«Por primera vez hay auténticas opciones de acabar con la pobreza en el mundo»
Día 27/09/2015 - 01.38h
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El pasado 25 de septiembre expiraron los Objetivos del Milenio marcados en 2000 y la Asamblea General de la ONU aprobó los nuevos. La directora del Fondo para el Desarrollo Sostenible, Paloma Durán, nos explica la nueva agenda 2030
Aunque pueda parecer lo contrario, el mundo es hoy algo mejor que hace 15 años. Cuando en el año 2000 las Naciones Unidas pusieron en marcha los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM)
casi 2.000 millones de personas vivían en la extrema pobreza, ahora se
ha reducido a menos de la mitad esa insoportable cifra, al igual que la
tasa de mortalidad de niños menores de cinco años. También se han
evitado más de seis millones de muertes por malaria y casi 40 millones
por la tuberculosis. Este mundo no es perfecto. Pero es un poco mejor
que en 2000. Y a partir del pasado viernes 25, con la aprobación de los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para 2030, comenzará a ser un poco mejor.
¿Qué papel ha jugado España en la configuración de los nuevos Objetivos?
España ha jugado un rol particularmente activo en la puesta
en marcha de los ODS. Un claro ejemplo es el Fondo para los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (Fondo ODS), que es un mecanismo de cooperación
internacional creado en 2014 por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo mediante una contribución inicial del Gobierno de España y
al que ya contribuyen más de 20 gobiernos de otros países a través de
fondos de contrapartida. Su objetivo es impulsar la transición de los
Objetivos del Mileno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los
Objetivos del Milenio han conseguido grandes logros pero no se han
alcanzado en su totalidad. ¿Por qué cambiamos a sostenibles?
Porque la situación internacional no es la misma. Muchos
países que antes eran países en desarrollo, con rentas muy bajas, ahora
han pasado a tener una renta media y tienen nuevas necesidades. Además,
ahora hay que hablar de una variable que genera muchísima incertidumbre,
el cambio climático, que afecta a todos los países y nos obliga a
impulsar un desarrollo que no comprometa la capacidad de las futuras
generaciones para satisfacer sus propias necesidades. Ese es el concepto
de sostenible; un concepto que engloba crecimiento económico, inclusión
social y protección ambiental. Los ODS van a aplicarse en todo el
mundo, tanto a países en desarrollo como desarrollados.
¿No nos complicamos mucho aumentando de 8 objetivos y 21 metas a 17 objetivos y 169 metas?
Nos adaptamos a la nueva situación. Erradicar la pobreza ya
no es solo responsabilidad de los estados sino de toda la sociedad. La
pobreza no es algo aislado sino multidimensional. Por eso en los ODS
integramos a nuevos actores. Y eso requiere una nueva agenda. Ahora se
busca implicar mucho más a los gobiernos nacionales y locales.
Pretendemos que las necesidades de cada país sean determinadas por
estos, en lugar de ser impuestas desde fuera. Implicando a los propios
países, a los agentes locales, y con un papel activo del sector privado,
garantizamos la continuidad de los proyectos más allá de la permanencia
de las agencias internacionales.
Entonces, ¿ayudamos a que se ayuden?
Más de la mitad del presupuesto de los programas que se
están implementando en los 18 países en los que ya trabaja el Fondo ODS
son de contrapartida. Si damos un millón para un proyecto, los actores
locales ponen otro millón. Y aunque parezca arriesgado, lo están
haciendo incluso en países como Sierra Leona, donde se ha conseguido
poner en marcha un proyecto de creación de empleo para jóvenes después
de la crisis del ébola. Hemos multiplicado el presupuesto global por 2,4
y el 55% viene de esos fondos de contrapartida.
¿Y el primer objetivo de los 17 será...?
Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el
mundo. Con los ODM ya se ha conseguido que el porcentaje de desnutridos
en el planeta descendiese desde el 23% en 1990 al 15% en 2012. Y en los
últimos 20 años se ha conseguido que 2.000 millones de personas tengan
acceso al agua potable. Con la nueva agenda hay por primera vez
auténticas opciones de acabar con la pobreza en el mundo.
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