Por definición, un profesor que enseña a todos los alumnos como si fueran iguales, con un mismo método, avance, sistema de evaluación, iguales ejercicios de aplicación, cuestionarios, tareas y exámenes, producirá no menos de 32% de fracasados, aunque fácilmente puede llegar al 50% de alumnos desubicados que no entienden o perturban por estar aburridos. Si los profesores se dirigen a los alumnos más hábiles, producirán 2/3 de alumnos a los que calificarán de incompetentes. Basta observar la curva de Gauss con la que los psicólogos nos dicen, grosso modo, que a igualdad de edad hay un 16% de escolares que están muy bajos del promedio, otro 16% muy altos y 68% en todo el espectro de alumnos de capacidad media de aprendizaje, entre los más lentos y los más rápidos.
¿Qué hacen los colegios con ese 32% a 50% considerados desadaptados o incompetentes? Notas bajas, nivelación, recomendación de profesores particulares o finalmente terapias. Eso ha originado una epidemia de terapias: del lenguaje, aprendizaje, emocional, social, etc., que inundan los centros preescolares y siguen luego hacia la primaria. Algunos niños son veteranos de las terapias mucho antes de haber montado su primer triciclo.
Espero que mi aporte en el evento "El reto de la crianza para estos tiempos", del 29 de abril, que se publicita en Facebook, permita dar pautas a los padres de familia y educadores para revisar estas distorsiones y orientar a quienes tienen hijos en esta situación.
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