Cartas de amor anónimas para mejorar la salud mental
Lorna Stewart
BBC
Sábado, 6 de abril de 2013
"Usted me importa. De una manera que no puedo explicar, me importa. Y usted es una maravilla… Usted y todo su ser".
No es algo que normalmente escribiríamos a un completo desconocido.
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Pero después de graduarse en la facultad y trasladarse a la ciudad de Nueva York, Hannah Brencher se sentía ansiosa y deprimida. Se vio sin ganas de estar con otra gente.
Comenzó a escribir cartas de amor a extraños, dejándolas por todos los rincones de la ciudad. La primera carta que dejó en un tren simplemente decía: "Si encuentra esta carta, es para Usted".
A quien encuentre esta carta
Usted y yo no nos conocemos. Quizá nunca nos sentemos juntos y riamos mientras tomamos una taza de café. Quizá nunca bailemos en los mismos círculos ni bostecemos juntos a medianoche. Nada de eso me importa. Es tan pequeño e insignificante en comparación con las cosas que me gustaría que Ud. supiera: que es encantador/a. Que Usted merece la pena. Que esas manos suyas están hechas para cosas poderosas.
Probablemente crea que estoy loca. Lo más seguro es que esté sentado/a con esta carta en sus manos pensando: 'No puedes saber esto… no me conoces… no conoces nada de mí'. Y sí, tiene razón. Pero conozco todas las cosas que pensé que yo nunca merecía.
Sé lo difícil que fue para mí quererme y valorarme e incluso sentir que mi reflejo en el espejo merecía la pena. Y por lo tanto sé que no soy la única que necesita un estímulo algunos días, ni la única que necesita saber que le importo a alguien en algún lugar.
Usted me importa. De una forma que no puedo explicar, me importa. Y Ud., es una maravilla…. Usted y todo su ser".
Con cariño,
Una chica que intenta encontrar su camino
Desde entonces ha dejado cartas en bibliotecas y cafés, e incluso las ha escondido en los alrededores del edificio de Naciones Unidas.
"Lo que sentí es que mi tristeza y soledad quedaron en un segundo plano", le dijo a la BBC. "Encontré algo que me permitía dejar de centrarme en mí misma".
Amabilidad inesperada
Hannah y su campaña "Más cartas de amor" son parte de un creciente grupo de organizaciones que pregonan los efectos beneficiosos de los actos de amabilidad arbitrarios, tanto para quienes los realizan como para quienes los reciben.
Puede sonar un poco a sinsentido moderno para algunas personas, pero nuevas investigaciones sugieren que ser amable puede ser bueno para la salud mental.
Un estudio publicado en la revista Emotionconstató que realizar actos de generosidad puede ayudar a las personas con ansiedad social a sentirse más positivas.
Lynn Alden y Jennifer Trew, de la Universidad de British Columbia, le pidieron a voluntarios con altos niveles de ansiedad social que llevaran a cabo actos de amabilidad dos días a la semana en un período de cuatro semanas.
"Se trataba de darle un pequeño regalo a alguien, de ir a buscarlo al trabajo, o visitar a alguien enfermo, o darle las gracias a un conductor de bus. En realidad, eran actos relativamente pequeños", explicó Alden.
Quizá lo eran, pero tenían un impacto muy grande.
Desafiando creencias
Un tratamiento más estándar para el trastorno de ansiedad social es la terapia cognitivo-conductual (CBT, por sus siglas en inglés), adaptada específicamente para las personas que temen que harán o dirán algo embarazoso en una situación social.
Trastorno de ansiedad social
- Es el más común de los trastornos de ansiedad.
- Es más frecuente en mujeres que en hombres y a menudo se origina en la adolescencia.
- Quienes lo sufren temen que harán o dirán algo embarazoso en una situación social y, por tanto, evitan ese tipo de eventos.
- Los síntomas físicos incluyen ponerse colorado, sudar, temblar, palpitaciones, tensión muscular y un estómago revuelto.
Como parte de la terapia, se anima a los pacientes a que se enfrenten a sus temores al contacto social poniéndose en situaciones que normalmente eludirían o iniciando conversaciones con desconocidos.
En el experimento de la doctora Alden, se le pidió a un grupo de voluntarios con ansiedad que desempeñaran pequeñas tareas que "desafiaran sus creencias".
Pero al igual que el grupo dedicado a realizar actos bondadosos, estos voluntarios ampliaban su nivel de contacto social, adoptando un comportamiento poco familiar y prestando atención a las respuestas de los otros, todos ellas actitudes que han sido sugeridas como importantes para superar la ansiedad social.
Al final de las cuatro semanas, los participantes del grupo de los actos amables eludían en menor medida las situaciones sociales y también percibían una mayor satisfacción en sus relaciones. Al parecer llevar a cabo actos amables tuvo un efecto más fuerte que las tareas conductuales del tipo CBT.
La ofensiva de la amabilidad
Una iniciativa con sede en Londres, llamada la "Ofensiva de la Amabilidad", organiza eventos de generosidad y fomenta actos de amabilidad desde 2008.
Tiene el record mundial del acto arbitrario de amabilidad más grande por haber distribuido 39 toneladas de bienes en un solo día.
"Es prácticamente imposible hacer un acto de amabilidad sin sentirse bien sobre uno mismo", dijo David Goodfellow, uno de los fundadores del grupo.
"Si puedes hacer que el día de alguien mejore un poco, esto mejorará también tu día".
Nick Grey, psicólogo clínico y director del Centro para los Trastornos de Ansiedad y Trauma en Londres, era inicialmente reacio a la idea de que desempeñar actos amables puede tener un valor terapéutico para los pacientes con trastornos de ansiedad.
"No había visto el artículo (de la revistaEmotion) y era escéptico ya desde el título, para ser honesto. Pero es un texto bueno y procede de un equipo muy respetado.
"No creo que vaya a convertirse en una terapia en sí misma, pero puede ser la clase de actividad que puede integrarse como parte de un tratamiento más amplio".
Alden sugiere que los actos de amabilidad pueden ser un paso inicial en un camino terapéutico más largo.
"Involucrarse en actos amables puede ayudar a la persona a salir y encontrarse con otra gente, mientras que podemos utilizar otras técnicas para ayudar a la persona a cambiar sus creencias sobre sí misma", dice.
Pero pide cautela frente a actos de generosidad elegidos por otra persona o realizados sólo para impresionar a los demás.
"Creo que se debe hacer de forma que el individuo tenga un sentido de la autonomía. Se está actuando porque se quiere, y no porque lo pida el grupo", concluye.
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