viernes, marzo 13, 2015

La orientación Sexual y la genética


ELMER HUERTA, MD. MPH   @drhuerta
El sábado 17 de mayo se conmemoró en el mundo el Día Internacional contra la Homofobia. Esa fecha fue escogida porque, hace 24 años, la Asamblea Mundial de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) removió  la homosexualidad de la lista de trastornos mentales cuando aprobó una nueva versión de la Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades (CIE).
Con ocasión de ese día, en el 2012, la Organización Panamericana de la Salud (el brazo para las Américas de la Organización Mundial de la Salud) hizo conocer por primera vez su revolucionaria posición con respecto a los supuestos servicios de “curación” de personas con orientación sexual no heterosexual. En ese documento, la OPS establece claramente que las llamadas terapias de cambio de orientación sexual no tienen justificación médica y amenazan, más bien, el bienestar de las personas.
PREPARAR EL TERRENO
A partir de este momento, estimado lector, la intensidad del fruncimiento de su ceño al leer lo que sigue de este artículo estará en directa relación con algunas de sus características. Si usted es varón, su ceño se fruncirá más que si usted es mujer; del mismo modo, si usted tiene más de 50 años, es posible que termine con dolor de cabeza por la intensidad del fruncimiento de su ceño. 
Y a pesar de que en muchos países del mundo, incluida América del Sur, las actitudes de los jóvenes se han tornado mucho más favorables a aceptar las diferencias en la orientación sexual, un reciente estudio peruano ha revelado que los jóvenes varones peruanos tienen actitudes negativas hacia las personas que tienen una orientación sexual diferente a la de ellos. Y, por último, el dolor de su ceño fruncido estará también en relación directa con su formación religiosa.
¿ORIENTACIÓN U OPCIÓN SEXUAL?
En primer lugar, es importante definir lo que significa orientación sexual. Orientación sexual es la cualidad personal que hace que un ser humano sea sexual y emocionalmente atraído a una persona del mismo sexo, del sexo opuesto, de los dos sexos o a ninguno de los dos sexos. Esas orientaciones son llamadas homosexualismo, heterosexualismo, bisexualismo y asexualismo, respectivamente.
Recientes y múltiples investigaciones han revelado que esa orientación sexual no es una opción que la persona escoge en el transcurso de su vida, sino que nace con ella y es producto de complejas interacciones en el desarrollo gonadal, hormonal y cerebral del ser humano. En otras palabras, no existe ser humano que a los 15, 20 o 60 años escoja de un día para otro tener una orientación sexual diferente a la asignada a su sexo biológico (varón o mujer). Del mismo modo, es mito prehistórico creer que porque la niña juega con soldaditos, el niño juega con muñecas o porque un hombre fue violado en la cárcel va a tener un cambio de orientación sexual por el resto de su vida. 
NO ES ENFERMEDAD NI NECESITA CURA
Por eso, la Asociación Psicológica de Estados Unidos, el Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido y muchas otras instituciones (incluida la Organización Panamericana de la Salud) dicen claramente que la orientación sexual no es una opción, sino una característica humana.
En ese sentido, la OPS dice muy claramente que al no ser la homosexualidad ninguna enfermedad, no necesita entonces ningún tipo de tratamiento y, por lo tanto, “las supuestas ‘terapias de reconversión’ constituyen una violación de los principios éticos de la atención de salud e infringen los derechos humanos de las personas afectadas protegidos por regulaciones internacionales y regionales”.
No hay duda de que los conocimientos científicos desarrollados en los últimos años han ayudado a entender mejor que, en relación con su sexualidad (así como con muchas otras características biológicas), el ser humano nace con una serie de variedades que se van expresando en el transcurso de la vida. 
ESTUDIOS CONTUNDENTES
Es probable que el estudio más importante al respecto sea el que publicaron en 1991 investigadores del Laboratorio de Genética Molecular Humana del Fondo Imperial del Cáncer de Inglaterra. En él se demostró por primera vez que un gen llamado SRY, localizado en el cromosoma masculino Y, era absolutamente necesario para que se inicie el desarrollo masculino del embrión. En sus experimentos lograron modificar un embrión hembra XX y hacer que naciera “macho”, con testículos y una intensa actividad sexual. En otras palabras, crearon una ratona genéticamente hembra, pero con aspecto externo y comportamiento de macho.
Para no confundirlo, estimado lector, le recuerdo que los machos tienen dos cromosomas sexuales: el X y el Y, y son, por tanto, genéticamente XY. Por otro lado, al tener dos cromosomas X, las hembras son XX. Los fundamentalistas creen que todo ser nacido con genes XY y, por tanto, con características biológicas de macho debe ser también “sexual y emocionalmente macho” y al revés, creen que toda hembra nacida con genes XX, y por tanto con características biológicas de hembra, debe ser por el resto de su vida “sexual y emocionalmente hembra”. 
Si bien es cierto que los experimentos de Robin Lovell-Badge, arriba descritos, demostraron que la cosa no es tan simple como eso, dos recientes estudios, publicados hace solo un mes en la revista “Nature”, demuestran que los genes del cromosoma Y (más específicamente el gen SRY) se desarrollaron hace 180 millones de años para superar el primitivo método de determinación del sexo de los cocodrilos (machos y hembras se producen de acuerdo a la temperatura del charco de agua en que se desarrollan los huevos), sino también para que esos genes influyan sobre el funcionamiento de muchos otros tejidos, incluido el desarrollo cerebral. 
"CURAS" SIN FUNDAMENTO MÉDICO
De tal modo que la ciencia actual, y el documento de la OPS lo dice claramente, no apoya que la homosexualidad sea una enfermedad o una opción que se escoge en el transcurso de la vida, por lo que esos “centros de cambio de orientación sexual” son el equivalente moderno a las pateaduras que esos padres ignorantes propinaban a sus hijos al enterarse de que tenían una orientación sexual diferente, según ellos para “corregirlos”.
Muchos niños y niñas que se dan cuenta de que tienen una orientación sexual diferente –pero viven en sociedades cerradas que condenan esas diferencias– sufren mucho al reprimir su verdadera orientación sexual, por lo que es muy frecuente incluso que se casen y tengan hijos. Pero no es raro que en algún momento de sus vidas, muchas de esas personas, en un valiente acto de salud mental, decidan revelar su verdadera orientación sexual. 
Esperamos que al conocer algunos aspectos científicos relacionados a la orientación sexual, esta columna lo haya ayudado a usted, estimado lector o lectora, a que deje de fruncir el ceño al hablar de estos temas y entienda que los seres humanos somos muy diferentes los unos de los otros y que es, precisamente, en esa diversidad en que radica la fortaleza del ser humano en su conjunto.

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