas, pagadas en su mayoría por las empresas empleadoras. Además, existen programas públicos especiales, pero sólo destinados a aquellos pacientes que las aseguradoras privadas no quieren cubrir y que pertenecen a grupos especiales (jubilados, gente sin recursos, exmilitares y niños de padres sin seguro médico).
Las aseguradoras privadas tienen muchos incentivos para no querer asegurar a los pacientes más problemáticos y quedarse con la población más sana. Ofrecen un contrato por paciente, donde se especifican las coberturas generando así un gasto administrativo considerable, además de aplicar unas cuotas elevadas para poder incrementar sus beneficios.
Existe una masa crítica de gente trabajadora cuya empresa no proporciona un seguro médico. Esta gente gana suficiente como para estar excluidos también del sistema público de protección de salud pero sin embargo no tiene suficiente para pagarse por sí mismos un seguro médico, son los perdedores de este sistema de gestión sanitaria.
Si tenemos en cuenta las estadísticas, EE.UU. se sitúa por detrás de Japón y numerosos países europeos en medidas estándares de salud: mortalidad infantil, esperanza de vida al nacer y muertes que podrían haber sido evitadas con el cuidado médico apropiado. En este caso un elevado presupuesto no conlleva siempre un mejor servicio, EE.UU. paga más y obtiene menos. Como dato interesante, los ciudadanos de Singapur pagan sólo una quinta parte de lo que pagan los americanos por su seguro médico.
Finalmente, vemos que los países que encabezan el ranking Bloomberg tienen en común una participación mayoritaria del estado en cuanto a la gestión: las instituciones públicas ejercen su influencia y deciden la financiación, la gestión y la regularización de las prestaciones sanitarias para evitar el malgasto innecesario de los recursos disponibles. Por ejemplo, en países donde el modelo de gestión está más privatizado, tanto los médicos como las aseguradoras tienen incentivos a cobrar precios muy altos por los servicios médicos y a aplicar tratamientos más caros, ya que las empresas pagan una prima alta.
El gasto en salud ejerce una gran presión sobre las finanzas públicas. En el contexto actual de crisis esto pone en evidencia la necesidad de implantar medidas que ayuden a fortalecer los sistemas de salud. Y esto pasa, inevitablemente, por generar una financiación eficiente del sector.
Foto de portada: el sistema de salud de Hong Kong, el más eficiente del mundo según Bloomberg, fuente: Global Post
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