El Niño’ será uno de los peores desde 1950 por el cambio climático
La Organización Meteorológica Mundial avisa de que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero
Isabel Saco
Ginebra
2 SEP 2015 - 16:14 CEST
El cambio climático ha creado condiciones sin precedentes para el actual fenómeno de El Niño,
que tendrá su periodo de mayor intensidad entre octubre y enero, según
dijeron hoy expertos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
Las predicciones del calentamiento de la superficie del mar en las zonas central y oriental del Pacífico tropical apuntan a que El Niño
que está en desarrollo probablemente será uno de los cuatro más fuertes
desde 1950. Los anteriores más potentes fueron los registrados en los
periodos entre 1972/1973, 1982/1983 y 1997/1998.
Para sus pronósticos, los científicos toman en cuenta que, en agosto, las temperaturas de la superficie del mar ya estuvieron entre 1,3 y 2 grados centígrados por encima de la media, superando en un grado los umbrales habituales de El Niño.
Los modelos utilizados apuntan a que las temperaturas se mantendrán al
menos 2 grados por encima de lo normal y que incluso podrían subir algo
más.
Los efectos de El Niño ya se hacen sentir en algunas
regiones del mundo de manera muy variada y serán más patentes en los
próximos cuatro a ocho meses, según la OMM, una agencia científica de
Naciones Unidas y autoridad en la materia.
De manera general, este fenómeno climático puede provocar fuertes
precipitaciones -y por consiguiente, inundaciones- en América Latina,
Asia, Oceanía y Africa, con episodios de sequías en otras zonas de estas
mismas regiones. Sin embargo, los países afectados cuentan ahora con
más experiencia, conocimientos e información que nunca antes, lo que
puede ayudarles a tomar medidas de prevención efectivas, opinó Maxx
Dilley, director de Predicciones Climáticas de la OMM, al presentar la
información más reciente sobre la evolución de El Niño.
El experto mencionó el caso de Perú, donde se están tomando acciones
preventivas, como simulacros, y se optó por cancelar su participación en
el rally Dakar 2016 por el riesgo de inundaciones o deslizamiento de
tierra en zonas que formaban parte del recorrido.
Lo que es completamente distinto desde el último fenómeno de El Niño
(entre 1997 y 1998) es que el actual está ocurriendo bajo nuevas
condiciones, influidas por el cambio climático. Desde entonces, "el
mundo ha cambiado mucho" y la capa de hielo del mar Artico se ha
reducido a niveles mínimos, al tiempo que se ha perdido hasta un millón
de kilómetros cuadrados de superficie nevada en el hemisferio norte,
explicó el jefe del Programa de Investigación del Clima de la OMM, David
Carlson.
"Han emergido nuevos patrones, y lo que es único ahora es que están
coincidiendo por primera vez con El Niño", sostuvo. Desde el periodo
1997/1998 no se había observado la presencia de El Niño o de La Niña
(el fenómeno contrario, causado por enfriamiento de las aguas
superficiales de ciertas zonas del Pacífico), lo que también se
considera inusual.
Carlson dijo que en la situación actual -con la influencia del deshielo en el Artico y el calentamiento del Pacífico tropical-
"no sabemos lo que pasará, si ambos patrones se reforzarán uno a otro,
se anularán, actuarán en secuencia o influirán en distintas zonas del
planeta".
"Realmente no lo sabemos porque no tenemos precedentes para esta situación", insistió el científico. Las características de El Niño
conocidas hasta ahora apuntan a que provoca un aumento de la intensidad
de las lluvias en la costa oeste de Sudamérica (principalmente Ecuador y
Perú), así como en los países del llamado "Cuerno de Africa". En
cambio, se sufren sequías en Australia, Indonesia, el sudeste de Asia y
el sur de Africa.
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