JANO.es · 17 Junio 2011 00:00
Al tratamiento inicial debe seguirle una segunda fase de mantenimiento, cuya duración depende de las características de la infección del propio paciente y oscila entre los 6 y 12 meses.
Un grupo de expertos coordinado por la médico especialista en Obstetricia y Ginecología del Centro Ginecológico Santiago Dexeus de Barcelona, Dra. Montserrat Cararach Tur, han presentado el documento de consenso sobre vulvovaginitis candidiásica recurrente (VVCR).
Esta obra, que pretende ser de "gran utilidad" para todos los profesionales sanitarios, aborda cuestiones relacionadas con su epidemiología, etiología, manifestaciones clínicas, diagnóstico, opciones de tratamiento, prevención, situaciones especiales que favorecen su aparición, así como factores de riesgo que desencadenan o favorecen un episodio de este tipo.
"Aunque de esta patología no se va a morir nadie, sí que merma mucho la calidad de vida de las mujeres que la sufren", indica el jefe del Servicio del Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz) y catedrático de Obstetricia y Ginecología, profesor Rafael Comino Delgado.
Y es que para que este tipo de patología sea recurrente debe cursar con cuatro o más episodios en un mismo año, lo que muchas veces significa la "cronificación" de la VVCR y la "alteración de la zona genitourinaria", que puede provocar "sequedad y dolor durante las relaciones sexuales", añade la Dra. Cararach.
Por ello, lo primero que se debe hacer es "diagnosticar la candidiasis genital recurrente, diferenciarla de una candidiasis no recurrente y tratarla como tal", afirma el profesor Comino, que advierte de que mientras no se diagnostique se "seguirá tratando mal", con el único objetivo de "paliar los síntomas".
En este proceso diagnóstico, que entraña "mucha dificultad" porque los pacientes muchas veces "circulan" entre los profesionales de ginecología, los de atención primaria y los de urgencias, es "importante no sólo contar con las manifestaciones clínicas sino también con un cultivo que permita identificar la cepa que ha provocado la infección", destaca la Dra. Cararach.
Además, una vez diagnosticada la enfermedad se debe poner en marcha el tratamiento adecuado. En este sentido, la ginecóloga del Centro Ginecológico Santiago Dexeus de Barcelona asegura que la terapia se divide en una primera fase aguda de entre 7 y 14 días con un antimicótico como clotrimazol.
Después, a ese tratamiento inicial le debe seguir una segunda fase de mantenimiento, cuya duración depende de las características de la infección del propio paciente y oscila entre los 6 y 12 meses, y se establece a partir de pautas semanales o mensuales.
Factores de riesgo
Esta obra, que pretende ser de "gran utilidad" para todos los profesionales sanitarios, aborda cuestiones relacionadas con su epidemiología, etiología, manifestaciones clínicas, diagnóstico, opciones de tratamiento, prevención, situaciones especiales que favorecen su aparición, así como factores de riesgo que desencadenan o favorecen un episodio de este tipo.
"Aunque de esta patología no se va a morir nadie, sí que merma mucho la calidad de vida de las mujeres que la sufren", indica el jefe del Servicio del Hospital Universitario de Puerto Real (Cádiz) y catedrático de Obstetricia y Ginecología, profesor Rafael Comino Delgado.
Y es que para que este tipo de patología sea recurrente debe cursar con cuatro o más episodios en un mismo año, lo que muchas veces significa la "cronificación" de la VVCR y la "alteración de la zona genitourinaria", que puede provocar "sequedad y dolor durante las relaciones sexuales", añade la Dra. Cararach.
Por ello, lo primero que se debe hacer es "diagnosticar la candidiasis genital recurrente, diferenciarla de una candidiasis no recurrente y tratarla como tal", afirma el profesor Comino, que advierte de que mientras no se diagnostique se "seguirá tratando mal", con el único objetivo de "paliar los síntomas".
En este proceso diagnóstico, que entraña "mucha dificultad" porque los pacientes muchas veces "circulan" entre los profesionales de ginecología, los de atención primaria y los de urgencias, es "importante no sólo contar con las manifestaciones clínicas sino también con un cultivo que permita identificar la cepa que ha provocado la infección", destaca la Dra. Cararach.
Además, una vez diagnosticada la enfermedad se debe poner en marcha el tratamiento adecuado. En este sentido, la ginecóloga del Centro Ginecológico Santiago Dexeus de Barcelona asegura que la terapia se divide en una primera fase aguda de entre 7 y 14 días con un antimicótico como clotrimazol.
Después, a ese tratamiento inicial le debe seguir una segunda fase de mantenimiento, cuya duración depende de las características de la infección del propio paciente y oscila entre los 6 y 12 meses, y se establece a partir de pautas semanales o mensuales.
Factores de riesgo
Asimismo, otro de los elementos "fundamentales" para garantizar el éxito es identificar los factores de riesgo y eliminarlos o disminuir su grado de incidencia. En este sentido, la Dra. Cararach destaca como factores desencadenantes la diabetes no controlada, la presencia de niveles altos de estrógenos en circunstancias puntuales como el embarazo, el uso de anticonceptivos orales o el empleo de antibióticos.
"Los antibióticos se lo llevan todo y eliminan los elementos patógenos y no patógenos", que protegen frente a este tipo de infecciones, de modo que, en determinados casos, "se aconseja introducir antimicóticos cuando la paciente empieza a tomar antibióticos", detalla la Dra. Cararach.
Además, utilizar el dispositivo DIU o los anillos vaginales también favorece la repetición de episodios, así como llevar ropa muy ajustada, de tejidos que puedan irritar o mantener el bañador húmedo durante la época estival.
Por su parte, el empleo de corticoides durante un período prolongado en el tiempo o de inmunosupresores en el caso de las personas trasplantadas puede favorecer también su aparición. "Siempre que la persona esté inmunodeprimida las posibilidades de un nuevo episodio aumentan considerablemente", apunta el profesor Comino.
Respecto al empleo de productos probióticos para tratar y prevenir la VVCR, ambos especialistas se muestran escépticos, aunque no descartan su uso. "No está clara su eficacia, pero no tiene efectos secundarios sobre el paciente", asegura la Dra. Cararach. "Ayudan, pero no hay que esperar un milagro", añade el profesor Comino.
Hasta un 75% de las mujeres van a tener una infección de este tipo a lo largo de su vida y hasta un 50% sufrirá dos o más episodios. De ellas, entre el 5% y el 8% desarrollará una micosis vaginal recurrente.
Además, utilizar el dispositivo DIU o los anillos vaginales también favorece la repetición de episodios, así como llevar ropa muy ajustada, de tejidos que puedan irritar o mantener el bañador húmedo durante la época estival.
Por su parte, el empleo de corticoides durante un período prolongado en el tiempo o de inmunosupresores en el caso de las personas trasplantadas puede favorecer también su aparición. "Siempre que la persona esté inmunodeprimida las posibilidades de un nuevo episodio aumentan considerablemente", apunta el profesor Comino.
Respecto al empleo de productos probióticos para tratar y prevenir la VVCR, ambos especialistas se muestran escépticos, aunque no descartan su uso. "No está clara su eficacia, pero no tiene efectos secundarios sobre el paciente", asegura la Dra. Cararach. "Ayudan, pero no hay que esperar un milagro", añade el profesor Comino.
Hasta un 75% de las mujeres van a tener una infección de este tipo a lo largo de su vida y hasta un 50% sufrirá dos o más episodios. De ellas, entre el 5% y el 8% desarrollará una micosis vaginal recurrente.
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