Hoy en día nadie puede discutir
que la humanidad se encuentra en un nuevo periodo, la sociedad-red, un nuevo
espacio que cada día es menos abstracto y más tangible. La sociedad-red,
definida por Manuel Castells[1] en
diversos trabajos, se encuentra en pleno desarrollo en todo el mundo y ya es
una realidad que genera nuevas reglas de comportamiento social, político y
económico. Según Castells, la estructura
social se crea a través de tres tipos de relaciones: Relaciones de producción, muy ligadas a la interacción del hombre
con la naturaleza y cómo aquél transforma a ésta para la creación de bienes y
servicios que satisfagan sus necesidades; Relaciones
de experiencia, núcleo fundamental de las relaciones humanas y que se han
estructurado históricamente alrededor del sexo y la familia; y Relaciones de poder, entendido éste como
la habilidad de ejercer la violencia para garantizar el cumplimiento de las
reglas sociales dominantes.
En la sociedad-red la realidad está
construida por redes de información que procesan, almacenan y transmiten
información sin restricciones de distancia, tiempo ni volumen, ésta nueva forma de entender el
funcionamiento de la sociedad se basa en el fenómeno de la globalización, el
cual se ha ido desarrollando gracias al Internet, donde la forma como se
establecen, mantienen, modifican o destruyen estas relaciones cambia ante el
nuevo paradigma social en el que se entra a mediados del siglo XX.
La nueva sociedad, la sociedad-red, nace de
una revolución tecnológica basada en la información y el conocimiento, y genera
una nueva economía cuyas tres características fundamentales son: La
nueva economía es informacional, de forma que la generación y
transformación de la información son determinantes en la productividad del
sistema; la nueva economía es global, es decir, opera a nivel planetario; la nueva economía está en red, dando
lugar a la empresa-red, organización económica de nuevo cuño con alta
flexibilidad y operatividad, de configuración variable y que funciona como una
red plana en jerarquías y donde lo
importante es la interconexión de los distintos nodos.
Estas características de la nueva economía
cambian radicalmente la forma en que se dan las relaciones de producción,
experiencia y poder, redefiniendo el mercado de trabajo y el empleo, la
cultura, la política, el estado o el consumo; se habla en definitiva de un
nuevo paradigma que se está imponiendo a nuestro alrededor, produciendo cambios
cada vez más evidentes en las formas de organización social, en la manera de
entender la idea de ciudadanía y, sobre todo, en la manifestación de las
mismas, cambios a los que las organizaciones tradicionales aún no se han
incorporado.
Es preciso señalar que hoy en día el ciudadano fundamentalmente el urbano es un
ciudadano distinto, es un “ciudadano digital”, en el momento actual, hay varias generaciones
que han nacido con un ordenador conectado a Internet entre las manos y,
consecuentemente, su forma de aprehender la realidad es sutilmente diferente y
contrario a las generaciones anteriores, para las que su yo digital podía ser enmascarado
detrás de un nickname (alias), ellos, son la misma persona en Internet y fuera
de la red, son los primeros ciudadanos digitales, que han trasladado todas sus redes sociales
físicas (amigos, escuela) a la red, lo que les permite estar en contacto
permanente con ellas; pero no son sólo ellos los nuevos ciudadanos digitales, ya
que cada día aumenta en los países tanto la penetración de la banda ancha como
el número de personas conectadas y el tiempo de conexión independientemente de
la edad del usuario, todos ellos son cíber-ciudadanos.
La aparición y el desarrollo del Internet y
las redes sociales como nuevo universo complejo donde crear, desarrollarse,
comunicarse, trabajar y pensar, exige una reformulación de la idea de la carta
de derechos humanos, integrando en los mismos esta nueva realidad, hay
numerosas voces que vienen reclamando una cuarta generación de derechos
humanos, los cíber-derechos o derechos de cuarta generación, incluso
algunos intelectuales y estudiosos sobre esta temática como Javier Bustamante[2] han escrito ensayos reeditando la ya
vieja carta de derechos, pero aplicada al mundo de la red.
No es inteligente seguir con la “estrategia
del avestruz”, pretendiendo que nada ha cambiado en el terreno de la
ciudadanía, ni en la forma de gobernar, actualmente se sigue
gobernando y gestionando las organizaciones públicas en todos los
niveles bajo el paraguas del actual paradigma
de la democracia representativa, así como del modelo tradicional pero aún
dominante de la “Burocracia” y lo que es
más delicado asociado con fuertes rasgos de “Patrimonialismo”[3].
Un problema central que
estamos afrontando radica que en un
mundo global de Sociedades –Red, de una nueva economía y de nuevos ciudadanos los gobiernos en sus diferentes niveles están aplicando reglas de
la sociedad analógica, produciéndose en esta dialéctica externalidades y
brechas que comienzan a generar primero frustración y posteriormente descontento
que se traduce en ingobernabilidad de los territorios y las organizaciones.
Como hacer más gobernables
los territorios y como servir mejorar a los nuevos ciudadanos debe ser una
preocupación central de los gobernantes, actores públicos y de la sociedad
civil en general, en éste marco una alternativa es avanzar hacia un el gobierno abierto y relacional.
¿Pero,
que es un Gobierno Abierto?
Existe ya un razonable consenso en la
incipiente doctrina de que gobierno
abierto[4] en esencia se refiere a
una evolución de nuestro sistema democrático de convivencia y valores basado en
el establecimiento de mecanismos para la transparencia de los gobiernos, así
como de espacios permanentes de colaboración y participación de los ciudadanos
más allá del ejercicio del derecho de sufragio cada cierto tiempo.
Se trata de saltar desde nuestro viejo
modelo basado exclusivamente en la democracia representativa a un modelo de
democracia conversacional y abierta, aprovechando las posibilidades que
proporcionan las nuevas tecnologías de la Información y las comunicaciones
(TIC) a los ciudadanos para lograr participar en los procesos de toma de
decisiones de los gobiernos más allá del ya mencionado ejercicio del derecho de
sufragio o de la participación en organizaciones sociales tradicionales.
El concepto de gobierno abierto se encuentra
en plena expansión y permanente redefinición, en su actual acepción toma
impulso una importante cantidad de elementos del desarrollo del movimiento del
software libre, el software de código abierto desarrollado por comunidades
hacker, puesto libremente a disposición de la comunidad y en permanente
desarrollo y evolución.
La analogía entre el código abierto y el
gobierno abierto se resume también en los tres principios informadores de ambos
movimientos, que son: transparencia, colaboración y participación, ya señalados
por Barack Obama en el primer manifiesto emitido desde la Casa Blanca, el Open
Government[5]
Memorandum, que sirvió para la definitiva popularización de estos conceptos
y su entrada en la agenda de multitud de gobiernos a lo largo del planeta.
El movimiento Open no termina
en el código abierto y el gobierno abierto; existen ya importantes desarrollos
de los mismos aplicados al mundo de los negocios (Open Business) o de la
economía (Open Economy) que tratan de aplicar estos mismos parámetros a
cada una de las disciplinas mencionadas.
Sin embargo, para clarificar el punto de
aproximación a esta realidad, ya que
puede generar confusión terminológica y cultural, es pertinente diferenciarla
con nitidez del gobierno electrónico, también llamado administración electrónica,
del gobierno abierto.
Hablar de gobierno
electrónico se refiere a la aplicación de las TIC y sus herramientas a los
procedimientos administrativos preexistentes. No se repiensa la administración,
sólo se tecnifican los procesos. El gobierno electrónico no necesariamente
transforma la sociedad, no obstante hace más fácil la vida a los ciudadanos,
que no es poco. Sin embargo con gobierno abierto se habla fundamentalmente de
valores, de repensar administraciones y gobiernos, sus procedimientos y sus
dogmas.
Gobierno abierto[6], es colocar el
resultado por delante del procedimiento, abandonar las tautologías
administrativas, propiciar la democracia deliberativa en todos los puntos de
las administraciones y abandonar el concepto de administrado por el de ciudadano.
Es la aplicación de la cultura dospuntocerista a la administración
pública y al gobierno, una administración en la que los procesos estén en
permanente fase beta y donde los mismos pueden ser mejorados por la interacción
permanente con los ciudadanos.
¿Qué cambios se esperan alcanzar con un gobierno abierto?
Los cambios que se plantean para integrarse en la idea de Gobierno Abierto
son:
Cambio cultural: Es imprescindible entender cuál es el
objetivo de la administración y de todos los que trabajan en ella, que es
servir a los ciudadanos y el ciudadano debe estar en el centro de la gestión.
Conseguir esto en la Administración Pública significa una revolución cultural
en la forma de hacer las cosas y en las actitudes de los trabajadores de lo
público.
Cambio en los procesos: Los procesos en la administración
pública no han sido diseñados para servir a los ciudadanos, no son cómodos para
el ciudadano o no le ayudan, y por lo tanto hay que re-ingeniarlos para
conseguir que así sea, hay que eliminarlos o cambiarlos. Aquí ya hay un avance
desde el punto de vista normativo ya que la gestión por procesos ahora constituye un componente de la “Gestión
pública orientada al estar resultados”[7]
Cambio en la
organización:
Las organizaciones públicas están diseñadas bajo modelos jerárquicos burocráticos
que nada tienen que ver con la eficiencia, es imprescindible reorganizar las
administraciones, las plantillas y la definición de los puestos de trabajo para
poder actuar bajo un modelo de gobierno
y gestión en red, orientado a proyectos y a la consecución de resultados, de
allí que la gestión por resultados es parte de lo que comprende el gobierno
abierto.
Cambio en las formas
de relación:
Del mostrador a la mesa redonda, del correo certificado a la comunicación en
línea, de la obligación de la presencia física a las facilidades de relación, es decir, una nueva forma de articulación
relacional.
Entonces hablar de
Gobierno Abierto no es sólo la idea de gobernanza, ni de remozar la
administración pública, sino de reinventar y reorganizar todo el sistema
aportándole nuevas capacidades en todos sus puntos, provenientes de la apertura
a la ciudadanía. No habrá ningún cambio relevante en la forma de gobernar ni en
el funcionamiento de las administraciones sin que éstos vayan acompañados por
una profunda y radical evolución del sistema democrático y del involucramiento
de los ciudadanos respecto a los temas públicos, comenzando por el
funcionamiento de los partidos políticos, que, aún herederos de una tradición
de control de la información y llenos de estructuras cerradas y poco flexibles,
habrán de convertirse en espacios abiertos, dinámicos y permeables.
Se habla por tanto de
política, de cambiar radicalmente el viejo paradigma de que el que se mueve
no sale en la foto que premiaba el inmovilismo en los partidos, por
fotografías digitales que premien el movimiento y la acción; cambiar el adagio
de que la información es poder que inducía al ocultamiento, por el
axioma-red de que en Internet, en esta nueva sociedad que se está construyendo,
una persona que es la que comparte.
Los
desafío que planeta el gobierno abierto
Los gobiernos, organizaciones y
ciudadanos estamos entonces frente a un
nuevo desafío, que tenemos que asumir, implementar un gobierno abierto y
relacional; sin embargo, el drama que una vez más tienen que afrontar
principalmente los gobiernos en sus diferentes niveles en el Perú y América
Latina en general es no cerrar y culminar procesos para pasar a uno nuevo, más
avanzado, para responder y servir mejor a los ciudadanos y a la sociedad en
general.
Desde fines de la década del milenio
pasado se hablaba de transitar a un nuevo modelo de gestión “La Nueva Gestión
Pública” tanto en su versión neoempresarial como neopública y se efectuaron algunas reformas parciales y
esfuerzos importantes como acceso a la información, presupuesto participativo,
presupuesto por resultados, rendición de cuentas, etc. hay algunos resultados y mucho por hacer
todavía, pero la realidad actual nos obliga, para no incrementar las brechas
respecto a otros países y localidades, culminar o seguir avanzando en los procesos en curso y paralelamente transitar hacia el nuevo paradigma que está en
la agenda mundial de los organismos multilaterales y sobre el cual el Perú ha suscrito la iniciativa “Alianza para el Gobierno
Abierto” impulsada por Estados Unidos y Brasil, y a partir de abril del 2012 es
parte de la alianza con la aprobación del Plan de Acción del Perú[8], esto indudablemente le da
una mayor complejidad, pero no podemos renunciar y seguir gobernando a espaldas
de la realidad actual, enorme desafió
para los actuales gobernantes y a los que pretendan gobernar; de otra
parte los nuevos ciudadanos (Ciber-Ciudadanos)
y organizaciones políticas y de la
sociedad civil también tenemos nuestra cuota
de responsabilidad, ser ciudadanos y organizaciones activas y comprometidas con los temas
públicos y no ser indiferentes, porque el éxito de la implementación dependerá
no solo de lo que hagan los niveles de gobiernos sino también de lo que seamos capaces de hacer los ciudadanos
y las organizaciones.
César
Casas
[1]
Manuel Castells. La Sociedad Red. Alianza. 1998.
[2] Javier
Bustamante. Hacia la cuarta generación de Derechos Humanos: repensando la
condición humana en la sociedad tecnológica.
Revista Iberoamericana de Ciencia, tecnología, sociedad e innovación,
Septiembre de 2001
[3] César Casas. Persistencia del
Patrimonialismo: Casos Gobiernos Provinciales de la Región Cajamarca. Cajamarca
2011.
[4] César Calderón. Porqué Un Gobierno Abierto.
Chile 2012
[6] Blog
de Javier Linares. ¿Qué es el Open Goverment?
[7]
Decreto Supremo N° 004-2013-PCM, que aprueba la Política Nacional de
Modernización de la Gestión Pública
[8]
Resolución Ministerial 085-2012-PCM que aprueba el plan de acción del Perú
“Alianza para una Sociedad de Gobierno Abierto”. Abril 2012
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