Salud pública vs industria: último caso peruano
La
semana pasada nos enteramos del último episodio peruano en la vieja y
universal batalla entre la salud pública y la industria. El hecho se
produjo en el marco del debate de aprobación del reglamento de la Ley 30021, Ley de promoción de la alimentación saludable para niños, niñas y adolescentes, tema tocado en una previa edición de esta columna.
Resulta que el 20 de mayo de este
año, el presidente de la Sociedad Nacional de Industrias del Perú (SNI),
escribió una carta dirigida a la Dra. Margaret Chan, directora de la
Organización Mundial de la Salud (OMS). En la dura carta,
la SNI acusaba al Dr. Manuel Peña, representante de la Organización
Panamericana de la Salud en el Perú (OPS), de “intromisión en los
asuntos del estado peruano”.
La “intromisión”, según la SNI, se produjo cuando el representante de
la OPS, en una serie de opiniones estrictamente técnicas en los medios
de comunicación, defendía la salud de niños y adolescentes peruanos
sugiriendo con sentido común que el reglamento de la ley no sea aprobado
por un grupo de políticos en la Presidencia del Consejo de Ministros,
sino por expertos profesionales de la salud en otras dependencias del
estado. En su carta, la SNI cita frases “ofensivas” del representante
hacia la industria, y cual despreciable espía, lo acusa de “entrometerse
en los asuntos del Perú”.
En carta fechada 30 de junio,
la Dra. Carissa Ettiene, directora de la OPS le responde a la SNI. En
ella, no solo respalda firmemente la labor técnica profesional del Dr.
Peña, sino que le recuerda a la SNI que en el 53 Consejo Directivo de la
OPS y 66 Sesión del Comité Regional de la OMS para las Américas, el
gobierno del Perú firmó el Plan de acción de la prevención de la
obesidad en la niñez y la adolescencia, y que las acciones del gobierno
peruano, a través del ministerio de salud y de su representante, tienen
solida evidencia científica y respaldo continental. En otras palabras,
la OPS le dice a la SNI que en donde manda capitán (el MINSA), no manda
marinero (la industria).
Pensamos que este episodio nos brinda la excelente oportunidad de
revisar brevemente algunos ejemplos de la eterna lucha entre la salud
pública y la industria.
Cólera en Londres en 1854
En el año 1854, el cólera atacaba violentamente la ciudad de Londres y
mas de 700 personas murieron en menos de una semana en el barrio del
Soho. El Dr. John Snow, un medico de barrio que perdió muchos pacientes,
tuvo una iluminación: empezó a poner alfileres rojos por cada víctima
en un mapa de la ciudad y descubrió que los muertos vivían en la zona de
la ciudad que recibía agua de la compañía Southwark and Vauxhall
Waterworks Company, una de las dos poderosísimas compañías de
distribución de agua de la ciudad.
Sin mayor evidencia que su mapa (en
esa época no se había descubierto todavía al Vibrio que causa el
cólera), el Dr. Snow le pidió al alcalde de Londres que cierre la
compañía de agua. Obviamente (como ocurre en el Perú ahora), la
industria argumentó que eso iba a producir enormes pérdidas económicas y
trató de desprestigiarlo tildándolo de loco, fanático e ignorante.
Felizmente el Dr. Snow logró convencer al alcalde de la ciudad, quien en
un acto de valentía increíble, cerró la compañía Southwark, con lo que
la epidemia se detuvo.
Lo que sucedió es que esa compañía
recogía el agua contaminada con heces del rio Támesis y la distribuía en
el barrio del Dr. Snow, pero obviamente, como en esa época no se sabía
nada de microbios ni infecciones, nadie le creía al pobre Dr. Snow.
En 1848, el gobierno de Prusia le pidió al Dr. Rudolf Virchow (padre
de la patología) que estudie una grave epidemia de peste en la Alta
Silesia. El Dr. Virchow estudió el problema y presentó su informe al
gobernante, quien al recibirlo montó en cólera. El Káiser le dijo al Dr.
Virchow que el había pedido un informe médico y no un informe
sociológico.
¿Cuál había sido el pecado del
informe del Dr. Virchow? Que el había concluido que para que la peste
desaparezca de la ciudad, deberían mejorar las condiciones de vida,
especialmente el hacinamiento de los trabajadores en las fabricas
alemanas (en su mayoría polacos pobres y sin educación). Sugirió también
que debían trabajar menos horas, dormir mas tiempo y alimentarse mejor,
y que deberían tener agua limpia y sistemas de alcantarillado. Las
sugerencias fueron rechazadas porque esos cambios iban a ser muy caros
para la industria y el estado.
La salud pública contra la industria del tabaco
Esta confrontación es mucho mas
reciente y muchos de ustedes son testigos de las múltiples batallas que
se han librado durante los últimos 60 años en el Perú y el mundo.
¿Recuerdan las batallas para tener un aire libre de humo en centros de
trabajo y restaurantes?¿Recuerdan las batallas para aumentar los
impuestos al cigarrillo para que los niños no puedan comprarlos?
¿Recuerdan las luchas para regular las propagandas dirigidas a niños y
adolescentes?¿Recuerdan las batallas para que se retiren los anuncios de
cigarrillos en las tiendas, anuncios estratégicamente colocados a la
altura de los ojos de los niños?
Estoy seguro también que recuerdan como durante esos años, la
industria del tabaco (miembro de la SNI) peleó con uñas y dientes (y
mucho dinero) todos los intentos de proteger la salud pública y uno de
sus métodos favoritos fue el desprestigiar a los científicos que
demostraban que el cigarrillo causaba enfermedad y muerte. En los
próximos meses se espera una nueva batalla, esta vez entre los
fabricantes de cigarrillos electrónicos y las autoridades de salud
pública.
La salud publica contra la industria de automóviles
Cuando el gobierno norteamericano
quiso que los fabricantes de automóviles incluyan los cinturones de
seguridad y las bolsas de aire en cada vehículo que fabricaban, la
poderosa industria de automóviles peleó con uñas y dientes para que eso
no suceda.
Dijeron que era muy caro, que iban a
subir los precios de los automóviles y que lo único que hacia falta para
disminuir las muertes por choques de automóviles era la educación vial
de los pilotos.
Felizmente la salud pública salió victoriosa y miles de vidas han
sido salvadas desde que se implantaron esas medidas de seguridad.
La salud publica contra la industria de alimentos procesados y bebidas azucaradas
Esta lucha, ya tiene tiempo, empezó
allá por los años 70 cuando la gente se dio cuenta que los alimentos
procesados tenían cantidades insalubres de sal, grasa y azúcar, además
de decenas de sustancias químicas (colorantes y preservantes) de efecto
dudoso sobre la salud del público.
Ante esa batalla, todos somos testigos (como en el hecho que se
relata en este artículo) que la industria de alimentos y bebidas
azucaradas trata de frenar todo los intentos de defender la salud y no
duda en desprestigiar a los profesionales de salud pública que defienden
la salud de niños y adolescentes.
Salud pública y calentamiento global
Y ni que decir de la lucha entre los
grupos que defienden al planeta de las grandes industrias que emiten
toneladas y toneladas de gases que producen efecto invernadero y
calentamiento global. Según esas industrias, la desaparición de los
glaciares y los severos cambios climáticos son meros ciclos “naturales”
sin mayor importancia.
Corolario
Como hemos visto, la lucha entre la salud pública y la industria es
un asunto muy antiguo y en ella la industria tiene como método favorito,
el desprestigiar a los profesionales de salud pública. Siempre los han
catalogado de locos, fanáticos, extremistas y contrarios al desarrollo
económico del pueblo. La industria usa los mismos métodos y argumentos,
se defiende de la misma manera y es protegida siempre por el mismo tipo
de políticos y organizaciones.
Con relación a la infundada acusación
de “interferencia con asuntos del estado peruano” hecha por la SNI
contra el Dr. Manuel Peña, es importante recordar que la opinión de los
funcionarios de la OPS/OMS es requerida por el MINSA y por lo tanto
ellos no pueden ser acusados de interferir con el estado. Esto debido a
que su conocimiento y experiencia fue buscada precisamente por el
estado.
En resumen estimado lector, es
importante tener una actitud vigilante de la industria y tomar siempre
partido por la salud pública, recuerde que su salud y la de su familia
es mas importante que la salud económica de una empresa.
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