La semana pasada, durante la 55 reunión anual del Consejo Directivo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Washington DC, se hizo un extraordinario anuncio-el cual, a pesar de su enorme impacto sobre la vida de millones de niños en el continente americano- ha pasado relativamente desapercibido. El anuncio fue que la región de las Américas se ha convertido en la primera en el mundo en erradicar los casos endémicos de sarampión. Es probable que al escuchar la noticia, y no entenderla, muchas personas hayan volteado los ojos o lanzado un bostezo. Pero estoy seguro también que si el anuncio hubiera sido que se separaron un par de siameses o que una persona paralizada logró caminar, hubiéramos tenido titulares en todos los medios de comunicación y la mayoría hubiera dicho ¡qué bárbaro, qué adelanto de la ciencia!
Pero lo cierto, y el argumento de esta columna, es que los adelantos de salud pública -a pesar de ser de igual o mayor importancia que los de la salud curativa- no son, ni adecuadamente comunicados, ni lo suficientemente apreciados por el público general.
En ese sentido, el hecho de que se haya eliminado el sarampión endémico en el continente americano es una extraordinaria hazaña de la salud pública. Sabiendo por ejemplo que cada año el sarampión ocasionaba 2.6 millones de víctimas en el mundo y que 101,800 niños murieron en las Américas entre 1971 y 1979, el eliminar el sarampión endémico ha hecho posible que se eviten 3.2 millones de casos de la enfermedad y 16,000 muertes entre el 2000 y el 2020 en la región. ¿Se da cuenta del impacto de esos números amable lector? Estamos hablando de millones de casos y de miles de vidas de niños salvadas.
Sarampión endémico significa que la enfermedad se presenta en una región o ciudad, debido a que el virus circula libremente en ella, obviamente debido a la falta de vacunación. El otro tipo de sarampión es el importado, en el cual ocurren casos, pero son llegados de una región en la que existen casos endémicos.
La hazaña de eliminar el sarampión endémico habla muy bien de los anónimos trabajadores de salud pública de las Américas, quienes fueron los primeros también en eliminar de la región la viruela en 1971, la poliomielitis en 1994, y la rubéola y la rubéola congénita en el 2015.
¿Cómo se elimina un virus?
La respuesta la dio el recientemente fallecido Donald A. Henderson, héroe de la salud pública por haber erradicado la viruela del mundo, quien además de ser un científico y académico de primer orden, era también un sagaz político y diplomático. El dijo que el asunto no era vacunar por vacunar, sino vacunar con inteligencia. Los programas de vacunación, dijo, deben toma en cuenta el tipo de vacuna que se tiene, la protección que esta brinda, y sobre todo las características de la enfermedad que se quiere erradicar.
Veamos el caso de la viruela por ejemplo, cuyo ultimo caso en las Américas se dio en 1971 (el último caso en el mundo fue en Somalia en 1979). Esta enfermedad, que se calcula que mató a 300 millones de personas el siglo pasado, tenía una mortalidad del 35% y fue causante del 80% de las muertes de los indígenas americanos después de la llegada de Cristóbal Colon. El Dr. Anderson dijo que su erradicación fue posible porque la viruela podía verse en la cara del enfermo, no habían casos silenciosos, no tenía huéspedes animales y la vacuna era cien por ciento efectiva y duraba toda la vida. Por otro lado, en el caso de la poliomielitis, recalcó que por cada caso de enfermedad, existen decenas de niños infectados que no se enferman pero contagian el virus, la vacuna no es tan efectiva y se necesitan refuerzos y la vacuna puede causar casos de polio en algunos niños.
En el caso del sarampión endémico, y bajo la guía de los especialistas de la OPS, los ministros de salud de las Américas diseñaron en 1994 un plan con tres estrategias: Ejecutar un súper programa de vacunación inicial para que todo niño entre 1 y 14 años sea vacunado en el continente; hacer que la cobertura de vacunación en las Américas no baje del 95% por año; y desarrollar programas de seguimiento para revacunar cada cuatro años al 95% de los niños de 1 a 4 años. Gracias a eso, el último caso de sarampión endógeno del continente se produjo en Venezuela en el 2002 y solo se produjeron 5,077 casos de sarampión importado. Al estar 12 años libre de sarampión endógeno, es que la región ha sido declarada libre de esa enfermedad.
Creo que esta excelente noticia debe hacernos reflexionar en la importancia que tiene la salud pública en la sociedad y de lo poco comprendidos, remunerados y reconocidos que son los especialistas de salud pública.
Influenciado por medios de comunicación que endiosan al profesional de la salud curativa -y que consideran a la salud pública como una especialidad opaca y controversial- el gran público no logra entender lo vitales que son los programas de salud pública para el bienestar de la sociedad.
Pensamos que la sociedad esta en deuda con los miles de profesionales de la salud pública que han logrado la hazaña de erradicar el sarampión endémico de las Américas y han librado a nuestros hijos y nietos de esa enfermedad.