¿Problemas macro, soluciones micro?
12
FEB
2014
En un reciente y muy interesante artículo, William Easterly intentó ponerle un fin a su debate con Jeffrey Sachs sobre cómo la ayuda al desarrollo podría terminar con la pobreza tomando como ejemplo la experiencia de los Pueblos del Milenio africanos, donde la hipótesis es que todos los problemas de la pobreza tienen soluciones específicas y tecnológicas (por ejemplo, mosquiteros para detener los mosquitos transmisores de malaria).
“…la promesa de Sachs de que la ayuda al desarrollo acabaría con la pobreza termino siendo condenada de un cargo menor: políticas cuestionables de evaluación. Para declarar que los experimentos habían sido un éxito, todas las tendencias positivas en los Pueblos del Milenio deberían ser medidas contra tendencias al nivel del continente Africano. Pero dada la manera en que Sachs diseñó el proyecto, la comparación no puede realizarse de manera confiable”.
Ahora sabemos dos cosas: (1) A pesar de las soluciones técnicas a problemas específicos, la pobreza persiste en los Pueblos del Milenio y; (2) no obstante, no podemos juzgar el éxito o fracaso de los Pueblos del Milenio sin una evaluación específica. Dado que estas intervenciones multifacéticas no fueron realizadas junto con una evaluación rigurosa, no hay estimación del contra-fáctico o de cómo medir las mejoras contra lo que hubiese sucedido en ausencia de la intervención.
Pero el núcleo del artículo de Easterly – y este es un mensaje al que todos los practicantes del desarrollo, yo incluida, deberíamos seguir – es:
“… Si los economistas de desarrollo de hoy solo hablan de lo que puede ser probado con un experimento aleatorio pequeño, se confinan a una conversación menor y dejan para otros la conversación más amplia, y muchas veces éste es el tipo de personas que se apoyan en anécdotas, prejuicios, y partidismo.”
Los economistas de desarrollo no deben salir de la conversación más amplia dado su enfoque microscópico en intervenciones específicas. En vez, deben buscar evaluar donde están las restricciones reales al desarrollo.
Cuando adelantamos evaluaciones experimentales o cuasi-experimentales, usualmente estudiamos problemas específicos y los conectamos con soluciones concretas para ver cómo la intervención propuesta los mejora o no. Las intervenciones de Sachs han sido multifacéticas, intentando enfrentar la pobreza en una forma totalizante a nivel de pueblo. La pobreza no existe en un vacío, es compleja y multidimensional. Como evaluadores, debemos reconocerlo, y darnos cuenta que cualquier evaluación individual de un problema específico es solo una pieza chica del rompecabezas. De todas maneras necesitamos saber qué funciona para que podamos usar nuestros recursos de ayuda al desarrollo de la mejor manera y para que podamos rendir cuentas por ellos – la evaluación siempre será un parte necesaria del desarrollo derivado de la ayuda.
La manera hacia adelante entonces, es priorizar el qué decidimos evaluar. Muy seguido, la evaluación es impulsada por la demanda y conducida donde las partes interesadas, por razones variadas, tienen apetito para ella. En vez, deberíamos evaluar donde hoy sabemos poco, tomando una visión estratégica en promover soluciones a aquellos temas que son de mayor apremio y menos entendidos en la agenda del desarrollo.
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