SALUD DE CALIDAD PARA TODOS Y CON TODOS
La construcción de un proceso sanitario en el Perú,con equidad y calidad ,desde y con la comunidad.
Compartiré con ustedes reflexiones,información y todo lo que tenga que ver con la salud y el desarrollo.
martes, octubre 25, 2016
“La mayoría de universidades del mundo van a desaparecer”
El experto
en innovación y miembro de Singularity University, la universidad de
Silicon Valley, cree que la certificación ya no es útil
Cuando David Roberts era pequeño, su padre le contó que Thomas Edison
había hecho mucho más por la humanidad con el descubrimiento de la
bombilla que cualquier político en la historia. Esa idea marcó su
camino. Roberts es uno de los mayores expertos en tecnología disruptiva
del mundo y también uno de los rostros más conocidos de Singularity University, la universidad de Silicon Valley creada en 2009 con el apoyo de la NASA y de Google.
David Roberts tras su ponencia en la Oslo Innovation Week. Gorm K. GaareEUP-Berlin
Roberts considera que el negocio de las universidades tiene
los días contados y que solo sobrevivirán aquellas que tengan una gran
marca detrás. Singularity University ha roto con el modelo de
certificación; no expide títulos ni existen los créditos. Su único
objetivo es formar líderes capaces de innovar y atreverse a romper las
normas para alcanzar el ambicioso reto que se ha marcado la universidad
desde su creación. Sus alumnos están llamados a utilizar la tecnología
para resolver los 12 grandes desafíos del planeta:
alimentar a toda la población, garantizar el acceso al agua potable, la
educación para todos, la energía sostenible o cuidar el Medio Ambiente,
entre otros. Todo en menos de 20 años.
Roberts atiende a EL PAÍS en la Oslo Innovation Week,
un encuentro organizado por el gobierno noruego estos días para
detectar las nuevas tendencias en innovación que están transformando la
economía. Pregunta. En Singularity University (SU)
los cursos no están acreditados. Eso quiere decir que están rompiendo
con los títulos oficiales. Las universidades y los gobiernos hacen
negocio con ello. ¿Creen que están dispuestos a cambiar el modelo? Respuesta. No, no creo que estén abiertas a
transformarse. Estos años estamos viendo la mayor disrupción de la
historia en la educación y la mentalidad habitual ante estas
transformaciones tan radicales suele ser la de pensar que lo anterior es
mejor. Sucedió en el mercado estadounidense cuando llegaron los coches
japoneses; eran más baratos y todos pensaban que de peor calidad, hasta
que se demostró que eran mejores. Con la educación va a pasar lo mismo;
las grandes universidades no quieren ofrecer sus contenidos online
porque creen que la experiencia de los alumnos será peor, que no hay
nada que pueda igualar el cara a cara con el profesor en el aula.
Mientras ignoran la revolución que está sucediendo fuera, la experiencia
de aprendizaje online irá mejorando.
Los programas académicos cerrados y la acreditación ya no
tienen sentido porque en los cinco años que suele durar los grados los
conocimientos se quedan obsoletos. Nosotros no ofrecemos grados ni
créditos porque el contenido que enseñamos cambia cada año. P. ¿Hay alguna plataforma de aprendizaje online que esté destacando sobre las demás?
David Roberts tras su ponencia en la Oslo Innovation Week. Gorm K. GaareEUP-Berlin
R.Udacity. En 2011 el profesor de la Universidad de Stanford Sebastian Thrun, el mejor experto en Inteligencia Artificial de los Estados Unidos,
se planteó impartir uno de sus cursos en Internet, gratis y para todo
el mundo. Casi 160.000 estudiantes de más de 190 países se apuntaron y
el porcentaje de alumnos que obtuvo una A (un sobresaliente) fue
superior al de las clases presenciales. Thrun dejó Stanford y montó
Udacity, donde ha desarrollado una metodología de enseñanza totalmente
nueva. Además, ha creado un nuevo modelo de negocio: si terminas el
curso a tiempo te devuelven tu dinero y si no consigues un trabajo tres
meses después, también. ¿Te imaginas esto en una universidad
tradicional? Las únicas universidades que van a sobrevivir son las que
tienen una gran marca detrás, como Harvard o Stanford, o en el caso de España las mejores escuelas de negocios. Las marcas dan caché y eso significa algo para el mundo. El resto, van a desaparecer. P. Uno de los programas que ofrece SU, el Executive Program,
cuesta 14.000 dólares (unos 12.800 euros) y tiene una duración de seis
días. Ese precio se aleja bastante de uno de sus retos: la educación
accesible para todos. R. La nuestra es una universidad
excepcional. No se trata solo de adquirir información o aprender algo
muy específico online, como sucede, por ejemplo, con Khan Academy.
Nosotros vamos más allá. Ofrecemos una experiencia que cambia tu
mentalidad, que transforma a la gente y cuando se marchan no vuelven a
ser los mismos. A mí me sucedió. Unos años después del 11-S
me puse a disposición del Gobierno y me incorporé como oficial de las
fuerzas aéreas. Cuando escuché que querían crear una universidad para
resolver los grandes problemas del mundo, tuve claro que participaría. Y
lo hice; primero como alumno y después como vicepresidente y director
del Global Solutions Program.
Allí te das cuenta de que la vida es corta y de que puedes hacer cosas
ordinarias o extraordinarias. Cuando estás en clase con otras personas,
empiezas a darte cuenta del potencial que tienes, tu visión de ti mismo y
de futuro cambia. No llegas a ese punto con el método habitual de
recibir información únicamente.
Software, 3D y drones
Reconocido como uno de los mejores expertos en innovación disruptiva
del mundo, David Roberts fue vicepresidente de Singularity University y
director de su programa Global Solutions Program. Graduado en Ingeniería
Informática por el Massachusetts Institute of Technology (MIT), más
tarde se especializó en Inteligencia Artificial e Ingeniería
Bio-Computacional y cursó un MBA en Harvard Business School. Es
presidente de la compañía de drones HaloDrop, de la primera empresa de
software para ordenadores quantum 1Qbit y asesor de Made-In-Space,
responsable de la creación del primer objeto fabricado con una impresora
3D para la Estación Espacial.
P. ¿Cuál es hoy es principal problema de la educación? R. La educación se ha roto. Hemos enseñado a
la gente de la misma forma durante los últimos 100 años y, como hemos
crecido en ese sistema, creemos que es normal, pero es una locura.
Enseñamos en las escuelas lo que los colonialistas ingleses querían que
aprendiese la gente: matemáticas básicas para poder hacer cálculo,
literatura inglesa… Hoy no tiene sentido. Tenemos que enseñar
herramientas que ayuden a las personas a tener una vida gratificante,
agradable y que les llene. Algunos son afortunados de tener unos padres
que les ofrecen eso, pero la mayoría no. Los programas académicos están
muy controlados porque los gobiernos quieren un modelo estándar y creen
que los exámenes son una buena forma de conseguirlo. Otro de los grandes
dramas es la falta de personalización en las aulas. Cuando un profesor
habla, para algunos alumnos irá demasiado rápido, para otros muy
despacio y para cuatro a la velocidad idónea. Luego les evalúan y su
curva de aprendizaje no importa, les aceleran al siguiente curso. Hoy
sabemos que si nos adaptamos a los diferentes tipos de inteligencias, el
98% de los alumnos obtendrán el mejor resultado. P. ¿Qué materias deberían ser imprescindibles? R. La idea de aprender mucho, solo por si
algún día hace falta, es absurda. Quizás deberíamos sustituir la idea de
educación por la de aprendizaje y permitir que la gente aprenda en
tiempo real, según sus necesidades. El verdadero propósito de la escuela
debería ser crear curiosidad, gente hambrienta de aprender, ahí es
donde los profesores tienen que ser buenos. Las habilidades emocionales
van a jugar un papel muy importante en la nueva economía. Pongo un
ejemplo. Los conductores de Uber
en Estados Unidos son puntuados por los clientes de uno a cinco. Si
alguno de los conductores tiene menos de 4,6 o más de tres opiniones
negativas, directamente se le saca de la plataforma. Lo mismo sucede con
los usuarios, si tienen menos de 4,6, ningún conductor les recogerá.
¿Quién me enseña hoy a ser honesto, íntegro y a tener compasión? P. Se ha hablado mucho de que en menos de
50 años los robots terminarán con la mayoría de trabajos. ¿Cómo será el
nuevo mercado laboral? R. Hace 50 años éramos granjeros. Todos
estaban preocupados porque las máquinas nos quietarían el trabajo, era
la única manera de ganar dinero: tener una granja y vender comida. Hoy
las cosas cambian 50 veces más rápido; hace 20 años nadie sabía lo que
era un desarrollador web y ahora hay miles, es muy fácil y cualquiera
puede hacerlo. Todo el mundo se pregunta en qué trabajo seremos mejores
que los ordenadores. En ninguno. Esa no es la pregunta correcta. Hay que
plantearse qué tareas no queremos que hagan, aunque lo puedan hacer
mejor. No los queremos como militares, ni como alcaldes, tampoco que
decidan qué presos pueden abandonar la cárcel. Eso es lo que tenemos que
enseñar a la gente a decidir. P. ¿Cómo podemos estar seguros de que habrá trabajo para todos? R. La cuestión que me preguntas es si el
dinero va a ser más o menor importante en el futuro. Yo solía pensar que
la evolución de la tecnología hace que los costes bajen y que la gente
pague menos por los mismos servicios. Siguiendo esa predicción, se
podría pensar que vamos a trabajar menos porque no necesitaremos tanto
dinero y vamos a tener más ocio. Es incorrecto. El ser humano va a
seguir creando productos excepcionales, como el iPhone; todo el mundo
querrá uno. Tendremos que ser capaces de crear valor para generar dinero
y poder comprar esas cosas. La realidad virtual, la impresión 3D, o la
salud van a ser algunos de los campos que nos van a sorprender. El mundo
seguirá girando alrededor del dinero, que es la energía para hacer
cosas o cambiarlas. Esos nuevos inventos te inspirarán a trabajar para
poder comprar. P. La clave del éxito, ¿está en la confianza en uno mismo? ¿Se aprende eso en SU? R. Como alumno, yo aprendí que una sola
persona puede impactar positivamente a todo el planeta. Ese don no está
reservado a personas especiales, sino a gente normal, como tú y yo. La
gente se convierte en lo que piensa. ¿Qué potencial tiene un bebé? La
mayoría de la gente responde que es ilimitado, pero si les preguntas
sobre su potencial, no responderán lo mismo. Mi misión ahora es viajar
por el mundo bajo la marca de Singularity University para mostrar a los
gobiernos, empresas e instituciones que el poder para innovar está ahí,
solo tienen que dar el primer paso: cambiar su mentalidad. P. ¿Cree que los universitarios deben cambiar también su mentalidad? R. Sí. La aspiración no debe ser que una
empresa te contrate. Eso significa que te van a pagar menos de lo que
mereces. No tenemos que enseñar cómo conseguir un trabajo, sino cómo
crearlo.
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