El 15% de los sanitarios están involucrados cada año en al menos un evento adverso
Almudena Fernández
/ Madrid@GacetaMedicaCom
viernes, 08 de abril de 2016 / 16:00
Los médicos sobreestiman los efectos positivos de los tratamientos y subestiman los negativos
El 15 por ciento de los profesionales
sanitarios se ven al menos una vez al año involucrados en un evento
adverso y, como consecuencia de ello, muchos de ellos pueden ver incluso
afectada su salud. Esto es lo que se conoce como segundas víctimas, tal
y como puso de manifiesto Jesús Aranaz, jefe del Servicio de Medicina
Preventiva y Salud Pública del Hospital Universitario Ramón y Cajal,
durante la Jornada Técnica sobre Iatrogenia, organizada por la
Organización Médica Colegial (OMC) y la Sociedad Española de Salud
Pública y Administración Sanitaria (Sespas).
Tal
y como comentó, una encuesta realizada en Estados Unidos reveló que,
tras un suceso de este tipo, estos sanitarios sufren un sinnúmero de
consecuencias entre las que destacan en un 61 por ciento, miedo a que
este hecho se repita y en un 43, insomnio.
El
paciente afectado, por su parte, en un 98 por ciento de los casos lo
que demanda fundamentalmente es que se reconozca el error.
Carlos
Aibar, profesor de la Universidad de Zaragoza, por su parte, incidió en
que a la hora de abordar el problema de la iatrogenia es fundamental
medir el daño. De hecho, detalló que una de cada diez personas que
ingresan en el hospital padecen algún daño que consta en la historia
clínica, frente a uno de cada 100 en AP, pero hay que tener en cuenta
que la frecuentación es muy superior. En concreto, en el año 2009
aproximadamente medio millón de pacientes padecieron un efecto adverso
en el hospital y 300.000 en primaria.
Sin
embargo, tal y como comentó el presidente de la OMC, Juan José
Rodríguez Sendín, hablar sobre este tema "no está de moda" porque no le
interesa a prácticamente nadie, pues "es incómodo incluso cuando se
actúa con buena voluntad".
Errores evitables
Por
otro lado, de los errores que se producen, el 50 por ciento serían
evitables, tal y como apuntó el secretario de la OMC, Juan Manuel
Garrote. Y es que, por ejemplo, a pesar del uso de la receta
electrónica, no se ha podido evitar el descontrol de los medicamentos
que se prescriben desde el primer nivel asistencial.
En
cuanto a los problemas de daño, por un lado hay casos claros pero,
otras veces, si se realiza el cálculo de beneficios menos riesgos, el
valor de la acción sería nulo, pero se ha producido un gasto de recursos
económicos, y de esto último "se llenan las consultas". Además, una de
las barreras a las que se enfrenta la lucha contra la iatrogenia es el
hecho de que tanto médicos como pacientes "sobreestiman los beneficios
de los tratamientos y subestiman sus riesgos".
Por
otro lado, Blanca Lumbreras, profesora titular de Medicina Preventiva y
Salud Pública en la Universidad Miguel Hernández, incidió en los
factores que provocan el sobrediagnóstico entre los pacientes, entre los
que detalló cambios en la definición de la enfermedad —por ejemplo, en
el caso de la diabetes, se han bajado los límites y se considera a las
personas enfermas antes—, cambios en la medicación —cada vez se medica
más a los pacientes con TDH, por ejemplo— y la sobredetección de
patologías que no habrían presentado síntomas durante la vida de los
pacientes —por ejemplo, los cribados de cáncer de mama—.
En
esta línea, Lumbreras abogó por informar al paciente del riesgo que
tienen los cribados y las pruebas complementarias y del porcentaje de
casos en los que se detectan algún problema para que sea éste el que
decida si someterse o no a ese proceso.
Además,
consideró que los propios médicos no son conscientes en ocasiones de
estos efectos, pues "muchos no saben si la resonancia o el TAC conllevan
o no radiación".
Procesos penales
Durante
el periodo entre 2002 y 2010 en Castilla-La Mancha se produjeron 202
reclamaciones penales a médicos y solo tres de ellas terminaron en
condena, tal y como detalló David Larios, vicepresidente de la
Asociación de Juristas de la Salud, quien incidió en que no se han
incrementado el número de estos procesos en los últimos años. En cuanto a
las reclamaciones en general, fueron 1.475, es decir, cinco por cada
millón de actos sanitarios. Por ello, en su opinión, la medicina
defensiva no está justificada en España.
Rodríguez
Sendín agregó que muchos facultativos temen, no solo a ser condenados,
sino también por no saber lo que les va a suceder, la llamada "pena de
banquillo" que, además, puede perjudicar también a su labor profesional.
En este sentido, incidió en la necesidad de que exista un baremo de
daños sanitarios que evite que las penas por mala praxis —en los casos
en los que no sea de manera intencionada— varíen en función del juez.
Sin embargo, aunque ha habido siete intentos para conseguirlo en los
últimos 20 años, no ha sido posible. Asimismo, explicó que los
facultativos tienen miedo y, en ocasiones, rechazan estos baremos porque
entran en juego "su vida y su prestigio" y no creen que "se lo deban
jugar por un error".
Finalmente,
Yolanda Agra, jefa del Área de Seguridad del Paciente del ministerio de
Sanidad, detalló cómo algunos programas de salud pública han obtenido
muy buenos resultados, tales como el de 'Bacteriemias 0' y el de
'Neumonía 0' en las Unidades de Cuidados Intensivos, que consiguieron
reducir en un 56 y 53 por ciento respectivamente estos eventos.
Sendín
concluyó que va a dejar de hablarse de "no hacer" para decir "malas
prácticas" con el objetivo de que "no suene tan suave y llamar a las
cosas por su nombre".
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