Un vaso: 12 cucharadas de azúcar
Por Autor invitado - 25 MAY 2015
por Nathalie M. Portilla Hoffmann y Jorge Salmerón
¿Tienen algún efecto negativo? ¿Son realmente tan perjudiciales como pensamos, o todo es pura habladuría?Seguramente también te habrás planteado estas preguntas alguna vez, o por lo menos, seguro habrás sido participe de una conversación en la que se ha debatido sobre ello. Lo cierto es que el consumo de bebidas azucaradas, algo que inicialmente era una preocupación de médicos y pacientes, se ha convertido en un problema de salud pública.
En algunos países de América Latina su demanda es muy elevada. Destacamos el caso de México, país cuyo consumo es de 250 litros al año por persona, o lo que es lo mismo, dos refrescos al día por habitante. Unas cifras que pueden llegar a traducirse en 10 kilos que la persona aumenta por año.
¿Qué sabemos sobre el efecto nocivo del consumo de refrescos?
Varios han sido los esfuerzos de investigadores latinoamericanos para fundamentar científicamente el impacto negativo del consumo de bebidas azucaradas. Nuestra región es una de las que cuenta con un mayor número de consumidores de este tipo de bebidas, por ejemplo, volviendo a citar el caso de México, que con una población que representa menos del 2% mundial, se consume más del 6% de los refrescos que se producen en el mundo. Es por esto que es una cuestión de salud pública proporcionar información confiable con respecto a la producción, la venta, el consumo y los efectos nocivos sobre la salud de estos productos. Cierto es que no siempre es fácil que el mensaje de esta información cale en la población cuando la publicidad de los medios de comunicación relaciona la ingesta de estas bebidas con la felicidad, la belleza y el bienestar físico.
Investigaciones hechas al respecto con población adolescente demuestra que el consumo de bebidas azucaradas aumenta el riesgo de sobrepeso y/u obesidad. Sin embargo no solo el sobrepeso es el problema sino que lo son también todas las enfermedades que se derivan del mismo. Los investigadores han observado que las personas que ingieren estas bebidas tienen un mayor riesgo de presentar resistencia a la insulina, diabetes, gota, síndrome metabólico, osteoporosis y/o enfermedades cardiovasculares. La mayoría de estas dolencias tienen un serio impacto sobre la calidad de vida, sobre todo a largo plazo, y no son curables.
Sin embargo, a pesar de haber constatado todas estas evidencias científicas, no parece que exista una regulación sobre la publicidad, la venta o el consumo de estas bebidas. ¿Cómo se puede ayudar a frenar este problema en la sociedad.
Políticas públicas
La discusión sobre qué hacer con la gran cantidad de personas que se ven afectadas por el consumo de bebidas azucaradas no es exclusiva de América Latina. En el Telegraph de Inglaterra se puede leer como, si bien existe una base científica para reducir el consumo de azúcar, la evidencia sobre el impacto de políticas públicas para modificar el comportamiento no tiene bases sólidas. Es decir, si bien existen argumentos médicos, la aplicación de medidas sociales precisa de otro tipo de aproximación, económico, cultural, social. Aplicar un impuesto sobre las bebidas podría ser una alternativa. En octubre de 2013, México impuso un gravamen sobre las bebidas azucaradas. Esto se ha replicado también en Chile, Ecuador y Perú.
Para mostrar más gráficamente esta teoría, este video muestra cómo funciona el impuesto, algo simple de entender: a mayor precio disminuiría el consumo del producto, lo que podría generar mayor consumo de otras opciones como agua y leche.
Discusión
El daño que ocasiona el consumo de estas bebidas es innegable. En la búsqueda por mejorar la salud pública se lucha en contra de las empresas que abogan por el libre comercio y por la responsabilidad del consumidor. Es por esto que se necesita actuar a dos niveles: al del consumidor individual, aumentando la información disponible acerca de los efectos nocivos y, sobre todo, exigiendo al Estado trabajar en defensa de la salud a través de políticas públicas. Una forma de entender el problema sería pensar en políticas que regulen todos los productos que contienen azúcar, no sólo en las bebidas, lo que sería un buen camino para que el consumo de ésta, tan perjudicial, disminuya.
¿Qué opinan sobre las investigaciones mencionadas? ¿Se sienten reflejados con los datos que arrojan las mismas? ¿Están dispuestos a reducir su consumo de bebidas azucaradas? Cuéntenoslo comentando en nuestro blog y a través de twitter. Y si además quieres saber también que efectos tiene la sal en tu organism, lee este artículo.
Jorge Salmerón es Doctor en epidemiología, interesado en la influencia de la dieta sobre el metabolismo de los carbohidratos; sus trabajos en el campo de la calidad de los carbohidratos y su impacto metabólico han abierto toda una nueva área de investigación en el campo de la epidemiología nutricional.
Nathalie M. Portilla Hoffmann, es licenciada e inició estudios de medicina, después de tres años de aprendizaje y profundas experiencias en esta área optó por adentrarse en la pedagogía; un espacio desde el cuál puede igualmente abordar temas de salud.
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