Una de las costumbres más arraigadas en las personas que consumen alcohol es citarse inocentemente “para tomarse unos traguitos”. La realidad es que ese “lenguaje codificado” en realidad quiere decir “vamos a tomar alcohol hasta emborracharnos”. El efecto dañino que tiene para la salud ese tipo de comportamiento es a menudo soslayado y minimizado, cuando lo cierto es que es muy peligroso.
Existen muchas personas que a pesar de no cumplir todos los criterios para ser considerados como adictos al alcohol, lo que comúnmente llamamos alcohólicos, frecuentemente abusan del alcohol. En otras palabras, existen personas que aunque no toman alcohol todos los días, ni descuidan su trabajo, su hogar o sus relaciones personales a causa del alcohol, cuando toman, lo hacen de manera tan exagerada que terminan emborrachándose.
Cerveza - Reuters
En el idioma inglés existe un término para ese tipo de comportamiento, se le denomina “binge drinking” y podríamos traducirlo más o menos como “borrachera de juerga”. La “borrachera de juerga” es el patrón de uso de alcohol más común en los Estados Unidos y se define como el acto de tomar más de 5 tragos de alcohol para un varón y 4 para una mujer en solo un par de horas. Sabiendo que un solo pisco sour tiene tres a cuatro copas de pisco, tomarse dos pisco sours seguidos, ya lo califica técnicamente como una “borrachera de juerga”. Si bien es cierto que la mayor parte de los que practican la “borrachera de juerga” no son dependientes del alcohol, es decir no son adictos al alcohol, su impacto sobre la sociedad es extraordinario.
En relación al consumo del alcohol entonces es importante distinguir entre los siguientes grupos de personas:

  • El que nunca toma: el abstemio.
  • El que toma ocasionalmente pero que casi nunca se emborracha: el bebedor social. Ese es el que llaga a una fiesta, acepta un trago y al terminar la fiesta, todavía le sobra un poco de alcohol en su vaso.
  • El que toma ocasionalmente, pero cuando lo hace, toma tanta cantidad que termina emborrachándose y practica la “borrachera de juerga”. A este tipo de bebedor se le llama también “bebedor problemático
  • El que toma todos los días, es dependiente del alcohol y descuida su vida personal por la bebida: el alcohólico.

La distinción entre la “borrachera de juerga” y la adicción al alcohol no es solo académica o semántica, sino que tiene importancia en medicina y salud pública. El alcohólico tiene sus propios riesgos y los efectos del alcoholismo sobre la salud son harto conocidos: daño en el hígado (cirrosis hepática), el corazón (miocarditis), el cerebro y los nervios periféricos (neuropatía periférica). En general, es importante saber que las mujeres son mucho más sensibles a los efectos negativos del alcohol que los hombres.
Por su parte la “borrachera de juerga”, además de sufrir los efectos negativos del abuso del alcohol en su organismo, produce también una serie de problemas en la salud pública. Algunas de las consecuencias de las “borracheras de juerga” las vemos todos los días en la televisión y las leemos en las páginas policiales de los diarios: accidentes de carretera, homicidios, suicidios, violencia social y familiar.
Si bien es cierto que la “borrachera de juerga” es más común entre los jóvenes, sorpresivamente, las personas mayores de 65 años lo hacen también muy frecuentemente, la cual se calcula en un promedio de 5 a 6 veces al mes. Se cree que el “aburrimiento” de estar retirado, la sensación de tener “todo el tiempo del mundo” para uno, la depresión por padecer una enfermedad crónica o el sentirse solo por el “síndrome del nido vacío” el divorcio o la viudez hacen que la persona mayor se refugie en las borracheras, usando el alcohol para “tratar” su situación personal.
En las personas mayores, las “borracheras de juerga” causan disfunción eréctil, presión alta, derrame cerebral, pobre control de la diabetes e interacción del alcohol con diversos medicamentos que puede estar tomando para alguna enfermedad crónica. Recordemos que el alcohol es una sustancia muy engañosa, aparentemente nos alegra, pero en realidad es un depresor (recordemos a los que se quedan dormidos por tomar mucho) y es también muy deshidratante, lo cual explica los severos dolores de cabeza de la resaca al día siguiente de una borrachera.
Sorpresivamente también, la “borrachera de juerga” es más frecuente en hogares más acomodados y es mayor en hombres que en mujeres, calculándose que los que tienen ese comportamiento son 14 veces más propensas a manejar un vehículo intoxicado y tener problemas con la ley.
Interesantemente, un reciente estudio presentado en la Asociación Norteamericana de Psiquiatría Geriátrica ha revelado que los latinos mayores de 65 años que viven en Estados Unidos tienen más riesgo de practicar la “borrachera de juerga”, comparados con personas de la misma edad de otros grupos étnicos y raciales.
Es por tanto muy importante que analicemos nuestro consumo de alcohol. ¿Cuál es el patrón de consumo que tenemos?, ¿Tenemos tendencia a abusar del alcohol?, ¿Estamos sin querer queriendo cayendo en la “borrachera de juerga”?
No vaya a ser que por unos momentos de supuesta alegría, estemos arruinando o vayamos a arruinar completamente nuestra vida o la vida de otras personas inocente…