Claudia Hammond
Columnista, BBC Future
Sábado, 22 de febrero de 2014
¿Cuántas veces ha visto en dramas de cine o televisión a alguien arrodillado al lado de un ser querido que colapsó, desesperadamente presionado su pecho y dándole respiración boca a boca, mientras ruega que vuelva en sí? Después de unos tensos momentos quien está en el piso tose, balbucea un poco, y abre los ojos.
Se salvó una vida. Podemos descansar tranquilos.
¿Realmente...
¿Será así en la vida real?
La reanimación cardiopulmonar, o RCP, está diseñada para ayudar a quienes sufren de un paro cardíaco inesperado. En otras palabras, se usa cuando el corazón deja de latir con la suficiente fuerza como para surtir de sangre al cuerpo, privando al cerebro del vital flujo sanguíneo.
La idea del RCP no es hacer que el corazón empiece a latir de nuevo, sino hacer que llegue oxígeno a los pulmones para prevenir un daño cerebral.
Es por eso que es esencial no suspender el RCP antes de que llegue la asistencia médica.
Le da más tiempo a la víctima pero es necesario hacerlo con fuerza y rapidez, lo que cansa pronto, así que es indispensable encontrar una posición que le permita a uno continuar por un tiempo largo o, idealmente, hacerlo en turnos con otra persona.
Si alguien sin pulso parece recobrarlo y recuperarse gracias al RCP, lo más probable es que su corazón hubiera estado latiendo débilmente todo el tiempo. Para reiniciar el corazón que ha parado generalmente se requiere un choque eléctrico.
Así que no se sorprenda si alguien no vuelve en sí. No significa que lo está haciendo mal: es raro que RCP reviva a alguien inmediatamente.
Esa no es la impresión que a uno le queda de la ficción, no obstante. En los estudios de dramas médicos, la resucitación resultaba exitosa el 75% de las veces en los programas de televisión de Estados Unidos, mientras que en los de Reino Unido era un más realista 25%.
Pero incluso ese 25% es más alto de lo que se logra en muchos casos.
El éxito del RCP depende mucho del lugar en el que se vive y cuán pronto puede llegar la ayuda médica.
Una revisión de estudios de varios países encontró un índice de supervivencia en Nueva York de apenas 5,35% comparado con 37% en la ciudad alemana de Heidelberg (1).
¿Aguante la respiración?
A lo largo de los años ha habido mucho debate sobre la mejor manera de llevar a cabo la RCP.
Durante mucho tiempo las directrices recomendaban 15 compresiones en el pecho seguidas de dos respiraciones en la boca de la persona. Esta secuencia se repetía hasta que llegara la ayuda médica.
En 2005, muchas organizaciones, incluyendo la Asociación del Corazón de EE.UU., cambiaron sus recomendaciones a 30 compresiones seguidas de dos respiraciones (2).
Pero ahora hay investigaciones que sugieren que las respiraciones quizás no sean necesarias del todo, algo que de pronto animaría a más gente a ayudar a un desconocido en la calle.
En la Universidad de Arizona, el profesor Gordon A. Ewy y su equipo demostraron en estudios de laboratorios usando animales que las compresiones solas eran igual de efectivas que las acompañadas con respiración (3).
Pero, ¿qué pasaría en emergencias en la vida real?
Es difícil estudiarlo, pues no se sabe quién va a colapsar dónde, de manera que es imposible tomar una muestra aleatoria de transeúntes para que hagan RCP con o sin respiración boca a boca.
No obstante, en 2004 Arizona lanzó una campaña de información pública explicando que no era necesario dar respiración boca a boca cuando se administraba RCP, con un video que mostraba qué había que hacer.
La mujer más besada de la historia
El resultado fue un aumento dramático en el número de transeúntes dispuestos a hacerlo, lo que llevó a un incremento en el índice de supervivencia de 18 a 34% (4).
No sólo sobrevivió el mismo número de personas con respiraciones que sin ellas, sino que como se suministraron compresiones sin interrupción, y se protegió contra daños cerebrales.
Eso sigue provocando debate, especialmente en Europa. La Asociación del Corazón de EE.UU. recomienda que en caso de un paro cardíaco inesperado, la gente sin entrenamiento debe usar lo que se conoce como "RCP sólo manos", aunque su más reciente declaración consensual dice que aún no hay suficiente evidencia como para indicarle a quienes están entrenados que dejen de dar respiración boca a boca.
En todo caso, si se trata de niños menores de 12 años se sigue recomendando dar respiración boca a boca además de las compresiones.
Ritmo perfecto
Luego está la cuestión de la rapidez.
En 2010, las directrices en Estados Unidos sugerían un ritmo de al menos 100 compresiones por minuto.
Canturrear canciones como "Stayin' Alive" de los Bee Gees ayuda a mantener el ritmo.
Una investigación de 2012 que quería precisar el ritmo ideal para la supervivencia encontró que más rápido no era mejor; era contraproducente una vez se alcanzaban 125 compresiones por minuto (5).
A veces la gente no sabe si es necesario hacer RCP. Pero no es peligroso hacérselo a una persona aunque después resulte que estaba consciente todo el tiempo. Si abre los ojos y quiere que pare, es momento de dejarlo.
Un riesgo mayor es si se malinterpretan las últimas respiraciones como una señal de que volvieron en sí y deciden no hacer RCP (6). De hecho, la llamada respiración agónica puede significar que se están muriendo en ese momento.
Una cosa que descubrí cuando aprendí a hacer RCP, usando un Resusci Anne, como se llama el maniquí tradicional, es cuán duro hay que presionar.
Aunque las costillas y el esternón se flexionan hasta cierto punto, no es raro que se rompa alguna costilla o que después duela el pecho.
Pero vale la pena.
Aunque uno no esté reviviendo a una persona, le está dando la oportunidad a otra para que lo haga.
El resultado es el mismo: salvó una vida.
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