martes, agosto 04, 2015

Amamantar o trabajar ..que es mejor?

por Rafael Pérez-Escamilla
trabajo o lactancia
Un responsable de la toma de decisiones de un país de América Latina una vez me preguntó si creía que al proporcionar incentivos monetarios se podría convencer a más madres de que amamanten a sus hijos. Lo primero que me vino en mente fue decirle que sí, que siguiera adelante con su iniciativa. Pensé en el programa de promoción de la lactancia materna “breastfeeding gear model”, pero luego me planteé lo siguiente: ¿Puede funcionar un incentivo monetario sin antes cambiar las condiciones desfavorables que deben afrontar las mujeres?
Así, llegué a la conclusión de que, antes de pensar en incentivos monetarios o de otra índole, es imprescindible mejorar, entre otras cosas, el entorno en el que trabajan las mujeres para crear uno más propicio para la lactancia materna, ya que la presencia de la mujer en la fuerza laboral mundial es de suma importancia.
En una publicación especial que he coeditado recientemente para la revista Human Lactation, que trata sobre la igualdad en cuanto a la lactancia materna, se han presentado los problemas del empleo de madres lactantes como un gran desafío y una oportunidad.
Muchos de los artículos de investigación que se encuentran en esta publicación demuestran que, si se toman las medidas adecuadas, es posible apoyar el derecho de toda mujer a amamantar por el tiempo que ella desee, sin importar su situación laboral.
Las políticas de trabajo que favorecen la lactancia materna, entre las cuales se pueden mencionar interrupciones diarias para la lactancia y para la extracción de leche materna y seis meses de licencia por maternidad remunerada, son esenciales para aumentar el éxito de la lactancia entre el gran número de mujeres activas en el mercado laboral formal.
Esta evidencia es relevante y explica por qué el foco de la Semana Mundial de la Lactancia Materna de este año es tan importante. Este movimiento social se centrará en la necesidad de una acción mundial concertada con el fin de apoyar a las mujeres para que puedan combinar la lactancia materna y el trabajo.
Dado el alto grado de rentabilidad que han demostrado las inversiones destinadas a la protección, promoción y apoyo a la lactancia materna, los países de América Latina deberían sumarse a este llamado mundial de manera inmediata. Esta labor implica indispensablemente la celebración de consultas y coordinación entre los gobiernos (tanto en el poder ejecutivo como en el legislativo), en el sector privado y en la sociedad civil, ya que esta tarea supone promulgar leyes y fortalecer su cumplimiento.
Dentro de estas normas laborales se deberán incluir seis meses de licencia por maternidad remuneradas, además de interrupciones para la lactancia y la extracción de leche materna y la disponibilidad de instalaciones adecuadas en donde las mujeres puedan amamantar o realizar extracciones de leche en privado.
Asimismo, debemos considerar normas que aprovechen los grandes avances tecnológicos con el fin de fomentar el trabajo fuera de la oficina y la flexibilidad de horarios para las madres lactantes.  Los modelos de negocios innovadores que se adaptan a las necesidades de las mujeres en período de lactancia deberían recibir el apoyo de los encargados de formular políticas,  debido a que estas inversiones pueden generar un buen rendimiento económico en las empresas y países que incorporen estas prácticas.
Todos saldrán beneficiados con este enfoque.  Las empresas alcanzarán una mayor productividad como resultado de una disminución del ausentismo y un incremento en el rendimiento de las mujeres que se ven beneficiadas por la implementación de estas políticas. El gobierno y la sociedad en su conjunto pueden ahorrar una cantidad considerable de dinero dado que la lactancia ayuda en la prevención de enfermedades maternas e infantiles y estimula la inteligencia de niñas y niños.
Las sociedades público-privadas diseñan modelos de financiación sostenibles capaces de respaldar económicamente un ambiente laboral propicio para la lactancia, que proteja con eficacia el derecho natural de toda madre de amamantar a su hijo incluso cuando decida trabajar.
Dado que un número elevado de mujeres de países de ingresos bajos y medios trabajan el sector informal, como se indica en la introducción de la publicación “Equity in Breastfeeding”, es importante romper con los paradigmas y pensar en cómo extender los beneficios relacionados con la protección y el apoyo a la lactancia materna en el lugar de trabajo del sector formal al informal.
Mejorar el entorno laboral para apoyar a las mujeres durante el periodo de lactancia no debe ser visto como un favor que “nosotros” les propiciamos, ni como un pedido que nos hacen para que nos acomodemos a sus necesidades. En cambio, es la obligación de todos de asegurarnos de que toda mujer tenga la facultad de ejercer su derecho inalienable de amamantar a sus hijos por el tiempo que ella lo desee, sin tener que elegir entre amamantar o trabajar.
A nivel mundial, la influencia que tiene el hombre en la toma de decisiones aún predomina, por lo que me gustaría extender el llamado a la acción de la Semana Mundial de la Lactancia Materna de este año, especialmente, a todos mi colegas masculinos y, de esta forma, garantizar que un entorno laboral propicio para la lactancia materna sea la norma en el continente americano y en otras regiones.
Rafael Pérez-Escamilla, PhD, es profesor y director de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Yale.

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