La palabra dieta, de acuerdo con la Real Academia de la Lengua Española, se define como “supresión de una parte o de la totalidad de los alimentos con fines terapéuticos o higiénicos”. Así empieza el problema: tan sólo con saber que debemos comer menos nuestra fuerza de voluntad y ánimo son desafiados y después, probablemente, derrotados.
Estamos hechos para comer y disfrutar al hacerlo. Si no, de qué manera lograríamos la diaria hazaña de despertar y empezar a decidir cuáles son las prioridades de nuestra faena para el resto del día. Ponerle mala cara a la comida no es lo más recomendable, no es la enemiga a vencer. Bien equilibrada será siempre nuestra mejor aliada.
Las personas mejor alimentadas parecen ser más felices. Ojo, mejor no significa exceso. Sólo tendremos que aplicar nuestro sentido común y sobretodo, honestidad cuando iniciemos un programa para perder peso o medidas. Estas variables deben ser cuantificadas con prudencia y basadas en metas reales y objetivas para no sentirnos defraudados.
Algo importante es saber diferenciar entre ansiedad por comer y la verdadera necesidad de alimentarse para dar energía a nuestro cuerpo. El alimento es nuestra “gasolina”, debemos comer a la misma hora, aunque no sintamos hambre. Habrá que ser disciplinados con los horarios y cantidades. Comer sano es una forma de vivir.
El doctor Barry Sears, creador de un régimen alimenticio llamado “La Zona”, ha demostrado de forma práctica y científica que a través de una alimentación equilibrada podemos controlar los niveles de glucosa-insulina en la sangre.
Lograr lo anterior nos mantendrá en un estado óptimo constante. Y con el mínimo esfuerzo, podremos reducir de peso de forma permanente al transformar la grasa almacenada en energía. Nos ayudará a prevenir enfermedades y a mejorar nuestro rendimiento físico y mental.
Las reglas básicas de este sistema alimenticio son:
1. Ingerir alimento en la primera hora después de despertar.
2. Tratar de comer cinco veces al día.
3. Nunca dejar pasar más de cinco horas sin comer.
4. Consumir más frutas y vegetales como fuentes de carbohidratos.
5. Beber un promedio de 2.5 litros de agua al día.
6. No existe culpa cuando se cometan errores al combinar un grupo de alimentos, siempre se podrá compensar en la siguiente comida.
Afirma que los beneficios metabólicos son casi inmediatos. Tendremos menos hambre, estaremos más alertas y con mayor energía desde el primer día. Considera que la pérdida de grasa empieza en siete días y aunque no baje rápidamente de peso, sí lo hará de medidas.
Sugiere varios menús y combinaciones bastante apetitosas. Antes de iniciar cualquier régimen lo más recomendable será consultar a un especialista. Y después ¡Duro con ella! ¡Buena suerte!
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