lunes, abril 21, 2014

El nuevo Kit de profesional sanitario

El nuevo Kit de profesional sanitario

Nigel Crisp , miembro de la Cámara de los Lores británica, y Lincoln Chen,de una institución llamada China Medical Board, publicaron hace aproximadamente un mes un artículo en New England que ha sido ampliamente difundido por algunas instituciones internacionales. En él revisaban la oferta global de profesionales sanitarios, pero además presentan su particular propuesta para solucionar el gravísimo problema de la escasez de sanitarios en todo el mundo. La dimensión del problema es descomunal: según los autores cerca de 1000 millones de personas no tienen acceso a un profesional sanitario, y el déficit de médicos y enfermeras alcanza la cifra de  4.3 millones, según la OMS. En esta situación, como siempre son los más desfavorecidos los que llevan la peor parte: mientras Estados Unidos acumula el 8% de los médicos y el 17% de las enfermeras con solo el 4% de la población, la África subsahariana acumula la mayor carga de enfermedad  con la tasa más baja de profesionales sanitarios. En los países ricos la situación se repite con similar patrón: exceso de profesionales en ciudades y zonas ricas, y escasez o ausencia en zonas rurales o pobres.
La solución a este problema que proponen Crisp y Chen, es sin duda tentadora: habida cuenta de lo que cuesta en tiempo y dinero formar a un médico, la alternativa es ser  imaginativo y buscar un nuevo tipo de profesional sanitario: alguien a quien llamaremos agente de salud, trabajador comunitario o auxiliar sanitario, según el país o la cultura. Para ello resulta imprescindible el trabajo en equipo ( axioma sin evidencia científica que lo sustente) y serán de enorme utilidad las nuevas modalidades de formación masiva (MOOCS y similares) a que tan aficionados son todos los que creen que se puede ser un buen clínico a través de formatos estandarizados y uniformes, que lo mismo sirven en Corea que en Bolivia.
Da que pensar (mal), que pueda publicarse en una revista como el NEJM un artículo con tantas contradicciones: como por ejemplo señalar que en el futuro se intensificarán los modelos de “coproducción de la salud” con una creciente participación de los pacientes en la toma de decisiones, pero para lo cual se propone invertir en profesionales sanitarios de baja cualificación. O señalar que la salud es fundamentalmente un negocio financiero ( que mueve cerca de  6.6 billones, un 10% del PIB mundial), y que a la vez la misión social de los gobiernos y sociedades es mejorar la salud de todas las personas. O proponer el fomento del trabajo en equipo pero reconociendo que no se sabe como hacerlo.
En el caso de la Atención Primaria las consecuencias de este tipo de estrategias son muy evidentes, y pasan por abandonar la idea de tener médicos de familia bien formados y especializados, devaluando a la larga la propia Atención Primaria. En el fondo comparten la tesis de que para trabajar en este nivel sirve cualquiera: en principio cualquier recién egresado de una facultad y, si no se dispone de ellos, cualquier agente de la comunidad con un curso de capacitación básico.
La mayor parte de los coches modernos, desde los más exclusivos a los más utilitarios, no traen ya rueda de repuesto de las mismas características que el resto. Lo han sustituido por un artilugio capaz de de impregnar la cubierta con un gel que tapona cualquier grieta o pinchazo mientras infla la rueda. Según los vendedores una vez reparada de esta forma, un coche puede llegar sin dificultad al taller o gasolinera más cercano, incluso recorrer 100 kilómetros. Pero a nadie se le ocurriría continuar circulando indefinidamente sin sustituir la rueda averiada por una nueva. Los médicos en general, y los médicos de familia en especial, son las ruedas del sistema sanitario. Sin ellos el sistema no circula. Hasta la fecha tener sistemas sanitarios con médicos bien formados sigue siendo la mejor forma de prestar asistencia sanitaria, y la prueba es que no hay ningún país rico que no disponga de formación especializada en medicina de familia. Pero desde esos mismos países ricos, se ha estado incentivando la inversión en profesionales sanitarios poco cualificados, quizá bajo la premisa de que , para ellos, es más que suficiente. El argumento que subyace debajo de todo ello es una vez más económico: enfermeras con entrenamiento quirúrgico en Mozambique son capaces de realizar cesáreas a un coste mucho menor ( el de su salario, claro). De ahí a caer en la tentación de proponer que se incorporen al sistema sanitario americano trabajadores comunitarios ( como proponen Crisp y Chen) solo hay un paso.
En la reciente V Cumbre Iberoamericana de Medicina Familiar celebrada en Quito, la reflexión sobre este tema ha sido uno de los puntos clave de la misma. Afortunadamente la Declaración de Quito, firmada entre otros por el Presidente de WONCA ( la asociación mudial de médicos de fmailia), la Presidenta de WONCA Iberoamericana, y la Ministra de Salud Pública de Ecuador, hace explícita la necesidad de avanzar hacia la cobertura universal en los sistemas sanitarios, y fortalecer la atención primaria a través del fomento de la especialización en medicina familiar, contrarrestando las políticas dominantes hasta la fecha que siempre priorizaron la medicina superespecializada.
Es un primer paso, pequeño, pero fundamental, para dar a las poblaciones la atención que realmente merecen. No solo en la “desarrollada” Europa

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