El objetivo era la cogestión local de los establecimientos de Salud, los establecimientos se convertían en organizaciones civiles sin fines de lucro que tenían varias ventajas como que facilitaban la transferencia de recursos públicos directamente del MINSA a los establecimientos, con los objetivos de hacer más eficiente el gasto, evitar la burocracia intermedia y mejorar la gestión de los establecimientos expresados en mejor calidad y equidad de la asistencia promoviendo la participación local; se inscribieron en los Registros Públicos y abrieron una cuenta en donde se depositan todos los ingresos directamente recaudados, en esta alianza publico privada la población gestionaba y el MINSA se comprometía a capacitar y brindar asistencia técnica a los comités.
Tal vez fue el inicio de una estrategia de desconcentración del Estado, pero que no fue entendida así por los efectores las DIRESAS que vieron como una oportunidad de ampliar la cobertura creando Puestos de salud bajo esta modalidad, no se dio importancia a la cogestión con la comunidad y al control social, la asistencia del MINSA estuvo orientada a los trámites administrativos y financieros dejando de lado la capacitación y empoderamiento a los miembros de la asamblea general.
Con los logros y deficiencias son 15 años de experiencia que debemos valorar y profundizar esta experiencia muy bien visa desde fuer pero invisible para gran parte de los gestores de la salud peruana; veamos algunos logros.. “En un inicio fueron 432 centros administrados por estos comités, ahora ya suman 2.152, el 35% del total de puestos de salud. Los objetivos eran --aún lo son-- reducir la mortalidad-materno infantil y las enfermedades en los menores de edad e incrementar el acceso a la salud. Las cifras del MINSA dicen que actualmente los CLAS atienden a casi ocho millones de personas. En Arequipa, Tacna, Moquegua, Jaén San Ignacio el 100% de los establecimientos depende de estos comités.[1]
Un estudio presentado por el doctor Rafael Cortez al Banco Interamericano de Desarrollo señala que el 85,9% de los pacientes de estos locales dijo haber recibido una atención satisfactoria, casi diez puntos más de la percepción que tienen los usuarios sobre los puestos de salud que administra el Minsa. Los sectores económicos menos favorecidos son los más satisfechos con la calidad de atención. Además, al 77% de los pacientes se lo atiende en menos de 30 minutos. En el caso de los centros que administra el MINSA más de la mitad espera más de media hora.[2]
El eje de la intervención es la elaboración del plan local de salud (PSL) que debería ser un instrumento potente de participación social sin embargo se ha transformado en una rutina que no permite evaluar el efecto impacto de las acciones y logros de metas que valoricen a este tipo de Gestión adaptados a las particularidades y necesidades de cada localidad; sin embargo la creatividad de los miembros de las asambleas ha logrado utilizar al plan y darle la flexibilidad del gasto de sus recaudaciones que ha permitido mejorar la infraestructura y equipos, la contratación directa de nuevo personal con la posibilidad de control y evaluación anual de estos trabajadores por el nivel local, ello ha permitido no sólo mejorar la productividad y responsabilidad de estas personas sino también la calidad de los servicios.
“Ese es el caso de Sechura, donde de la mano con la empresa privada, se ha mejorado la infraestructura y el equipamiento del puesto de salud. Un convenio con una empresa pesquera les ha permitido contar con una cámara hiperbárica, comprar dos ambulancias y construir dos pisos; como contraparte ellos atienden --en una suerte de seguro-- a los trabajadores de la empresa. Hoy, Sechura es el único puesto de salud que cuenta con ese tipo de equipamiento”[3].
Ejemplos como este se han extendido por todo el país, sin embargo los establecimientos de la costa son los que mayores innovaciones y mejoras han realizado en razón que tienen más atenciones por lo tanto más ingresos y sus miembros son personas que tiene mayor experiencia y capacidades gerenciales que los CLAS de la Sierra y la Selva.
La participación ciudadana en vez de haberse fortalecido se ido debilitando, las DIRESAS a través de sus coordinadores han ido imponiendo una dependencia del sector, han dejado de lado la capacitación se les han recortado sus presupuestos al igual que las capacitaciones periódicas que se les daba ,y con los mismos fondos tienen que pagar beneficios sociales(15 sueldos) lo que ha hecho que mucho profesionales hayan visto reducido el número de horas de trabajo y por lo que han desertado y bajando el entusiasmo de los trabajadores; igualmente las instancias gremiales especialmente el Colegio Médico se ha manifestado en contra de este tipo de gestión por supuesto maltrato de los médicos, puede haber caso ,pero no es una costumbre de estar bajo el control de la comunidad, lo cual genera rechazo gremial.
Diríamos que los CLAS tienen como dos ejes de intervención la gestión y la participación social teniendo como producto mejora de la calidad en la atención y la articulación con la red de atención que garantice la continuidad de la atención requerida por los pobres. El doctor Ricardo Díaz, coordinador regional adjunto de Foro Salud, advierte que durante los últimos cuatro años el crecimiento de los CLAS se ha estancado y que se ha registrado un retroceso en la asistencia técnica. Sostiene que algunos comités han presentado problemas por la ausencia de supervisión y capacitación. "A partir del 2002 se ha reducido la inversión del Estado en los CLAS. El presupuesto para el combustible de las camionetas está en cero".[4]
Un tema laboral que ha complicado es el nombramiento de médicos que laboraban al CLAS por lo tanto su contrato es con la DIRESA o la RED y ya no tienen mucho que ver con el CLAS y sus decisiones no son vinculantes para el médico y ya no tiene control sobre estos profesionales “Él (Ricardo Diaz) cree que el nombramiento de los médicos durante el gobierno anterior fue un retroceso, "porque cuando se nombra se quita la posibilidad de que esta asociación tenga potestad de contratar el personal que crea conveniente, ya no tiene la posibilidad de reclamarle por qué maltrata a la gente”. La coordinadora nacional de los CLAS, Jackeline de la Cruz, reconoce que este modelo duplicó el número de atenciones, pero que desde el 2004 el número de CLAS se ha estancado.
Las Perspectivas.-
En un escenario marcado por la falta de apoyo del MINSA a la propuesta, el proceso de descentralización en donde las DIRESAS valoran poco a estas experiencias la defensa solo será de las mismas asociaciones CLAS y profesionales comprometidos en esta lucha con la Dra Laura Altobelli ,Ricardo Diaz y Foro salud , el doctor Luis Gutiérrez(OPS), “reconoce la importancia gestión de estos comités, pero considera que es necesario comenzar una segunda etapa. "Necesitan una mejor capacitación y asistencia técnica para que los miembros del comité entiendan la realidad de la población y puedan elaborar los programas de salud. El CLAS es una semilla, pero se debe ampliar más"
Ricardo Díaz, coordinador nacional adjunto de Foro Salud, señala que la experiencia de los CLAS debería articularse con el proceso de descentralización. En el dictamen aprobado esta semana en la Comisión de Salud sobre las políticas de gestión, se menciona que "las municipalidades podrán coordinar con los CLAS a través de una relación contractual que tenga como centro los programas integrales de salud". La municipalización no debe desarticularlos, "sería un error borrarlos, necesitamos que sean reconocidos como una acumulación de doce años de participación de la comunidad"[5]
“Uno de los más antiguos residentes de Villa Alejandro y ahora presidente del CLAS, José Hurtado Calsina, dice que con esta forma de administración la gente no solo participa, también decide sobre las inversiones del puesto de salud: "Cuando algún vecino siente que lo atienden mal, se acerca y nos lo cuenta". Lo mismo opina la doctora Serafina Quispe, gerente del comité, quien advierte además que la innovación más importante de los CLAS son los programas de salud local (PSL) adaptados a las particularidades y necesidades de cada localidad. El MINSA se encarga del pago de planilla de los profesionales de salud, pero si los CLAS creen conveniente --y el presupuesto por ingresos propios se los permite--, pueden contratar a más personal”[6].
Solo esperamos que la población organizada y empoderada en los CLAS pueda librar esta batalla desigual y se produzca la profundización del proceso participativo y de cogestión local que fue descrita por el Dr Carl Taylor ex director de UNICEF como la experiencia mas importante en salud publica en el mundo, pero no la vemos así los peruanos y sus autoridades de salud.
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