En la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica que se desarrolla en estos días en Chicago, el campo de la inmunoterapia se está poniendo definitivamente los pantalones largos y además de la cirugía, la radioterapia y la quimioterapia, la inmunoterapia se ha convertido oficialmente en la cuarta modalidad de tratamiento de cáncer. Usando material de nuestro libro “Confrontando el Cáncer. Una guía para pacientes y sus familiares”, repasemos en qué consiste este tipo de tratamiento.
El sistema inmunológico
El sistema de defensa o sistema inmunológico es una red de células, tejidos y órganos que trabajan juntos para defender el cuerpo contra “elementos extraños” que puedan invadirlo.
Esos “invasores” pueden ser elementos externos como virus, bacterias, hongos y parásitos que pueden causar infecciones o elementos internos, como células anormales que se estén volviendo cancerosas.
El sistema inmunológico está compuesto básicamente de dos elementos: células especializadas y anticuerpos que atacan directamente a los microbios. Las células especializadas viven y se “entrenan” en órganos especializados distribuidos en todo el organismo tales como las amígdalas, los ganglios linfáticos, la glándula timo, el bazo, el apéndice y la médula ósea. Los anticuerpos o “armas” que defienden al organismo, son producidos por esas células especializadas.
Para seguir con esta “analogía de guerra”, voy a citar la descripción que hace del sistema de defensa la fundación Instituto de Investigación del Cáncer.
Los “agentes de inteligencia” son las células dendríticas, que son células especializadas que están continuamente vigilando los tejidos del organismo, y se dan cuenta si en algún momento se produce una invasión por elementos extraños. Además de “darse cuenta” de que se está produciendo una invasión, las células dendríticas dan las primeras informaciones sobre las características de los invasores a las Células T Ayudantes CD 4, para que estas coordinen la Los “comandantes” del sistema de defensa son las Células T Ayudantes CD 4, que son linfocitos especializados que dirigen y coordinan toda la estrategia de defensa del organismo.
Estas células reconocen al enemigo y dan información “de inteligencia” a los linfocitos B y a las Células T Asesinas CD 8 para que empiecen a fabricar armas (anticuerpos) y ataquen directamente al enemigo. Estas valiosísimas células T Ayudantes son atacadas y destruidas por el virus VIH.
Los “comandos especializados en matar” son las Células T Asesinas CD 8, linfocitos especializados que una vez que reciben las órdenes de las Células T Ayudantes CD 4, se convierten en verdaderas células asesinas, que buscando y destruyendo al enemigo donde quiera que se encuentre. Las “fábricas de municiones” son los linfocitos B, células quienes al recibir instrucciones de las Células T Ayudantes CD 4, empiezan a fabricar los anticuerpos que son una especie de “cohetes teledirigidos” que salen a buscar a los invasores y los destruyen en donde estén, con una selectividad asombrosa. Las “municiones” son los anticuerpos, proteínas fabricadas por los linfocitos B que son hechas “a medida” de los invasores. Es decir los anticuerpos son específicamente fabricados para destruir solo al enemigo, respetando el resto de las células y tejidos.
El “sistema de comunicaciones” esta dado por sustancias especializadas llamadas citoquinas, que cumplen el papel de “mensajeros” y comunican entre sí a los diversos componentes del sistema de defensa. El “ministerio de defensa” esta dado por las Células T Reguladoras, linfocitos que regulan que la respuesta del sistema de defensa sea ordenada y no haga más daño que deba hacer.
Tipos de inmunoterapia
La inmunoterapia tiene como fundamento el uso de las propias defensas del cuerpo para luchar contra el cáncer y tiene las siguientes variedades:
 El uso de anticuerpos monoclonales,
 El uso de vacunas contra el cáncer
 El uso de sustancias naturales como citoquinas e interferones, y
 El uso de algunos medicamentos que estimulan el funcionamiento del sistema de defensa.
Los anticuerpos monoclonales
Recordemos que los anticuerpos, fabricados por los linfocitos B, están hechos “a medida” del enemigo, identificando ciertas zonas débiles y fabricando “misiles teledirigidos” para atacar y penetrar esos puntos débiles. Gracias a eso, los anticuerpos son específicos contra un microbio, en otras palabras, los anticuerpos contra el virus del HIV por ejemplo son diferentes que los que se producen contra la bacteria que produce la tuberculosis y estos son diferentes de las que atacan al virus de la gripe.
¿Se imagina que útil sería fabricar anticuerpos artificiales que aprendan a reconocer ciertas partes “débiles” de las células cancerosas y las destruyan?
Pues eso es lo que son los anticuerpos monoclonales. Son anticuerpos de una sola clase (mono significa uno solo y clon significa clase) que se producen artificialmente en el laboratorio y que están dirigidos a alguna parte especial de la célula cancerosa para llevar a cabo alguna “misión de destrucción”.
En la reciente reunión de Chicago se ha informado que anticuerpos monoclonales como el nivolumab, pembrolizumab e ipilimubab, han demostrado excelente actividad contra algunos tipos de cáncer como el de riñón y de piel tipo melanoma. Lamentablemente estos medicamentos son extraordinariamente caros (algunos cuestan $20.000 dólares americanos al mes) y no funcionan contra todos los tipos de cáncer.
Las vacunas contra el cáncer
Existen dos tipos de vacunas contra el cáncer: aquellas que ayudan a prevenirlas (vacunas profilácticas) y aquellas que ayudan en el tratamiento del cáncer (vacunas terapéuticas).
Vacunas profilácticas contra el cáncer. Incluyen la vacuna contra los virus papiloma humano (VPH) y contra el virus de la hepatitis B (HBV). Las vacunas contra los VPH protegen contra los VPH 16 y 18, causantes del 70% de los casos de cáncer del cuello del útero. La vacuna contra el virus de la hepatitis B previene la hepatitis B, enfermedad que es responsable del 80% de los casos de cáncer del hígado en el mundo.
Vacunas terapéuticas contra el cáncer
Las vacunas terapéuticas introducen elementos de la estructura de una célula cancerosa dentro de linfocitos asesinos T para que estas células modificadas no solo aprendan a reconocer y destruir a las células cancerosas, sino que puedan enseñarle al sistema inmunológico como hacerlo. La única vacuna terapéutica aprobada en los Estados Unidos, el sipuleucel-T (Provenge) está dirigida contra el cáncer de la próstata.
Citoquinas, interferones y otros mensajeros químicos que regulan el cáncer
Las citoquinas son sustancias químicas naturales que cumplen el rol de “mensajeros” entre los diversos componentes del sistema inmunológico y controlan importantes funciones de crecimiento y actividad celular.
Las interleuquinas son un tipo de citoquinas que cumplen importantes funciones de regulación de crecimiento y actividad de los glóbulos blancos. En 1992 la interleuquina-2 (IL2) fue el primer tratamiento de inmunoterapia aprobado por la FDA para ser usado en cáncer del riñón y posteriormente en casos avanzados del melanoma.
Los interferones (IFN). Estas citoquinas tienen un importante papel en la defensa contra las infecciones por virus y en el proceso de reconocimiento y destrucción de células cancerosas.
El interferón alfa (IFN-alfa) ha demostrado utilidad en estimular a las células de la defensa en reconocer y destruir células de los siguientes tipos de cáncer: leucemia mieloide crónica, leucemia de células peludas, linfoma non-Hodgkin folicular, linfoma cutáneo de células T, cáncer de riñón, melanoma y sarcoma de Kaposi.
Una interesante aplicación del uso de las interleuquinas es la preparación de linfocitos asesinos con IL-2 o virus modificados. En esta técnica, se extraen Células T Asesinas CD 8 o “linfocitos asesinos” del paciente con cáncer, las cuales son preparadas ya sea con IL-2 o con versiones modificadas de virus como el HIV para “enseñarles” como reconocer al cáncer que afecta al paciente. Luego de obtener los linfocitos asesinos adiestrados, estos se clonan y se vuelven a inyectar en el paciente para que busquen a las células cancerosas y las destruyan.
Recientemente se reportó que una niña con leucemia aguda, tratada con esta técnica, estaba sin signos de leucemia un año después del tratamiento.
Medicamentos que pueden estimular el sistema de defensa
La talidomida, tristemente célebre medicina causante de que centenares de niños nacieran sin brazos y sin piernas en los años 60, es útil en el tratamiento de un cáncer de la médula ósea llamado mieloma múltiple.
El bacilo de Calmette-Guérin (BCG) es una bacteria relacionada al bacilo de Koch, causante de la tuberculosis. En cierto tipo de cánceres (principalmente de vejiga y melanoma) se usa para estimular el sistema de defensa del paciente y controlar la enfermedad.
Dando muestra que la inmunoterapia es el futuro del tratamiento del cáncer, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Oncología Clínica que se desarrolla en estos días en Chicago, la mayoría de las sesiones científicas está dedicada a esa modalidad de tratamiento, por lo que sin lugar a equivocarnos, puede afirmarse que la inmunoterapia es la cuarta pata de la mesa en el tratamiento del cáncer.
Esperamos no más, que se controlen los precios de esos medicamentos, no es justo que se desarrollen medicinas tan prometedoras que estén fuera del alcance de los que más los necesitan…