jueves, junio 02, 2011

La peor epidemia en Europa siglo XXI


Europa se enfrenta a una de sus peores crisis alimentarias, que empieza a recordar a la alarma de la «vacas locas». Descartados de toda sospecha los pepinos españoles, el Gobierno alemán se enfrenta a la peor intoxicación alimentaria sin que aún se haya podido identificar el origen del brote infeccioso. A la incertidumbre de no saber qué es lo que está infectando a los alemanes, se sumó ayer el anuncio de la Organización Mundial de la Salud de que estaríamos ante una nueva variante muy agresiva de la Escherichia coli. A esta conclusión se ha llegado al descifrar el genoma de la bacteria. «Se trata de una combinación de genes nunca vista», según la Clínica Universitaria Eppendorf de Hamburgo, que ha participado en el estudio. Sería «un pariente lejano de la EHEC clásica», ha explicado Holger Rohde, uno de los investigadores alemanes que ha descubierto la mutación, con la colaboración de expertos del Beijing Genomic Institute.
Dos tipos de agentes, los «clásicos» y otros de naturaleza desconocida, han sido identificados en el genoma y un científico lo ha resumido como si la toxina de una bacteria mala se hubiera combinado con otra toxina de otra bacteria también mala. La combinación da origen a una bacteria muy agresiva, «y más resistente» según Rohde, que permanece en el intestino que puede dañar sus tejidos y provocar el síndrome urémico hemolítico (HUS). Esta complicación puede causar la muerte por disfunciones en los riñones y el sistema nervioso. Ya a principios de semana, algún experto había sugerido que la fuente del brote podría estar en una cepa híbrida.
El descubrimiento permite saber más de la bacteria, pero no supone solución alguna para los cientos de pacientes ingresados en clínicas alemanas y de toda Europa, pues el análisis de los resultados obtenidos requerirán aún «semanas».
Tampoco parará el contagio, pues tres semanas después de la aparición del brote, las autoridades germanas siguen sin pista alguna concreta de la fuente infecciosa. El responsable del Instituto Robert Koch, máxima autoridad en infecciones biológicas en Alemania, avisa de que el brote podría prolongarse meses y, de otro lado, «podríamos no llegar a saber nunca» su origen. También se sospecha que puede haber muchos pacientes infectados que aún no han salido a la luz. Cientos de científicos alemanes están absorbidos en estos momentos en dicha investigación.

Se amplía la búsqueda

El brote sigue centrado en Alemania con 18 fallecimientos —más uno más en Suecia—, 1.064 casos de diarrea sangrienta y 470 casos con complicaciones, que podrían ser mortales, en la sangre y los riñones. Aunque también se han dado infecciones en otros 10 países de europeos y en los EEUU, casi todos los casos han tenido lugar en Alemania o en personas que acababan de estar en el país.
Desde el laboratorio español de referencia para la E. coli, el mismo que ha despejado de la sospecha a los pepinos, se apuntan pistas. El catedrático de Microbiología y director del Laboratorio de referencia de E. Coli en la Universidad de Santiago, Jorge Blanco Blanco, apunta a las aguas residuales de origen humano como posible foco de la contaminación por la bacteria. «El hecho de que la cepa sea multirresistente -explica- nos da una pista muy importante sobre el origen de la infección, porque seguramente esta cepa haya sido seleccionada por un tratamiento antibiótico que pudo haber recibido un humano en un hospital, por ejemplo. Es una suposición que debemos tener en cuenta, porque el principal causante de la resistencia, conocido como ZXM, no es habitual en el ganado bovino y sí en los humanos». Pese a todo, las hipótesis sobre la causa de la infección siguen abiertas, por lo que en Alemania han empezado a analizar carnes e incluso aguas embotelladas.

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